La decisión de la diputada Iris Valera de renunciar al Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), al no poderse revertir los resultados electorales adversos al chavismo en el Táchira, es un ejemplo digno, una acción de madurez y sensatez política, que se debiera no sólo aplaudir sino copiar en la organización roja rojita en muchas otras entidades del país, sobre todo, en el Zulia, que lleva a cuesta las derrotas seguidas en Maracaibo de las elecciones regionales el 23 de noviembre y del referendum por la enmienda
Quizás esté equivocado, pero ese tipo de proceder son los que hacen grandes a los hombres y mujeres sobre los cuales descansa el proceso revolucionario que lidera el presidente Hugo Chávez. Es evidente que Varela no pensó en sus intereses personales sino en el futuro del proyecto socialista.
Por supuesto, enseguida salieron los chavistas que llevan la revolución impregnada en la gorra y la franela roja a decir que los trapitos se lavan en casa, cuestión que tampoco comparto, porque en este proyecto no hay nada que esconder. Aquí lo que existe es un proceso que avanza indetenible con un líder que anda por el mundo buscando progreso y desarrollo para este noble país, mientras otros incluyendo poderosas potencias como EEUU se encuentran enredados en su propio sistema neoliberal y salvaje.
De modo, que la actitud de la diputada Varela no puede menos que ser motivo de elogio y, repito, se debiera seguir en Maracaibo, donde, por el contario, los dirigentes en lugar de tener la entereza de abrir paso a las soluciones, se aferran al poder, se atornillan a sus puestos sin importar el daño que causan al proceso que tanto sacrificio ha costado al pueblo venezolano.
Sabemos –y esto da dolor decirlo- que desde hace diez años para acá, Maracaibo ha sido la campeona de las derrotas electorales, sin embargo, esos políticos que siempre han sido piedra de tranca como dice Varela, mantienen secuestrado el Psuv y, para colmo de males, comenzaron a pescar en río revuelto, consciente de que es inminente una nueva elección municipal dada la acusación por enriquecimiento ilícito en contra de Manuel Rosales.
Por lo menos, ya apelan a las bolas mediáticas, para ganar centímetros en la prensa que es lo único que han demostrado saben hacer, son unos artistas delante de un micrófono o un grabador- pero no escatiman en el riesgo que podría significar lanzarse nuevamente a la arena comicial. Ya echaron por la borda una década de revolución y no podemos darnos el lujo de que sigan jugando con el destino de Venezuela. Llegó la hora de que dejen de pensar en ellos y cedan terreno a líderes con pinta de ganadores...
