La revolución bolivariana pacífica y humanista acaba, dentro de la heterodoxa estrategia de la paciencia, de dar un paso importante en pro de la cultura caraqueña y venezolana, retomó los espacios que por más de 25 años había ocupado el Ateneo de Caracas, al vencérsele el comodato que el Estado le había otorgado para su funcionamiento cinco lustros atrás. No le fue renovado ese comodato porque el Ateneo había perdido su esencia cultural para convertirse en un centro de conspiración política y de burdas actividades mercantiles.
Como muchos espacios que ocuparon o conquistaron con sus luchas los sectores progresistas y revolucionarios, de izquierda, en tiempos de la Cuarta República, el Ateneo de Caracas fue un centro de resistencia cultural contra la pérdida de nuestra identidad por muchos años, contra la opresión política de sectores oligárquicos, la transculturación imperial y fue centro de solidaridad revolucionaria con los pueblos de América Latina y el Caribe en lucha: Cuba, Chile, El Salvador, Nicaragua. Fue otra época, cuando existía la quintica que estaba en Los Caobos y hacia allí convergían muchos sectores de la izquierda porque de alguna forma el Ateneo de Caracas era un centro de lucha y resistencia cultural y de solidaridad internacionalista, sobre todo en aquellas etapas en las que figuras estelares de la literatura como el dirigente comunista y afamado escritor, Miguel Otero Silva y su esposa, la magnífica mujer y luchadora social María Teresa Castillo y decenas de prestigiosas figuras de la izquierda, pintores, escultores, artesanos, músicos, cantantes, conjuntos tradicionales, actores y actrices, danzas no sólo se daban cita allí sino que su presencia activa le daba vida a aquel centro de lucha cultural.
Fue la época de oro del Ateneo de Caracas porque, hay que entender, que Venezuela vivía, a partir de febrero d 1959, bajo los gobiernos de AD y Copei, un oscuro período de opresión, de dictadura civil-militar disfrazada de democracia, de una sola visión del mundo y de la vida, la estrecha y egoísta visión de los grupos oligárquicos y burgueses dominantes. Todo lo que olía a progresista, a Cuba, a Vietnam en lucha, a Salvador Allende, a revolución, era tabú, caca, algo de lo que no se podía ni hablar; el control policial de la población a nivel mediático era absoluto. Baste recordar, para ilustrar lo que decimos, un hecho, aparentemente trivial, hoy un lugar común. Cuando el prestigioso grupo musical Los hermanos Arriagada, popularizó mundialmente la bella canción Natalí, donde se cantaba sobre la revolución rusa, la Plaza Roja, mencionaba al líder Lenin y narraba aquel hecho revolucionario, el gobierno neo dictatorial y criminal de Raúl Leoni la prohibió, lo mismo ocurrió con las canciones del padre cantor Alí Primera, execrado de la televisión; cuando el grupo Los Guaraguaos interpretó la subversiva canción Casas de cartón, en el programa-show de Amador Bendayán, aquello fue un escándalo mayúsculo y el grupo vetado y el gobierno casi cierra la televisora. A esos extremos llegaba el control dictatorial de la población, al extremo de prohibir una canción que nada tenía de subversiva, pero que el gobierno consideraba que sí. Lo mismo ocurrió con muchos periódicos de izquierda, que por ser considerados subversivos, fueron clausurados: Tribuna Popular, La Pava Macha, Izquierda, Clarín, El Morrocoy Azul, ¿Qué pasa en Venezuela? y otros.
LA SOLIDARIDAD INTERNACIONALISTA DESDE EL ATENEO DE CARACAS
El amor y la solidaridad con la Cuba revolucionaria no habían mermado entre los sectores revolucionarios, pese a las políticas de silencio que los medios habían tendido sobre las realidades políticas de aquellos tiempos, al brutal anti comunismo y a la alineación de Venezuela en las coordenadas de la guerra fría, junto a las políticas más recalcitrantes y reaccionarias del país hegemónico, los Estados Unidos del Norte. Venezuela promovió la expulsión de Cuba de la OEA, fue la iniciadora del actual bloqueo económico, participó activamente en el bloqueo naval a Cuba durante la crisis de Octubre, entre otras políticas que, obviamente, tenían su correlato en las políticas informativas, culturales, etc. y en el control absoluto de la población
Después de todo ese lóbrego período que va de 1959 a 1967, durante el primer gobierno de Rafael Caldera, a partir de 1968, en la oscuridad del oscuro túnel de opresión ideológica, de aislamiento de Cuba y el campo socialista, las luchas de la izquierda, de mujeres como María Teresa Castillo, Carlos Del Vecchio, Fernando Márquez Cairoz, Mina Vivas y otros que después conformarían el Instituto Cubano Venezolano de la Amistad (IVCA), logran una pequeñísima conquista, lograr que el gobierno autorice para hacer un festival del cine cubano en los espacios del Ateneo de Caracas. Sin dudas que aquello fue un gran acontecimiento, si se quiere algo nunca visto. Una semana duró aquel festival, las colas eran interminables para ver Lucía, La muerte de un burócrata y otras producciones más de la naciente cinematografía cubana. Ese fue el Ateneo que conocimos.
