José Rafael Gabaldón nació en Betijoque el cuatro de noviembre de 1882, siendo sus padres Joaquín Gabaldón, quien era jefe del Estado Mayor del General Juan Bautista Araujo, su madre fue Amelia Iragorry. R. Gabaldón transcurrió su infancia y juventud en el contexto de los enfrentamientos civiles propios de esos años en los Andes venezolanos. Con la llegada de Castro al poder se incorporó al ejército que dirigía el General Leopoldo Batista. Durante este gobierno fue ascendido a General de Brigada, pasando luego a ser Jefe Civil de Boconó y luego de Puerto cabello. En 1908, cuando Gómez tomó el poder fue nombrado jefe del Estado Portuguesa. En 1913, cuando Gómez radicaliza su gobierno absolutista y se dedica a perseguir a todos aquellos que pudieran representar futuros rivales, el General Leopoldo Batista sería uno de los primeros en ser expulsados del país. Gabaldón difirió tajantemente de esta posición, lo cual le costó la salida del gobierno y desde entonces a ser visto con recelo, además se le acusó de no haber actuado con firmeza contra algunos movimientos campesinos como el dirigido por los hermanos Vargas en 1914.
Desde entonces el General Gabaldón fue perseguido hasta que recibe una amnistía en 1916 que le permitió residenciarse nuevamente en su hacienda Santo Cristo, allí se dedicaría a sus actividades agrícolas y pecuarias pero sin dejar de interesarse en los problemas nacionales. Por la investigación hemerográfica realizadas hemos podido constatar las visitas constantes que desde 1917 hace éste a familias y personalidades importantes de los Humocaros, Guanare, Biscucuy, Barquisimeto y Caracas entre otras.
En El Tocuyo visitó con mucha frecuencia a los hermanos Tamayo Pérez, la familia Alvarado Silva, Sequera Cardot, Corrales, entre otras, que no por casualidad son mencionadas por el mismo Gabaldón en sus correspondencias, donde señala el compromiso de algunos de estas familias en el proceso de insubordinación que toma cuerpo en los años veinte.
A pocos días después de los movimientos estudiantiles, de la Semana del Estudiante, en febrero de 1928 liderado por Pío Tamayo; Gabaldón – que se encontraba en Macuto convaleciente- solicitó una entrevista el General J.V. Gómez en la que le sugirió que diera inicio a la democratización del país, empezando por la dimisión del cargo lo cual le daría un puesto honorable en la historia y que nada haría resistiéndose a lo que eran ya cambios ineludibles
Al constatar la negativa del dictador, Gabaldón se puso en contacto con quienes preparaban un alzamiento encabezado por Ramón Delgado Chalbaud (quien se encontraba en París) , comprometiéndose a organizar el movimiento en Portuguesa, Lara y Trujillo, haciendo enlace con el Dr. Honorio Sigala en Barquisimeto, quien por su posición de hombre dedicado a las actividades privadas podía pasar desapercibido y era quien tenía la tarea de establecer el contacto con los organizadores en Caracas. En El Tocuyo; el enlace fundamental fueron el politólogo Julio Alvarado Silva y el Dr. Elías Lozada Corrales.
La sublevación de Gabaldón hay que ubicarla en el contexto general de lo que representa la dictadura gomecista, pero fundamentalmente a partir de los cambios ocurridos con los sucesos estudiantiles de febrero de 1928 que ponían de manifiesto una manera distinta de hacer política, el intento de diseñar un proyecto de país cónsono con los profundos cambios ocurridos en el escenario económico y social a partir de la inserción de Venezuela como uno de los principales proveedores de petróleo a escala mundial. Es un contexto de efervescencia ideológica dentro y fuera de nuestras fronteras nacionales, de idealismo, de despertar de la conciencia colectiva, de defensa de lo nacional. Las aspiraciones revolucionarias de Gabaldón estuvieron cifradas en sus propias acciones y en las de algunas personas consideradas por éste como los más aptos para llevar a cabo la empresa de gobernar a Venezuela.
El alzamiento de Gabaldón no puede ser entendido como un movimiento tradicional de orden personalista , si bien su propia figura era la de un caudillo regional y a pesar de carecer (o Por lo menos es desconocido para nosotros) de un programa de gobierno, la constitución de su ejercito, fundamentalmente por universitarios, jóvenes, comerciantes y hasta hacendados no acostumbrados a la guerra, es un elocuente demostración de diferenciación de este movimiento con otros que lo antecedieron. El ejercito de Gabaldón estaba conformado por los propios peones de su hacienda Santo Cristo y por hombres del mundo intelectual con poca o ninguna experiencia en el arte de la guerra, contando con apenas 25 mauceres, 40 revólveres, 30 escopetas y 100 machetes, pudieron dominar fácilmente a las fuerzas del gobierno en El Tocuyo, Guanare, y Biscucuy
El inicio de la revuelta pautado para el 28 de abril de 1929 había sido acordado a nivel nacional, pero pocos momentos antes esta fecha fue cambiada para el 5 de mayo, de estos no se enteró Gabaldón sino un día después de su alzamiento, ésta contrariedad marcó el futuro de la revuelta. Por un lado, imposibilitó el alzamiento a nivel nacional y por otro lado, signó una segura derrota a los hombres de Gabaldón quienes prácticamente se encontraban peleando solos contra ejercito Gomecista. Además hasta el último momento se creía que se contaba con el apoyo del Ministro de Marina y Guerra López Contreras el cual no se dio. Sin embargo, la derrota no fue fácil y durante dos meses el ejército de Gabaldón resistió el combate.
