Cada vez que alguno de estos escuálidos opinadores de oficio, periodistas, o funcionarios del gobierno se refieren por estos días a los abucheos recibidos por Magglio Ordoñez en el Clásico Mundial de Béisbol por ser chavista , enseguida acuden a esta manoseada y prostituida frase como una tabla de salvación, sin darse cuenta de la estupidez que cometen.
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Si alguna actividad humana ha estado vinculada desde siempre, desde los tiempo más remotos, a la política es precisamente la actividad deportiva; de manera que estamos convencidos de que una gran parte de ellos lo expresa por ignorancia, pero, lo que es mas grave, la otra ,la de los políticos de uno y otro bando, lo dicen por ignorancia y por hipocresía también.
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Sería suficiente consultar las dos obras fundamentales de la civilización occidental, La Iliada y la Odisea, creadas por Homero, para darnos cuenta de la importancia y la trascendencia que tuvo el deporte en todos los ámbitos de la cultura griega y principalmente en la política. En estos textos que no son más que una representación simbólica y real de la sociedad griega, podemos encontrar suficientes argumentos como para no desligar estas dos actividades que estuvieron siempre emparentadas en el devenir cotidiano de Grecia, cuna de nuestra cultura y reflejo del mundo actual.
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Solamente en La Iliada el lector puede conseguir más de 400 versos dedicados al deporte, en los que se describe con asombrosa maestría no solamente los aspectos esenciales, sino la relación de éste con la cultura, la política y la religión, como, por ejemplo, los primeros juegos en honor a los funerales de Patroclo.
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Si bien es cierto que para los griegos el deporte era entendido como un recurso para la superación personal y para mantener un cuerpo sano y armonioso dado su particular sentido de la estética, con la conquista de los romanos el deporte pasó a ser, sobre todo, un espectáculo para entretener a las masas. Lo que no quiere decir que éste no haya conservado siempre con los griegos y con los romanos rasgos de profunda connotación política y hasta discriminatoria.
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Ejemplo de ello, es que algunos poetas como Píndaro convirtieron en celebridades a los atletas de su preferencia para que vivieran el resto de sus vidas del erario público; mientras que al principio de las Olimpiadas solo podían participar deportistas honorables de fina ascendencia griega, en su mayoría funcionarios del gobierno, o aristócratas que tenían acceso a las famosas pruebas hípicas por ser los únicos propietarios de caballos, cosa que por cierto no ha cambiado muchos en nuestros días.
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Siempre, desde los griegos y los romanos, los adecos y copeyanos, los de la cuarta y de la quinta, el deporte ha estado metido en los tuétanos de la política. Ya hemos colocado un ejemplo extraído de la historia y la literatura, pero podríamos colocar muchos otros como el caso de Muhammad Alí (Cassius Clay) a quien los gringos le suspendieron la licencia de boxear en los Estados Unidos, lo declararon persona no grata, condenaron a 5 años de prisión, trataron de quitarle el título, le prohibieron salir del país y le anularon el pasaporte luego de que en marzo de 1964 adoptará la religión islámica y más tarde en 1966, se negará a ir a matar niños inocentes en las praderas fértiles de Vietnam.
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Porque tenemos bien clarito esto del deporte y la política y porque tratamos de apreciar el tema en su amplia dimensión, es que nos da asco y pena ajena la falta de respecto en la que en contra de Magglio Ordoñez han incurrido la mayoría de los fanáticos que asisten al Clásico Mundial de Béisbol. Razón tuvo el presidente Hugo Chávez, cuando esta semana durante una reunión de ministro catalogó a estos disociados de “escuálidos estúpidos”.
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Lo que acontece con Magglio Ordoñez ha generado reacción por parte de de sus compañeros, quienes, a través del serpentinero Carlos Silva, han manifestado el repudio a los abucheos y gritos vociferados desde las tribunas en contra de Magglio por el solo hecho de haber expresado su simpatía hacia el primer mandatario nacional.
Silva calificó de “triste” la reacción de los fanáticos en Toronto y Miami: “Magglio es parte de nuestro equipo y lo que le pasa a uno le pasa a todos. Estamos con Magglio . Aquí estamos representando a Venezuela y si Magglio es chavista o no, vamos a respetarlo, vamos a respetar el punto de vista de cada quien. Yo no lo veo a él criticando a nadie, ni preguntándole si es chavista o no”, dijo.
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A propósito, durante una reunión con amigos periodistas deportivos, en la que calificamos de coitos interruptus el jonrón de Ramón Hernández contra Puerto Rico por la indecisión de los jueces para sentenciarlo, coincidimos, a pesar de tener criterios políticos muy diferentes, en repudiar la actitud de los fanáticos contra Magglio Ordoñez. Solo que estamos seguros que los amigos que trabajan en los diarios locales no podrán manifestar esa misma opinión en sus respectivas columnas, so pena de experimentar la misma sensación que vivieron con el estacazo de Hernández.
Nos vemos por ahí