¿Puerta del demonio?

Y a se sabe: nunca ha habido una simpatía exagerada entre la mujer y los guardianes de los templos. En casi todas las religiones, existen muros a veces infranqueables para impedir el paso a la gracia femenina; no es nada nuevo.

¿Acaso recordamos que el machismo es herencia de los tiempos neolíticos, es decir, entre 5 mil y 10 mil años antes de la era cristiana? En ese momento, cambió la distribución de los roles masculinos y femeninos, cuando empezaban a formarse aldeas y pueblos. Es decir, los religiosos han aceptado la cultura ambiental, pero no han inventado ningún sufrimiento nuevo al respecto.

Al lado de eso, ¡qué libertad, qué amplitud, qué sencillez, en la postura de Jesús de Nazaret! Bien lo captó su más genial intérprete, Pablo de Tarso: para la fe nueva, "no hay diferencia entre hombre y mujer". La dignidad personal y la capacidad de decisión son idénticas en él y en ella. Por eso, en los tiempos cristianos primitivos el protagonismo femenino surgió con una frescura, un entusiasmo sin represión, y en armonía luminosa con aquella primavera.

Organizadoras, responsables de comunidades y celebraciones, capaces de interpretar la palabra de Jesús mejor que los varones, ellas encuentran en el "camino" (así llamaban esta vida tan nueva) la posibilidad institucional de desarrollar un liderazgo esencial. Pero es que la bendita institución era, como la estructura ósea del recién nacido, ¡de una extrema flexibilidad y plasticidad! Demasiado para las mentalidades habituales de la época... y para los estirados varones de siempre.

"¡Puerta del demonio!"... "Entre todas las bestias salvajes no hay ninguna tan dañina como la mujer"... Son textos famosos de varones "cristianos" de los siglos III y IV. Después de la amplitud inicial, la mezquindad se hace pronto muy patente en el "camino" transformado en institución Iglesia.

Pero seamos justos. Más allá de las invectivas, hubo espacio para ir de la rivalidad a la concordia. Nunca desaparecieron por completo del horizonte cristiano los mejores textos que reflejan una poderosa convicción, portadora de las luchas feministas, aun si hoy en día pareciera que la católica se ha vuelto más miedosa que su fundador. ¡Bienvenido, Día de la Mujer!

Sacerdote de Petare


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Bruno Renaud


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