Presidente. ¿Por qué no entiende?

He escrito contra la recientemente aprobada Ley Orgánica de Procesos Electorales desde que su proyecto fue presentado en la Asamblea Nacional (AN). Mi objeción radica en que no se aplica, al momento de determinar los candidatos electos en cuerpos deliberantes, la proporcionalidad ordenada por la Constitución Nacional. Si un partido o grupo “A” obtiene un respaldo del 40% de los electores, es lógico, justo y constitucional, que obtenga el mismo porcentaje de diputados en la Asamblea o concejales en los concejos municipales. Si otro partido o grupo “B” obtiene el 55% de los votos, deberá obtener el 55% de los diputados o los concejales.

Sería absurdo, injusto, inconstitucional y dañino para el sistema electoral, que las representaciones fueran, en el caso señalado, de 30% de los diputados o concejales para la fórmula “A” y 70% para la fórmula “B”. La mayoría estaría sobre representada, pues obtendría un 15% adicional de diputados o concejales, mientras que la minoría estaría representada por debajo de la votación obtenida en un 10%. Unos electores obtendrían mayor representación que la derivada de sus votos, mientras otros no estarían suficientemente representados a pesar de la fuerza demostrada. Unos electores valdrían más, pese a tener todos iguales derechos.

Este sistema, aprobado por la AN, conduce a que quien gana las elecciones se lleva toda la representación popular, lo cual además de ser contrario a la proporcionalidad ordenada por la Constitución bolivariana, es contradictorio con los criterios también constitucionales de igualdad, justicia y equidad. El argumento de muchos socialistas del siglo XXI de que la Ley es para proteger a la mayoría contradice los principios de la democracia, cuya preocupación nunca es la mayoría, pues ésta se puede defender sola, sino son las minorías que no tienen la misma capacidad para hacer valer sus derechos.

Muchos diputados del PSUV no estuvieron en las luchas democráticas del pasado, pues se encontraban acomodados a la sombra de AD, COPEI u otros grupos de la misma coalición. Aquéllos con antecedentes revolucionarios pareciera que el poder les ha minado su condición y hoy piensan de manera distinta. Pero por un escenario no se han paseado: Que sea la oposición la que obtenga la mayoría y se lleve toda la representación de la Asamblea. Por algo la oposición no ha dicho nada sobre esta ley. En los próximos procesos no estará en juego la figura de Chávez, razón por la cual deberían pensar en las proporciones de la última elección: 55% el Gobierno y 45% la oposición. Con tal cercanía, la movilidad de 5% de los votos hacia la oposición sería catastrófica. Presidente. No arriesgue el proceso. Es preferible tener una mayoría discreta que estar en franca minoría. No promulgue la Ley; devuélvala a la Asamblea para que se aplique la Constitución y las reglas democráticas.          

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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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