El Stanford
Bank era un banco “nacional”
De acuerdo a la
ley, el Stanford Bank era un banco “nacional”, pues estaba
bajo el tutelaje de la ley correspondiente y por eso sus depositantes
en Venezuela están protegidos por la ley de Venezuela y tienen asegurados
sus depósitos en Venezuela. No hay problemas en esto. Así como ésta
institución hay otros bancos que están en la misma situación. No
hay problemas. Los bancos sirven de intermediación en la actividad
económica del país. No hay problemas. Los bancos nacionales están
en una situación privilegiada con respecto a los bancos de los EE.UU.
dada la solidez del sistema bancario de nuestro país que es una evidencia
de la sólida estructura económica que vive Venezuela, ahora. No hay
problemas.
Pero hay situaciones
que es bueno tener en cuenta, porque los ricos de este país, como los
ricos de todo el mundo y más aún en este sistema capitalista, son
muy reacios, poco proclives a pagar impuestos y buscan las formas y
maneras para evadir (sacar ilegalmente del país dinero, títulos,
valores u otro tipo de bienes) y para eludir (evitar con astucia
el cumplimiento de una dificultad o una obligación) el pago de los
mismos. A esto se le suma un ingrediente político derivado de la constante
prédica que la misma oligarquía hace a través de sus medios, sembrando
la matriz de opinión según la cual la actual situación que vive el
país sería muy peligrosa, con una “dictadura” como la de
Chávez y con el peligro del “castro-comunismo”, es por lo
que el dinero estaría en peligro. Día a día, sin descanso, esos medios
apátridas no cesan en su labor, sin tener en cuenta que inoculando
ese veneno letal en la mente de los venezolanos le están causando un
grave daño económico a nuestro país. Lo más inverosímil y absurdo
es que mienten y hacen aparecer esas mentiras como si fueran una
verdad, usando expresiones o frases que envuelven contradicción.
Son tan malintencionados, que no les importa que los bancos —de los
cuales son propietarios los oligarcas, no los pobres— quiebren, con
tal de salir de Chávez y con la plena certeza que el dinero de ellos
no peligra, porque el grueso del mismo se encuentra en el exterior.
Paraísos fiscales
y banca “off shore”
Existe pues un
escenario que hace posible esta situación. Hay banqueros en nuestro
país que son cómplices de este desaguadero de divisas, al poner en
práctica las mismas triquiñuelas del Stanford Bank, que no fueron
obra de la invención de sir Allen Stanford [1]. Allí están los llamados “paraísos
fiscales”, que son países que disponen de una legislación muy
laxa que favorece la tenencia de depósitos de divisas extranjeras para
aprovecharse de aquellas personas y/o instituciones que tratan de evitar
el pago el pago de impuestos en sus países o para tratar de asegurar
la existencia de ese dinero sin importar la procedencia del mismo. En
este sentido, la llamada banca “offshore” [2] de la que se aprovechan algunos bancos
venezolanos, ofrece “buenos dividendos”
a los “ahorristas”. Es decir, que el objeto de la banca,
lejos de servir de intermediación, es la de esconder dinero, violando
las disposiciones cambiarias de Venezuela.
Desde hace muchos
años, se sabe que entre otras, las islas Caimán (que cuenta sólo
40 mil habitantes) y Antigua & Barbuda (70 mil habitantes), así
como Panamá, son utilizadas por los banqueros “nuestros”
para esconder el dinero que sacan ilegalmente de Venezuela. Se sabe
cuáles y quiénes son. Es lo más fácil de verificar, porque esos
“servicios” son ofrecidos públicamente sin ningún pudor a los
incautos que creen en esos consejos, porque gracias a ellos pueden decir,
como Víctor Vargas Irausquín, durante una entrevista en una de sus
casas del Country Club en Caracas: "La gente escribe historias
sobre mí diciendo que tengo una Ferrari, un avión y un yate […]
Pero no es verdad. Tengo tres aviones, dos yates y seis casas.
¡He sido rico toda mi vida!". Rico será ahora, pero no lo
fue toda la vida y en Venezuela hay muchos que saben de su historia
y de cómo ascendió en el mundo de los negocios.
La pregunta que
surge es muy sencilla: ¿Cómo hizo sir Allen Stanford para involucrarse
en tan jugosos negocios en Venezuela? La respuesta ya la estamos develando,
y es también relativamente sencilla: Se valió de los “buenos
oficios” de algunos venezolanos que le sirvieron de asesores en
esta gigantesca estafa, todos por cierto, muy reconocidamente anti-chavistas.
