La gloria del periodismo actual al servicio de la palangre empresarial

La orden que le dan a los canales privados de televisión es divinizar la violencia; hacerla el dios de todos los días: enfocar con todo la crudeza posible en las muertes diarias, hurgar en los sesos desparramados por cualquier accidente;  degustar los coágulos palpitantes de los asesinados, vivir empapados en la lluvia de sangre de los muertos que ellos mismos provocan.

Ese es el verdadero candidato de la oposición, el que más les estremece y conmueve. Y esa memez de pus se ve en la cara de Manuel Rosales, brilla en el muermo Granier, en la viscosa bilis de Ravell. Con qué avidez se abren espacio todas las cámaras escuálidas sobre el cuerpo inerme del hombre convulso al que un sicario pagado por ciertos mafiosos de la oposición le ha disparado, para inmediatamente hablar de luto, de cintas negras y crespones de dolor, y repartir estas imágenes por el mundo: “¡Oh, Dios, Venezuela arde!, ¡Venezuela estalla!, ¡Venezuela gime!, ¡Venezuela tiembla!, ¡Venezuela muere”. Llevan diez años de luto activo. Y ahora con la muerte del hermano del diputado Azuaje tienen un jolgorio, otra morbosa carnavalada. Al Wilmer Azuaje lo han hecho estos medios ir al diario “De Frente” para destruirlo.

Pobres periodistas mercenarios, sin cultura y sin patria. La rehostia del palangrismo empresarial. Periodistas chorizo, en cuatro manos, que nacieron en la época magra de la venta de almas y de la fétida palangre empresarial. Quieren ir de rodillas ante magnates como un Ravell o un Bobolongo.

Cómo aman al imperio, quien no deja de mover piezas para desajustar la economía nacional, y su influencia ha llevado a que cierta banca comience una criminal actividad de sabotaje internacional contra nuestras finanzas.

La lucha será larga, cruel y dolorosa. Pero estamos bregando por primera vez en décadas por la dignidad de nuestro país. Los sacrificios que estamos haciendo tienen un hondo valor histórico. Es una guerra contra el mundo, porque el mundo gime bajo la hedionda bota de los marines yanquis; esos yanquis que ayer dieron protección al dictador Lilis “La Pantera” de República Dominicana, que hoy acogen como héroe al terrorista Posada Carriles; los yanquis que recibieron con honores a Somoza en West Point y que han hecho lo mismo con el dictadorcito de Pedro Carmona, que condecoraron a Rafael Leonidas Trujillo y vitorearon el golpe petrolero contra Venezuela en diciembre del 2002.

jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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