Apuntes para la elaboración de una estrategia revolucionaria, bolivariana y socialista en tiempos de traición.
La gran diferencia entre todas las sociedades precapitalistas y el propio capitalismo consiste en que la acumulación de riqueza en las manos de las clases dominantes precapitalistas es principalmente limitada, mientras que en el capitalismo, la acumulación es prácticamente ilimitada. El fin último de la acumulación pre capitalista era el consumo y la acumulación de tesoros con miras a un consumo futuro por parte de las clases dominantes. El fin último de la acumulación capitalista es la capitalización de la plusvalía o acumulación del capital, valga la redundancia, y se crean así las condiciones para un crecimiento principalmente ilimitado de las fuerzas productivas. El consumo limitado de las clases dominantes precapitalistas cede el lugar a la voracidad ilimitada de la acumulación del capital.
Características específicas de la economía capitalista
Entre las características específicas más importantes que determinan el funcionamiento de la economía capitalista figuran, primero, el hecho de que toda producción esté orientada y destinada a la venta en el mercado, El capitalismo no es otra cosa que producción generalizada de mercancías, lo que implica automáticamente que toda mercancía producida tiene que ser vendida ya que de lo contrario, los capitalistas no podrán obtener la plusvalía producida por los trabajadores y 'encerrada' en las mercancías. La segunda característica específica es que toda producción se efectúa bajo unas relaciones de producción determinadas por la propiedad privada de los medios sociales de producción. No es la sociedad en su conjunto la que dispone de los medios de producción sino los intereses particulares de capitalistas o grupos de capitalistas, cuyas decisiones en el ámbito económico afectan a la sociedad entera sin que esta tenga control alguno. En tercer lugar destaca el hecho de que la producción en el capitalismo opera de manera como si el mercado fuese ilimitado y está sujeta además a la dinámica coercitiva de la competencia, ya que cada capitalista individual trata de obtener la ganancia máxima y de apropiarse de la mayor parte del mercado, sin considerar las decisiones que otros capitalistas podrían tomar en el mismo área de inversión y lo que puede incidir negativamente en la coyuntura (sobreproducción).
Cuarto, lejos de ser una producción destinada a satisfacer necesidades humanas, el único objetivo de la producción capitalista es el de obtener la ganancia máxima. El capitalista no consume la totalidad de su ganancia de manera improductiva, sino sólo una parte. La otra parte la tiene que reinvertir para poder ampliar su producción si quiere seguir vendiendo mercancías y generando ganancia. La competencia lo obliga a aumentar sus inversiones constantemente para obtener la maximización de la ganancia, es decir, para poder vender más económico, bajar los costos de producción y emplear más máquinas para ahorrar mano de obra y, con ello, gastos en salarios. La producción capitalista es tanto producción de ganancias como acumulación de capital al mismo tiempo. La lógica inherente al capitalismo dicta que la mayor parte de la plusvalía sea invertida o acumulada como capital adicional en forma de máquinas, edificios, materia prima y fuerzas de trabajo adicionales, o sea, conduce a una constante e inexorable ampliación de la producción.
Explotación: plusvalía absoluta, plusvalía relativa
En el proceso de acumulación del capital se distinguen dos partes que lo componen: Por un lado, están los medios y el material de trabajo que son los medios de producción en manos del capitalista, parte denominada 'capital constante' ya que su valor permanece constante. Por otro lado, está la fuerza de trabajo, la que el capitalista compra para aprovecharse de su capacidad de producir más valor que el de su propio costo, parte denominada 'capital variable* ya que su valor es variable. La única parte pues que produce plusvalía es el capital variable, la fuerza de trabajo viva, humana. Es por eso que el capitalista, bajo el látigo de la competencia y en su afán de obtener ganancias máximas, trata de reducir los costos de producción a un mínimo y gastar lo menos posible en salarios. La economía política marxista señala dos métodos principales por medio de los cuales el capitalista logra bajar sus costos de producción. Estos son:
El incremento de la plusvalía absoluta, que significa la prolongación de la jornada laboral manteniendo el mismo salario; o la reducción de los salarios manteniendo la misma jornada laboral; o la intensificación del trabajo manteniendo la misma jornada y el mismo salario.
El incremento de la plusvalía relativa, que presupone un aumento generalizado de la productividad del trabajo en el ámbito de la producción de víveres, de modo que el trabajador promedio industrial logre reproducir el valor de estos bienes en, por ejemplo, 3 horas en lugar de 5. Con ello y durante la misma jornada laboral de 8 horas, la plusvalía se incrementa por dos horas, de 3 horas de plus trabajo a 5 horas de plus trabajo.
Los Salarios en el capitalismo
Recordemos que unos de los puntos claves en el capitalismo es que la fuerza de trabajo haya sido convertida en mercancía, con lo que su valor de cambio está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla (o reproducirla en este caso), expresada en mercancías. El valor de cambio de la fuerza de trabajo equivale entonces al valor de todas las mercancías que el trabajador necesite consumir para restituir su fuerza de trabajo y poder seguir vendiéndola en el mercado.
Ahora bien, hay algo que distingue el valor de cambio de la mercancía: 'fuerza de trabajo' del valor de cambio de todas las demás mercancías. Lo específico del valor de cambio de la mercancía: 'fuerza de trabajo' es que consiste de dos elementos, uno fijo y uno variable. Por un !ado, el elemento fijo es aquél componente que se refiere al valor del conjunto de las mercancías absolutamente necesarias para mantener vivo la fuerza física del trabajo; a este componente se le denomina 'mínimo físico'. Por otro lado, el elemento variable, también denominado 'histórico-ético' es aquél componente que se refiere al valor de aquellas mercancías que, dentro del estándar de vida normal en una determinada época histórica, se ubican 'por encima' del mínimo físico, es decir, son de alguna manera 'prescindibles'. Este componente está siendo determinado por el desarrollo histórico de la constelación de fuerzas entre capital y trabajo, en otras palabras, por la lucha de clases.
El salario es el precio de mercado de la fuerza de trabajo. Como todo precio de mercado, oscila alrededor del valor de cambio de las mercancías. A su vez, las oscilaciones de los salarios son determinados por las fluctuaciones que se dan en lo que Marx llama el 'ejercito de reserva industrial'. Por ejemplo, en tiempos de crisis prolongada, cuando hay un desempleo constante y masivo, los salarios suelen permanecer por debajo del nivel del valor de cambio de la fuerza de trabajo, acercándose al mínimo físico. Sin embargo y al final de un período largo de desempleo generalizado, bien sea por razones de un proceso de industrialización o debido a una emigración de una parte de la población hacia otros países, los salarios pueden subir y ubicarse por encima del valor de la fuerza de trabajo. Esto sucede también como resultado de intensas luchas laborales con fines de subir el nivel de vida socialmente reconocido. En su totalidad, las fluctuaciones del 'ejercito de reserva industrial' dependen de la propia lógica de la acumulación del capital, esto es, de los ciclos económicos y de la sustitución progresiva del trabajo físico, vivo, por máquinas o 'trabajo muerto'
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