¡Que tal, camaradas! Nuevamente escribiendo al viento. Se nos va todo en análisis, buenos y regulares, y algunos malosos, pero con la mejor intención y sobre todo con el alma en nuestra Revolución.
Bien. Desde hace muchos años, incluso sin nuestra Revolución, cuando era columnista en El Tiempo de Puerto La Cruz -antes que me sacaran, por supuesto-, expresaba mi molestia, hoy pudiese ser mi arrechera –que se incrementaba cuando estaba en situación de desempleo (casi siempre)–, cuando observaba a muchos grupos de trabajadores, algunos con el depravado apoyo sindicalero, exigiendo aumentos de sueldos y otras prerrogativas.
Pensarán que lo hacía por envidia o por dolido. No, lo hacía porque me parecía que era tremenda injusticia, una grandísima actuación individualista, ese exigir y exigir y exigir mejoras –hasta con huelgas o amagues a-, sin pensar en la millonada de compatriotas desempleados.
Coño… y todavía sigue el mismo esquemita egocentrista. Incluso en trabajadores chavistas o pro, y más en los que dicen comprender el sentido solidario y socialista del bien colectivo. O sea que muchos idealistas, Chávez inclusive, estamos arando en el mar. Y conocer la situación económica mundial.
Los trabajadores de las Empresas del Estado parece que no captaran que en vez de estar pidiendo bonos de producción cuando es su deber y para eso les pagan (talvez cobrar sobretiempos), exigen más meses de utilidades (como si las utilidades fueran de la Empresas y no del País), deben darle oportunidad de trabajo, aunque sea a medio tiempo, a los compatriotas sin trabajo.
En fin, un desastre social y egoísta, o un engaño, que hay que allanar con urgencia.
Lo que ocurrió es que el concepto manejado en la IV, como la mayoría de los estilos de producción dentro del capitalismo salvaje, hacía creer que las Industrias Básicas y Pdvsa, por nombrar la más emblemáticas, eran privadas por contar con jugosos presupuestos.
No le rendían cuentas a ningún Presidente. Ah y los ejecutivos se metían tremendo billete. Vida saudita.
Claro, los contratos colectivos, hoy convecciones, se discutían con piquete al revés. Lo discutían a sabiendas de que el dinero no era de ellos elevándolos, y, aquí el piquete, pero con rebajas para que a los ejecutivos les quedaran mayores utilidades por el ahorro en dichas discusiones.
Nos imaginamos que esta situación ha cambiado. Así como Pdvsa le rinde cuentas al Presidente y bajó la “dinerocracia” de los ejecutivos de la INDUSTRIA, las empresas de Guayana deben estar por el carril. Contraloría social la llaman.
Ni pensar cuando la privatización. La Cantv, como un ejemplo, donde Roosen, su presidente, ganaba Bs. 57.000,00 que traduciendo en la costumbre era, nada más y nada menos, Bs. 57.000.000,00. Suena bien si se refiere al año, pero era mensualmente. Sin incluir los demás privilegios: vehículos de lujo, choferes, tarjetas de crédito, viajadera, etc., etc.
Así cualquiera quiere la privatización. Pagar bien barata la adquisición de la empresa y ganar sin hacer inversiones.
Pero llegó Chávez. Llegó la Revolución.
Sin embargo, Cristina Iglesias, camaradas todos, considero necesario estudiar la posibilidad de unificar las condiciones de beneficios de los trabajadores. Nada de que yo soy petrolero y los mantenemos a todos. O somos del hierro, del aluminio, y somos más importantes, o tenemos más riesgos. Porque los agroproductores no están con esas pendejadas y nos matan el hambre.
Se hará en función de su preparación, años de trabajo, y, lo más importante, por los esfuerzos realizados. Esto último porque un humilde trabajador que se echa a la espalda uno o varios sacos de cemento, y varias veces al día, y caminando por vigas a grandes alturas, o anda paleando piedra y tierra, por poco especializado que sea se faja como los mejores, de sol a sombra.
Que se consideren todas las variables que puedan incidir e los salarios, pero con conciencia de época. El mundo todo está transitando la peor situación económica, la mayor crisis, y van a estar exigiendo aumentos. Por el contrario, ahorren bastante, a conciencia, y apoyen a fondo las políticas del gobierno nacional para la productividad y el abaratamiento de costos de insumos básicos. Y otros.
La inflación es, la mayoría de las veces, por especulación.
Por otra parte, Ministra, estimo que el ministerio debe ser más activo. No sólo como receptor de reclamos de los trabajadores, y patronos, y no sé si lo cumplen formalmente con exigencias, la seguridad de todos y cada uno de los trabajadores, pero deben evitar a toda costa la injusta situación de los trabajadores de la construcción cuando se percatan que se van a iniciar actividades de construcción. Se amontonan en los portones con la esperanza de ver algún rostro conocido de un maestro de obra, un caporal, un topógrafo, o de cualquiera quien los pueda introducir en la obra.
Y es sol y espera. Ilusiones y cansancio.
Supervisar que se publique una lista de las opciones de trabajo y que se cumpla un esquema de posibilidades por calificaciones, necesidades, etc.. Prefiriendo a los del sector donde está enclavada la obra. Pero…, que tengan preparación para ejecutar el trabajo.
Porque se da el caso, frecuente, de que la comunidad presiona –como es lógico y lo requiere la Revolución– y exige cupos para personas que no saben trabajar y pasan a ser un lastre. Y que hay que pagar, muchos sin estímulo por aprender ya que la construcción es para los que la conocen y la disfrutan, o para los que se preparen para ella y le entren con entusiasmo.
En fin respeto e igualdad de oportunidades, pero con preparación. INCES, creo que es responsable.
¡Patria, Socialismo –con respeto y formación de todo tipo- o muerte!
Y si seguimos golpeando errores y malas costumbres, enderezando entuertos, pues… ¡VENCEREMOS!
edopasev@hotmail.com