La solidaridad con las luchas del pueblo nicaragüense contra la tiranía del criminal Anastasio Somoza, encontró en el Ateneo de Caracas un espacio muy importante. Allí funcionaba el Comité de Solidaridad con Nicaragua. Infinidad de actividades se realizaron por la liberación de Nicaragua y de apoyo a Frente Sandinista de Liberación Nacional. Igual ocurrió con Cuba. Esa nación hermana encontró apoyo indiscutible en el Ateneo, María Teresa Castillo descolló en esas bellas jornadas y se mantuvieron vínculos con Cuba, apoyos culturales solidarios, María Teresa fue condecdorada por el comandante Fidel Castro. En 1993 se inauguró en La Habana la Casa Simón Bolívar y el Ateneo de Santiago de Cuba. Existía un importante intercambio cultural entre el Ateneo y los cultores y artistas cubanos, pero también un monopolio. Otro tanto puede decirse de la solidaridad con el Chile de Salvador Allende.
LA OLIGARQUÍA SE APROPIA DEL ATENEO DE CARACAS
Los actuales espacios que ocupó el Ateneo de Caracas, hasta el vencimiento del comodato, los construyó el gobierno de Luis Herrera Campins en los años 80. La vieja quinta fue derruida para darle paso a la enorme construcción del Teatro Teresa Carreño y los espacios que fueron ocupados entonces por el Ateneo de Caracas. Esa fue la más fastuosa y moderna construcción para el hecho cultural mercantil desde la perspectiva de las clases dominantes, un enorme espacio desde donde se pudiera comerciar con todo lo que fuera cultura del espectáculo. De manera que aquellos nuevos espacios ateneístas nacieron con un sello clasista y discriminador, baste mencionar la guerra permanente que se le hizo a los artesanos que buscaban espacios callejeros para ofertar sus obras y la persecución policial de la que fueron siempre objeto. Otro detalle lo constituye el hecho de que nunca, en la planta baja del Ateneo había asientos. Los jóvenes con inquietudes artísticas, irreverentes, eran rechazados y execrados de aquellos espacios, sus obras, vetadas, sus libros, engavetados.
Anualmente se organizaban ferias navideñas cuyos espacios tenían un alto precio y a los cuales pocos accesaban. Los espacios de las aulas y salones eran permanentemente comercializados. En fin, el Ateneo de Caracas, se fue convirtiendo paulatinamente en un gran centro de negocios, en una especie de centro comercial cultural. Lo mismo con los festivales anuales de teatro, precios inaccesibles a las obras más famosas, la contrapretación para la participación y el acceso popular era mínima, pírrica.
Allí moría la clase media, o sectores de ésta, ex izquierdistas conversos y mutados en derechista u oportunistas; el sida llegó, igualmente, a invadir aquellos espacios, sobre todo en el prestigioso grupo Rajatablas que desde su director hasta muchos de sus miembros fallecieron producto del contagio del terrible mal, que se extendió a varios miembros del propio Ateneo, que también murieron.
Pero no sólo aquellos espacios eran generadores de importantes ganancias financieras, desde el Estado mismo, desde el CONAC, el lobby de Carmen Ramia y de Miguel Enrique Otero y un grupúsculo de mercachifles, anualmente le adjudicaban al Ateneo de Caracas un voluminoso presupuestos de varios millardos de bolívares. El Ateneo de Caracas se convirtió así en un negocio redondo, generador no sólo de privilegios sino de enormes ganancias que no pagaron nunca impuestos ni ningún beneficio para el Estado. Un grupito privilegiado, encabezado por la familia Otero, con el siniestro oligarca de orilla, Miguel Enrique a la cabeza monopolizó el hecho cultural y esos beneficios se extendieron prácticamente hasta hoy, porque desde el Estado revolucionario se seguía financiando a aquel monstruo que beneficiaba a una íngrima minoría y casta de vivos.
Sería bueno que, por ejemplo, un camarada de la talla de Farruco Sexto, bajo cuyo mandato como ministro de la Cultura se extinguió el CONAC, que informara al pueblo de Venezuela, al sector cultura, de cuánto eran los subsidios que se le otorgaban al Ateneo de Caracas, cómo se utilizaban y en qué esas cuantiosas sumas de dinero, que se conozcan las rendiciones de cuenta que el Ateneo hacia, incluso que desde el gobierno se realice una auditoría de por lo menos los últimos 10 años. Porque una cosa es que el Ateneo de Caracas salga de esos espacios porque se le venció la concesión del comodato y otra que debe rendir cuentas públicas de esos dineros, inversiones, ganancias obtenidas por año en los negocios que desde allí se desarrollaban, porque no es comprensible si recibían un oneroso y generoso subsidio, alquilaran las aulas por altas sumas.
