El caso de Manuel Rosales, es emblemático al respecto, en momentos en que nuestra población estimaba, ver por fin, un preso por delitos de lesa patria, como son los delitos de corrupción, el delincuente de cuello blanco, agarra sus maletas y se va a Miami, refugio de los delincuentes, terroristas, narcotraficantes, antipatriotas y siga usted contando hasta llegar a lo peor de la especie humana. Después, vemos a los representantes del Estado venezolano quejarse, cuando el pueblo asume la justicia en sus propias manos y realiza actos como los ocurridos contra los sádicos en la parroquia El Valle, valga decir, ejecuta la justicia popular directamente, obviando la delegación expresada en la Constitución Nacional, en los jueces de la República Bolivariana. Será que esta acción popular, deberá generalizarse para que en nuestra Patria renazca la justicia y se acabe con tanta impunidad, nos preguntamos internamente?
Y, mientras esto ocurre en el terreno de la ética y la moral republicana, en el ámbito académico, de la formación de nuestros jóvenes universitarios, ocurren situaciones que deben llamarnos a todos y todas a reflexionar sobre lo que está ocurriendo al interior de nuestras instituciones de educación superior, específicamente en las universidades autónomas y experimentales. Semanas atrás, fuimos testigos como a un grupo de estudiantes autodefinidos como “bolivarianos” les agredían físicamente otro grupo de la misma afinidad política, que, a la hora de disputarse el control político de la institución universitaria, dicha afinidad desaparecía, en fin, a la hora de la lucha por el control burocrático de la institución Universidad Simón Rodríguez las afinidades desaparecían, o como decimos a nivel popular, el dinero no tiene amigos. La respuesta del Ministro Acuña fue contundente, removiendo todas las autoridades de dicha institución, estos hechos dejaban al descubierto vicios muy propios de la derecha universitaria, reproducidos en este caso, por quienes se autodenominan bolivarianos, cuya práctica bien lejos está de los principios que enseñó el Padre Libertador.
En días pasados, en la Universidad de Carabobo, nuevamente, las instituciones llamadas por Ley a ejercer una acción rectora en todos los ámbitos de la actuación nacional, se da una situación similar a la de la Universidad Simón Rodríguez, un hecho de violencia produce la pérdida de la vida del camarada militante del Psuv y estudiante de esa Casa de Estudios, Luis Vásquez. Los hechos se producen en medio de un proceso electoral para elegir los Decanos de las Facultades, actuando una banda paramilitar, organizada al interior de dicha Casa de Estudios a fin de intimidar y mantener el poder instituido en dicha Universidad. El camarada Gral. Cliver Alcalá, acertado como siempre, ha desenmascarado a los presuntos culpables del asesinato, señalándolos con nombre y apellido; tal cual lo hizo, en el caso de los narcotraficantes de apellido Mackled, apegados al gobiernillo del traidor Acosta Carlez, ex gobernador de Carabobo. Las investigaciones dan fe de lo señalado por el Gral. Alcalá, ya que se ha localizado suficiente evidencia dentro de las instalaciones de dicha universidad, lo que viene a poner en entredicho, el mal manejado concepto de Autonomía Universitaria, por ese oposicionismo apartida que hoy dirige a gran parte de estas instituciones de educación superior.
Eso que hoy pasa en Carabobo, es una práctica muy común por la derecha universitaria, el uso de bandas armadas para resguardar sus intereses políticos y económicos en las universidades. Recordemos, para afianzar esta idea, un hecho ocurrido en el rectorado del hoy banquero Giusseppe Giannetto, hacia el año 2000-2001, debido a la renuncia del Prof. Mariñas del Vice Rectorado Administrativo de la UCV, en dicha institución se convoca a un nuevo proceso electoral para suplirlo en el cargo. Se presentan las candidaturas de los profesores García Larralde y Julio Corredor, este último con alta incidencia de aceptación en el electorado jubilado, el cual, como es propio, requiere de movilización externa para poder llegar a las urnas electorales. Para neutralizar e impedir la votación de Corredor, en ese entonces opositor al poder instituido del hoy banquero Giannetto, se acude a la banda paramilitar de bandera roja, hoy bandera rosa, que monta una guarimba en las entradas de la universidad y, por ende una enorme tranca en toda Caracas, lo que conllevó a impedir el acceso de esos posibles votantes del Prof. Corredor y a su consecuente derrota, excusas fueron miles las expresadas por los guarimberos, quienes les echaron la culpa al Gobierno Revolucionario, a fin de ocultar sus verdaderos objetivos, electorales por demás. Así actúa la derecha universitaria, solo con el fin de resguardar sus intereses políticos y, fundamentalmente, económicos, en las universidades nacionales.
Por eso, no compartimos la preocupación expresada en sendo comunicado público, de un grupo de camaradas diputados de la Asamblea Nacional ante los hechos de la Universidad de Carabobo, en ellos recae gran parte de la culpa de que situaciones como estas ocurran en nuestras universidades. Para cuando se aprobará la nueva Ley de Universidades?, que reorganice sobre nuevas bases, más democráticas, el subsistema de la educación superior, permitiéndoles el acceso a este nivel educativo a todos los venezolanos y venezolanas, sin distinción de clase social; que se permita el voto igualitario de estudiantes, empleados, obreros y profesores; que se permita el ejercicio de la contraloría social al interior de estas instituciones; se reorganice el poder universitario, para que su comunidad tenga poder de decisión efectivo, entre otras propuestas. Es allí, donde comienza el fin del deterioro moral y ético en que se encuentran sumidas nuestras instituciones formadoras de los nuevos ciudadanos y ciudadanas, la academia, como la llaman algunos sinvergüenzas disfrazados de autoridades universitarias. Hasta cuando, la impunidad pregunta el pueblo, señores diputados?...