Caiga quien caiga

Interesante la diatriba surgida por los llamados a rescatar y preservar la moral de las personas y a luchar contra la corrupción, propiciándose así un momento estelar para hacer justicia sin distinciones de clases, ni colores políticos y mucho menos escatimar en parentescos de ningún tipo, es decir, venga de donde venga, como dice el mismo presidente Hugo Chávez.

Resulta que actualmente existe un bombardeo de información en el que del lado opositor no paran de acusar a los revolucionarios de corruptos en tanto los adeptos del presidente Chávez responden y aclaran que los verdaderos bandoleros son esos funcionarios que saquearon al país durante la IV República y lo sumergieron en un caos profundo.

Antes, esta situación no se veía. Regía el Pacto de Punto de Fijo. Acción Democrática y Copei llegaban al poder y encontraran lo que encontraran morían callados. Quizás formulaban alguna denuncia de irregularidad, pero no era más que una pantomima para hacer creer una supuesta rivalidad partidista. En el fondo prevalecía un negocio según la cual los blancos y los verdes acordaban gobernar de tal forma que pudieran repartirse los cargos a fin de lograr el objetivo principal: llevarse las riquezas y el dinero de los venezolanos.

Expresado de otra manera: AD tomaba el gobierno y, por supuesto, se enchufaba, pero le daba chance a Copei para que se llevara su parte. Y cuando asumían los copeyanos le dejaban su tajada a los adecos. Así teníamos que Venezuela era un país de cómplices. Nadie hablaba, nadie decía nada, a nadie le interesaba acusar a otro de corrupto, ¿para qué?, si cuando le tocara su turno también iba a tener la oportunidad de llenarse.

Ahora, con Chávez se acabó Pacto de Punto de Fijo y se cayó el negocio, pero la gente de la IV República no se resigna a perder los privilegios y arremete con todo ese aparataje comunicacional que aún dominan, en contra de los revolucionarios que se defienden de tales señalamientos.

Por ahí advierten que si meten presa a gente de un sector tienen que meter del otro, pero la ley no se aplica a capricho. Pienso que vivimos un momento para dar ejemplo de justicia. Y en beneficio de la revolución creo que deben aprovecharse las denuncias de corrupción en la Fiscalía y encarcelar al que resulte culpable, caiga quien caiga. Opositores o revolucionarios. Si son rojos el castigo debiera ser mayor. No es decir, sino demostrar que en este país se lleva un proceso sustentado en la moral, donde se castigan a los responsables, tal como parece comenzó a suceder, sin embargo, hay mucho más, por lo que se debe seguir adelante sin consideración alguna.

(*) Periodista
albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán (*)


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