Lea el artículo "No cobremos impuesto por el monto de ganancia; sino por la tasa de plusvalía"
De entrada, teórica y científicamente no es conveniente castigar la
especulación con una mayor tributación fiscal. Sería como castigar el
contrabando con multas pecuniarias. Esto en nada deniega que el autor del
artículo del epígrafe se muestre muy acertado al querer castigar con
mayores cargas tributarias a los empresarios con elevadas tasas de
ganancia.
Sin embargo, no debe pasarse por alto las magnas leyes del mercado
burgués. Precisamente, las empresas de menor giro, las que acusan mayor
contrata de mano de obra en vivo en comparación con su empleo de capital
constante, son las que obtienen mayores ganancias relativas debido a sus
mayores tasas de explotación o de plusvalía.
Se trata de las empresas pequeñas y medianas caracterizadas por operar con
una menor Composición Orgánica de Capital CO). Es que, si dejamos a un lado
los rendimientos de maquinarias y equipos para determinada calidad de
materiales primos), en estas empresas la productividad del trabajo suele
disparar la plusvalía a todas las alturas ya que ésta por naturaleza
propia queda referida a un alto empleo de mano de obra (capital variable, en
la terminología marxista) en comparación con maquinarias, equipos,
energéticos, etc. Recuérdese que las tasas de ganancia y plusvalía están
calculadas en relación al complemento de coste constante de cada
manufactura. La tasa de ganancia es la expresión final, en el mercado, de la
tasa de plusvalía intrínseca al proceso productivo.
Esas mejores tasas de plusvalía propias de la pequeña empresa aguijonean a
los demás productores afines que operen con iguales o mayores CO. Digamos
que excitan la competencia, todo lo cual termina provocando bajones en
los precios y al final y teóricamente sus tasas de ganancia terminan bajando
y ajustándose a un valor tendenciosamente medio y decadente, a pesar de
seguir acusando altas tasas de plusvalía.
Los movimientos o migraciones de capital y las rivalidades económicas
intraclasistas en búsqueda de iguales tasas de ganancia, a partir de
desiguales tasas de plusvalía, son precisamente el "talón de Aquiles" del
régimen burgués. Es por eso que todo "libre mercado" impone a los
empresarios de mayor capital la toma de medidas políticas proteccionistas,
el dumping, etc.
Súmese que el empresariado burgués niega la existencia de la plusvalía, y
como el capital en juego es pequeño, los empresarios buscan igualar la
rentabilidad absoluta de los capitalistas mayores, y termina haciéndolo a
punta de precios especulativos.
De manera que la salida a favor de una más sincera y "justa" recaudación
tributaria proveniente de los empresarios y comerciantes de cualquier
tamaño, así como de los artesanos y profesionales de libre ejercicio, podría
ser la toma de severas medidas anti fraude y anti especulación, que pasaría
por una toma paralela de severas medidas contra "maraqueros" y corruptos
varios que pudieren germinar en el Fisco Nacional.
El ejercicio de la Contaduría Pública y Administración debe recibir un
tratamiento muy especial, habida cuenta que es en manos de estos
profesionales donde en última instancia está la sinceridad del costo de
producción, el margen de ganancia, etc.
La colusión y prevaricación entre/de algunos funcionarios de Hacienda
Pública y algunos contribuyentes es de vieja data. Es de amplio radio de
operaciones en el mundo.
Aprovechamos para sugerir la eliminación gradual del pago Impuestos sobre la
renta para los funcionarios públicos de mediano y bajo rango
administrativos. Su cobranza está traduciéndose en una antieconómica
duplicidad de gastos administrativos. Efectivamente, el Estado paga en
términos brutos y luego les descuenta tributos por anticipado, y además les
pide que declaren impuestos sobre ingresos anuales, como si el Estado mismo
no llevara los libros contentivos de las nóminas de los funcionarios
públicos.