Ni políticos
Ni congresantes
Ni religiosos
Ni empresarios
Ni dueños de medios
Ni cualquier otra alimaña
de la fauna de los simios tienen otro camino que no sea irse corriendo
al baño antes de enlodar sus pantalones al ver la majestad y grandeza
de un pueblo en la calle, la adrenalina les hace ponerse pálidos y
las voces se alternan con las nauseas. Miedo, pánico, tembleque, cagueta
y temblores rellenan sus vacías cabezas con fantasmas y espantos que
desde niños los asustan: proletarios, pueblo, socialismo, revolución,
guerrilla y patria.
Ese terror no se puede esconder,
ese terror los convierte en seres vergonzosos ante ellos mismos, ante
sus hijos, ante todo. Le pasan por encima de su egocentrismo y de la
enormidad de sus cuentas bancarias, como olas gigantes el la playa de
la historia, las marchas de los hombres de la calle, de las fábricas
y del campo, todos gritando, cantando, avanzando gloriosos para alcanzar
la gloria de sus sueños.
Espantados recurren a los uniformes,
a los cuarteles, a las armas, como carajito cagado que va a buscar al
hermano mayor en algún una pelea de colegio. Por eso no se levantan
del sanitario y ven todo por televisión y lo dirigen desde sus Black
Berris, por eso pagan y premian a francotiradores para reventar el cráneo
a un joven y todo se les pone peor cuando ven que se alborota más el
avispero, y si matan a uno aparecen cien y si matan a cien aparecerán
miles..
La euforia de la calle, las pañoletas tapándonos la nariz, el humo de las bombas, los gritos de las mujeres, los puños hiriendo el aire y levantando la estirpe se hacen una hermosa fuerza indetenible..
El pueblo asume su lucha sin
problemas, la calle es su campo de batalla, las piedras, los gritos,
las patadas a los potes de las lacrimógenas, el vinagre, son su
atuendo de lucha por ahora, la fraternidad, la hermandad y la unión
su comandante. La sangre el combustible que nos enciende el alma y la
indignación y la ira la fuerza feroz con que seguirán los combates,
de donde se tendrán que tomar los fusiles, desde donde habrá que arrasar
para siempre a los burgueses y a sus ejércitos y sus medios y todos
sus lacayos.
Viejos y legendarios himnos
acompañan las gargantas de los pobres, sus pechos resoplan la internacional
y los himnos nacionales, resoplan inmensos las consignas de la revolución.
Es el aliento inmortal de la revuelta. El ritual de la guerra callejera
se lleva en la sangre, como si todos lo hubiéramos aprendido en el
salón de clase, todos sabemos como son las cosas, es la imbatible sabiduría
de las masas hecha historia.
Nos tienen miedo porque no
tenemos miedo, porque no tenemos miedo. Un aplauso, desde el fondo de
los corazones de todos a quien hizo canción, hizo video a este mensaje..
Nos tienen miedo, están atrás, están detrás, son el atrás.
Yo lo vi nacer, creo yo que
fue ese día en el programa de Vanesa Davis. Cada rato que suena y suena
y mientras más suena más se pega y se pega porque dice una gran verdad,
la gran verdad que estamos viendo a diario en Tegucigalpa, que tienen
miedo, nos tienen miedo. Que siga sonando este excelente trabajo, que
es nuestro ya ese canto, que lo sintamos y lo gritemos, que lo cantemos
siempre hasta vencer.
Quien quiera que lo haya escrito,
quienes quiera que lo hayan creado, la mujer que con voz tan poderosa
y altanera la canta, toda la gente de donde se nos creó este video,
mi aplauso y reconocimiento en nombre de todos. Esa si es un arma poderosa
de la artillería creadora de la cultura del mi pueblo.
Adelante siempre adelante
nos tienen miedo, porque no tenemos miedo!!
Patria, socialismo o muerte!!
Venceremos.