Entre ellos nos encontramos a Luis Giusti, ex presidente de PDVSA, quien
forma parte del directorio del Stanford Group, en Houston y al economista
Hugo Faría, quien es un “experto analista” en asuntos económicos
y que desde hace años, en la forma más desvergonzada viene anticipando
—con poco éxito por cierto— la ruina del país. Otros personajes
involucrados en la estafa son Gabriel Contreras, Francisco Paz, Fernando
Martínez Mottola (ex ministro de Carlos Andrés Pérez), Juan José
García, Oscar Taylhardat y Francisco Moccia.
Mientras el gobierno
venezolano, con el presidente Chávez a la cabeza, hacía todos los
esfuerzos para proteger el dinero de todos los venezolanos, un
grupo de vende patrias se daba a la tarea de sabotear estos esfuerzos,
proporcionando a sir Allen Stanford una suma superior a los 2 mil millones
de dólares, que equivalen al 25% de la suma estafada. ¡Una guará!
Al cambio oficial, esta suma es superior a Bs.F. 8.600.000.000.000.
¿Cuánto dinero de los venezolanos estaría depositado en otros bancos
“offshore” en todo el mundo? Entre las sabias y oportunas decisiones
del gobierno venezolano, estuvo la de poner a buen recaudo nuestras
sólidas reservas internacionales.
Las sociedades
"offshore" son el instrumento ideal para favorecer y auspiciar
la corrupción política, no sólo en Venezuela, sino en todo el mundo.
Una decisión
del juez Baltasar Garzón de fecha 12 de febrero de 2009, describe
el relevante papel de las sociedades instrumentales en la corrupción
político-inmobiliaria de la última década en España. Actualmente
en ese país se está desarrollando una investigación judicial que
ha traído a la luz pública este entramado de negociados y corruptelas,
al frente de las cuales se encuentran miembros del derechista Partido
Popular (PP), del que forma parte José María Aznar. Se ha evidenciado,
a través de uno de los imputados que “…la constitución de sociedades
por medio de testaferros a través de los despachos de asesoramiento
jurídico y fiscal, especializados en la creación de estructuras fiduciarias
opacas […] consta indiciariamente acreditada la defraudación fiscal
y el movimiento de dinero en el extranjero y un entramado de sociedades
para colocar el importa en territorios offshore (“paraísos fiscales”)
o cuya falta de transparencia fiscal o cooperación impide, gracias
a las técnicas de ingeniería financiera, alcanzar los fondos desplazados” [y
para disfrazar tanto las contabilidades societarias] como la operativa
del grupo o las dádivas entregadas”, alteraron y falsificaron documentos
esencialmente facturas comerciales.”
Los “paraísos
fiscales” son pues, zonas privilegiadas para personas o sociedades,
generalmente con fines delictivos, donde los bancos facilitan la constitución
de fideicomisos o “trusts”, compañías anónimas que no
están sujetas al pago de impuestos en ninguna parte y cuya característica,
la que les da organicidad, es que todas las operaciones, del tipo que
sean, son mantenidas en el más absoluto secreto. El dinero proveniente
del delito acostumbra a utilizar estas modalidades mediante sociedades
pantalla que le dan curso a los capitales que tienen su origen en la
corrupción administrativa, el tráfico de drogas o de armas.
¿Cómo operan
estos banqueros en Venezuela?
El modus operandi
es el siguiente: Compran bolívares con la promesa de que serán luego
convertidos en dólares, burlando así las normas establecidas por
la Ley (primera fuente de ganancias); luego, con dólares que ya tienen
fuera del país, abren una cuenta en unos de sus bancos “off shore”
y la depositan en un fideicomiso al frente del cual se encuentran unos
“operadores anónimos”. Ese depósito de dinero ya no es de “fulano”
o “mengano”, sino del fideicomiso y el banco “off shore”
a quien le responde es a los “operadores”, no al depositante incauto.
Para los efectos legales, el “depositante” no pagaría impuestos
en su país, porque el dinero está en el “paraíso”, y allí no
se les cobra impuestos a los inversionistas extranjeros.