A todo esto se debe agregar la actitud anti laboral contra los trabajadores del Ateneo de Caracas, que viene arrastrando desde el año 2002, es decir, desde hacen 7 años, el incumplimiento del pago de los pasivos laborales, el retraso en el pago, por 18 meses, de los Cesta Tickets a los trabajadores; incumplimiento con la Ley de Alimentación y adeudo al Seguro Social de 500 mil Bolívares fuertes, perjudicando a los trabajadores en lo referente a la atención hospitalaria. No ha habido nunca beneficio por antigüedad y muchos trabajadores, con diez y quince años de trabajo, ganan el salario mínimo.
EL ATENEO DE CARACAS CENTRO DE CONSPIRACIÓN Y SUBVERSIÓN
El triunfo del comandante Chávez en nada mermó las actividades… y las ganancias de aquel aparatoso centro cultural. Los tentáculos de la mafia de la cultura se movieron políticamente y la señora Carmen Ramia, esa que por Globoterror prácticamente llamó a una insurrección para derrocar el gobierno y después, ridículamente se desdijo y se volvió un ocho; pues bien, ella, en aquel período donde la oligarquía trató de rodear al presidente y ganarlo para la indigna causa del egoísmo de los poderosos, pretendió ser la presidenta del Conac, máxima institución gubernamental en aquel entonces, impuesta por la oligarquía cultural venezolana, para desde allí pagarse y darse el vuelto. Una puja se centró en torno a los altos cargos de la cultura gubernamental, partidos de la izquierda incluso jugaron a favor de aquella opción. No llegó la señora Ramia, flamante esposa de Miguel Enrique Otero, finalmente al aspirado y estratégico cargo, pero los beneficios al Ateneo de Caracas continuaron fluyendo con generosidad a las cuentas del Ateneo, sus fichas allí enquistadas continuaron haciendo su trabajo de zapa.
La frustración de la oligarquía cultural, su decepción del gobierno populista se fue acentuando y ya en el año 2001 el descontento era generalizado. El Ateneo de Caracas, sin decirlo públicamente, se fue convirtiendo en un centro de oposición a ultranza y en sus aulas se comenzaron a realizar reuniones de grupos enemigos del gobierno y la voz cultural de ayer se transformó en susurro conspirativo. Es decir, de centro cultural pasó a ser partido político, tan es así que Miguel Enrique Otero es el presidente de un grupo conspirador llamado 2D. Pero ya, como en este país los subversivos conspiran y no les pasa nada, se meten en complots, golpes, acciones terroristas y nada les pasa, y si van presos, el imperio, la oligarquía paga por su fuga de la cárcel (el próximo dicen que es Baduel), en fin, la impunidad les da licencia para conspirar, el Ateneo se convirtió en uno de los más importantes centros de agitación y conspiración de Caracas, y no con discreción ni clandestinamente, nada de eso, abiertamente, a la luz pública, para que el gobierno y todo el mundo se enterara, para eso cuentan con el periódico El Nazional y canales como Globoterror y muchas emisoras de radio.
Asociando el fin de la concesión a la Fundación Ateneo de Caracas al segundo aniversario de la concesión de RCTV y la creación de la Televisora Social, el oposicionismo contrarrevolucionario trata de generar una matriz golpista, pretender calentar la calle movilizando a cuatro gatos del sector cultural derechista y otros tantos jóvenes ignorantes de cuanto allí ha ocurrido, sin percatarse que esa página ya concluyó, que el momento es para el surgimiento de la Universidad Experimental Nacional de las Artes; que esos espacios, en pleno apogeo de la revolución cultural, de la exitosa Misión Cultura, son para las generaciones de muchachos y muchachas que no tenían acceso, ni económico ni social, al Ateneo de Caracas, igual que la juventud estudiantil de la UBV o la muchachada de la UNEFA que funcionan en los espacios que fueron de la PDVSA golpista.
No es muy difícil saber por qué no le fue renovada la concesión al Ateneo de Caracas, por golpistas, así de sencillo; por mercachifles, por ambiciosos, por ser enemigos del pueblo. Los espacios seudo culturales que fueron de la Fundación Ateneo de Caracas por más de 20 años, ahora si van a tener un uso más humano y justo, una universidad de las artes que no va a comerciar ni con el arte ni con la cultura.
(humbertocaracola@gmail.com)