El primer encuentro y el más importante se produjo en Guanare donde derrotó a las tropas gomecistas dirigida por los Generales Baldó, Macías, Vázquez, León, Gandica, Narváez y el Coronel Corona. A pesar de no haberse producido levantamientos a nivel nacional, ya que el gobierno rápidamente dio con aquellos que se sabían conspiradores, en las poblaciones aledañas donde se produjeron los acontecimientos, el apoyo fue masivo a la insubordinación de Gabaldón, teniendo Gómez que verse obligado a enviar un ejercito de tres mil hombres contra los cuatrocientos insurrectos. En el ámbito nacional el único militar de prestigio que se alzó fue el General Juan Pablo Peñaloza el cual se encontraba exilado. Ahora la nueva arremetida del gobierno gomecista iba dirigida por Estoquio Gómez, Pedro María Cárdenas, León Jurado, Félix Galavis y Juan Fernández. El General Severiano Gil, comandante de las fuerzas del Estado Yaracuy, ante las órdenes de ir a los insubordinados prefirió suicidarse; demostrando así su solidaridad con el movimiento.
Entre los tocuyanos que formaron parte del movimiento de Gabaldón se encontraron: Julio Alvarado Silva, Enrique Arapé, Carlos Sequera Cardot, Sulpicio Garmendia, Francisco García Yépez, Luis Felipe García, Trinidad Olavarrieta, Jesús Lucena Morles, Gustavo Giménez Liscano, Elías Losada y Corrales, Ulpiano Torrialba Alvares, Jesús Torres Gregorio Gil , Leopoldo Riera, Juan Torres Bocaranda, Francisco Suárez, Rafael Elías Rodríguez, Agustín Gil, Froilán Torrealba, Ángel Rafael Losada, José Antonio Tamayo Pérez, Ernesto Nordohf, Juan Bautista Matos, Manuel González, Rito Aguilar, Víctor Briceño, José Rafael Pulido, Manuel Escalona, Diego Losada, Trino Parada, Antonio Orellana, Manuel Guédez Cordero, Candelario Peñuela, Alcides Losada, entre otros. Desde Guajirita se organiza un movimiento encabezado por Sandalio Linarez y otros antiguos combatientes del ejercito de Montilla, igualmente lo hicieron en poblaciones como Córdoba, Chabasquén y Curumato.El 23 de junio, sintiéndose ya dominado, Gabaldón se entrega junto a Carlos Sequera Cardot, José María Suárez y su hijo Joaquín.
Las razones por las que El Tocuyo y zonas vecinas brindaron su apoyo al alzamiento de Gabaldón son las mismas que hicieron posible otros movimientos a nivel nacional, pero en lo particular; esta zona venía siendo germen de revueltas continuas como la de Montilla, la de los Vargas, cuyos integrantes o sus descendientes fueron a formar parte del levantamiento de 1929. Las condiciones de vida de las grandes mayorías en nada habían cambiado, lo que le garantizó a este movimiento un importante apoyo. Pero hay un elemento más particular que justifica este apoyo dado en El Tocuyo por parte de sectores medios y hasta de acaudalados; y es la ebullición cultural que representó la década de los 20 que vio surgir en la región a los más grandes hombres de letras, de arte y los frágiles linderos del acontecer político. Gabaldón, así como muchos de sus compañeros de lucha, serian luego figuras de la vida política e intelectual del país. Seis años de prisión estuvo Gabaldón en el Castillo Libertador, también la mayoría de sus aliados, algunos como el poeta Alcides Losada (muerto en 1931) no lograron superarlo. Allí, en la cárcel, formaron parte de los más importantes debates políticos que se escenificaban en el país, teniendo al otro bardo tocuyano, Pío Tamayo, entre sus principales ductores, por cierto que a Gabaldón, a quien lo unía una profunda amistad con Pío y sus familiares, le correspondió a su salida (1935) llevar la carta de despedida con la que Pío anunciaba a su madre los días finales de su existencia.
Finalmente debemos mencionar que entre las consecuencias inmediatas del movimiento de José Rafael Gabaldón, estuvo la ejecución de una cruenta represión, que después de encarcelar a los participantes en la rebelión, continuó con el amedrentamiento de todos aquellos que demostraron sus simpatías. Las libertades publicas, entre ellas la de expresión, se hicieron cada vez más limitadas. Este acorralamiento produjo hasta 1936 una especie de adormecimiento de la actividad cultural y política de la región. La presidencia del Estado Lara desde entonces fue dirigida por Eustóquio Gómez, hermano del tirano y tan cruel como éste, quien impuso su dominio de terror en la región.
Junto a este estancamiento político y cultural se suma el cerco económico como consecuencia de la construcción de la transandina por Carora y otras regiones aledañas originando el aislamiento del Distrito Morán y profundizando la situación de crisis económica que se produjo a principios de los años treinta. Así mismo fueron realmente pocas las obras públicas realizadas en El Tocuyo y sus dependencias municipales en los últimos años del gobierno gomecista.
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