La práctica neoliberal
favorece a los ricos, ello no es ninguna novedad, porque el principio
en el cual fundan esta práctica corrupta, es que los ricos no deben
pagar muchos impuestos para que puedan desarrollar sus “actividades”
sin muchos compromisos para que de esta forma se genere la riqueza que
permearía hasta las clases más desposeídas. Pero la forma como lo
hacen es asquerosa. El Citigroup, beneficiado por el gobierno de George
Bush con sumas multimillonarias de dólares en ayudas para no ir a la
quiebra, tiene aproximadamente 90 empresas que funcionan, sólo en las
islas Caimán. No se tienen registros de otras islas. Ese banco forajido
está en bancarrota y el nuevo gobierno se ha visto en la necesidad
de “nacionalizarlo” parcialmente, adquiriendo el 36% de su capital.
Sólo los bancos gringos tienen miles de empresas en esos “paraísos
fiscales”, y en lo que respecta a los bancos nacionales, no se tiene
ni siquiera una remota idea de la situación actual.
Los banqueros
venezolanos no son ajenos a esa práctica, y no contentos con los jugosos
dividendos que obtienen en nuestro país con operaciones que son, digamos,
“no ilegales”, se lucran descaradamente a ojos de todos, sangrando
a Venezuela, propiciando la fuga de divisas. Casi todos, sino todos,
los bancos tienen empresas y bancos “off shore” en los “paraísos
fiscales” a través de los cuales, utilizan también la plataforma
de CADIVI [3]. Esos mismos bancos que cuando tienen
problemas en Venezuela corren a “pedir cacao” al Gobierno, son los
mismos que propiciaron el golpe frustrado del 2002 y el sabotaje petrolero
del 2002-2003 que tanto daño causó a la economía del país. ¿Se
recuerdan la forma como “trabajó” la banca esos días y el horario
que abusivamente impusieron para desestabilizar al gobierno revolucionario
de Venezuela?
Hay bancos extranjeros,
como el HSBC que hace publicidad
a la banca "offshore"
y en la cual se hacen ofertas tales como: aumentar y proteger
el patrimonio; oferta de beneficios financieros y fiscales manejando
el patrimonio con los servicios bancarios “offshore”; facilidad
de acceso al dinero, en cualquier parte del mundo, a través de un sofisticado
servicio de Internet en combinación de “call centers” con
capacidades de conversación en varios idiomas; y acceso a toda la información
sobre la cuenta bancaria “offshore”, y lo mejor, es que los
bancos “offshore” estarían localizados en países con un
marco regulatorio “robusto”. No explican que significa en
este contexto, tal palabra. Esta es lo que se llamaría la “oferta
tipo”, a la cual se suscriben todos los bancos, sin excepción.
Soluciones
para Venezuela
Hay que legislar
urgentemente para evitar estos abusos de los banqueros venezolanos y
extranjeros. Hay que ponerle freno al saqueo del país para poder tener
realmente el control de esta actividad en Venezuela. Esta legislación
debe, en primer lugar, regular esas transferencias de dinero a esos
“paraísos fiscales” de manera que quien lo haga se pondrá de
ipso facto bajo la sospecha de evasión de impuestos y de ser trasgresor
de la legislación cambiaria. Por su parte, los bancos y banqueros a
quienes se les compruebe que han propiciado la fuga de capitales a través
de cualquier entidad en el exterior, serán responsables ante el Estado
por tales delitos, independientemente de que sean titulares o no de
esos fondos fiduciarios.
No podemos seguir
permitiendo la compra de bienes muebles o inmuebles dentro de Venezuela
con dinero proveniente de bancos “offshore” ni dudosas operaciones
financieras. Nuestra Superintendencia de Bancos tiene, creo, suficiente
experiencia como para aportar soluciones a este problema. Falta pues,
un poco de buena dosis de voluntad política. Desarmando a estos maulas,
desarmaremos también la conspiración permanente a la cual tienen sometido
al país desde hace 10 años.
Notas: [1] Isabel II lo nombró “Caballero de la Reina” y desde entonces es un “Sir”.
[2] “Offshore" es una expresión compuesta por las palabras inglesas “off”, fuera y "shore", que es la línea divisoria entre el agua del mar o de un lago y la tierra, debido a que la mayoría, no todos (como Andorra, Suiza o Panamá) de los "centros offshore" están situados en islas. Estas empresas son usadas para ocultar el propietario o beneficiario de determinados bienes, por varios motivos (evasión de impuestos, blanqueo de dinero, ocultación de propiedades en procedimientos de divorcio, etc., estafas en entes públicos, narcotráfico, etc.).
[3] CADIVI son las siglas de la Comisión
de Administración de Divisas, que es el órgano regulador del control
cambiario en Venezuela, adscrito al Ministerio del Poder Popular para
las Finanzas.