Esas terribles noticias, que deben llenar de angustia y concitar el rechazo unánime de los pueblos, con absoluta seguridad las vamos a ver repetidas muy cerca de nosotros, en Colombia donde ya es un hecho junto a las siete nuevas bases, vendrán los llamados “contratistas” que no son otra cosa que mercenarios como los que podemos observar con rabia e impotencia en las ultimas publicaciones de la prensa, por cierto no toda, pues aquí en nuestro país y seguramente en muchos otros hay medios que ocultan la información aceptándola y casi que apoyándola al callarla.
La página Web llamada FACEBOOK, en lugar de estar convocando una marcha contra Chávez, a quien tales actos no le afectan para nada sino que más bien ratifican su dimensión que se proyecta más allá del Continente, deberían estar convocando a sus usuarios a protestar por las terribles acciones que se suceden con mucha frecuencia en cada sitio del mundo donde hay presencia gringa.-
_________________________00______________________________
El texto que les anexo a mis lectores, con autorización de su autora, que no tiene nada de fantasioso y bien pudiera estar sucediendo acá, en Bolivia, en Ecuador o en cualquier país en el que el fascismo considere amenazados sus intereses, me parece tan interesante que quise compartirlo a través de aporrea.-
CAZADORES DE CEREBROS
Cuento de Andrea Coa
La unidad de cazadores de cerebros se estructuró en la ciudad de Caracas, en una reunión informal en la plaza Francia entre cuatro personas, en el año 2002: Un norteamericano, un israelita y dos venezolanos, que se encargarían del reclutamiento y de dirigir la Unidad .Los reclutas debían entrenarse en todos los aspectos, y los eligieron entre las personas con mayor facilidad de expresión, estudiantes o graduados universitarios, que tuvieran buena conversación y buena presencia, que encontraron a través de un anuncio de
prensa. Diecisiete soldados de cuarta generación, diez hombres y siete mujeres, estuvieron a los seis meses sentados en un salón de conferencias con aire acondicionado y asientos VIP. Afuera, en la puerta de entrada, custodiada por dos hombres de civil altos, de raza blanca, pelo corto y hercúlea figura, había un letrero:
CONFERENCIA SOBRE ECONOMÍA GLOBAL
Los soldados y las soldadas no pronunciaban ni una sola palabra, ni siquiera pestañeaban. Sus ojos estaban fijos en la figura del hombre obeso, vestido con un traje de marca, que comenzaba la conferencia.
Pero no se hablaba de economía global.
_Soldados... -dijo el tipo con acento gringo- A continuación van a dar inicio al trabajo para el cual han sido contratados y entrenados, para el cual se les paga cinco mil dólares al mes y que hasta ahora no se les había especificado. Una buena noticia: No tendrán que matar a nadie, a menos que sea estrictamente indispensable, en momentos en que esté en juego la vida de alguno de ustedes y, aún en esos casos, la muerte del blanco debe aparecer como accidental o como víctima del hampa común. Preferiblemente como víctima del hampa común.
_Cualquiera de ustedes que pronuncie siquiera una palabra acerca de la misión que van a desarrollar, sobre quién los contrata y quién les paga, dese por muerto. Ahora, observarán fotografías y videos de los blancos que se asignan al grupo, y ustedes mismos pueden reunirse, dividirse en tres equipos y trabajar por partes.
El video beam comenzó a funcionar y un haz de luz se vertió sobre la pantalla portátil desplegada frente al silencioso auditorio. Las imágenes comenzaron a desfilar: Personas jóvenes, estudiantes saliendo de la universidad, pintores con los pinceles en la mano, sumergidos en meditación antes de dar el primer paso, una que ensayaba los agudos para un coro de cámara, un profesor joven que entraba en un liceo y bromeaba con algunos de sus estudiantes, un ama de casa joven que compraba en un supermercado, un periodista agresivo que entrevistaba a un adinerado caballero... En total, cincuenta personas, todos con aspecto inteligente, menores de treinta años y residentes en la ciudad de Caracas.
El gordo carraspeó en el momento en que se apagó el video beam y señaló tres hileras de carpetas rojas cuidadosamente apiladas en un pequeño escritorio en un rincón.
_¡Mhmmm! Atención. Allí tienen los expedientes de cada una de esas personas, sus direcciones, sus teléfonos, sus familiares, sus preferencias y hasta de qué manera les gusta hacer el amor. Lo tienen todo. Ya saben que quien tiene la información tiene el poder, y ustedes, con ese exhaustivo informe, tienen el poder total sobre la vida y la muerte de estos blancos. ¿Preguntas?
Un joven que estaba en primera fila, delgado y alto, atildado y con aspecto de galán, levantó el dedo índice.
_Adelante.
_Si no vamos a extinguirlos, ¿Qué vamos a hacer con estas personas?
_Lo que ustedes quieran, menos enamorarse de ellos. Todo es válido. Como verán en los expedientes, todos estos blancos son hermanos, hijos, novios o amigos de gente de este gobierno comunista, o son muy brillantes en sus estudios, y tienen ideas de izquierda. Deben hostigarlos hasta que estén tan desesperados que tomarían cualquier decisión loca para salir de la situación en que ustedes los pondrán. Estas personas deben sufrir asaltos, violaciones, deben presenciar las más horribles escenas de violencia, deben ver películas con temas subliminales que ustedes colocarán, que destrocen sus nervios, deben buscar sin encontrar la paz y, siempre, alguno de ustedes estará a su lado para salvarlos, para ayudarlos, para aconsejarlos, deben ser su alter ego, su amigo de confianza, su paño de lágrimas, su amante. Pero deben estar cerca. En el caso de que no puedan estar muy pero muy cerca de ellos, busquen a un hermano, a una hermana, a un amigo íntimo y péguense a ellos, para que a su través ustedes puedan influir decisivamente sobre estos blancos.
_Sin embargo, hay cinco de estos blancos que queremos conservar vivos y en buenas condiciones físicas: Son los dos químicos a punto de graduarse en la UCV, el físico que está realizando una maestría, el joven un poco bohemio que da clases en un liceo y es graduado en letras y esa mujer que compra en el supermercado, casada con un maldito chavista, graduada en medicina, con mucho talento que está desperdiciando en la misión Barrio Adentro. Ella debe descubrir las peores cosas de su marido, debe traicionarla con su mejor amiga, desengañarla. Será fácil, porque ustedes conocerán las afinidades y aversiones de ambos, que están en el informe.
_Tienen seis meses para que se cumplan las metas que están establecidas para cada uno. Como observarán, los científicos no deberán conseguir empleo en este país, a menos que sea con el menor salario y con las peores condiciones posibles, deben ser asaltados y hostigados en exceso, pero sin volverlos locos. Les avisaremos cuándo deben dejarlos tranquilos. La meta con ellos es que deseen salir del país a un lugar seguro, en donde además sean valorados sus talentos y sus conocimientos. Nosotros les ofreceremos ese asilo y ese empleo en países que ya tenemos seleccionados.
La conferencia se alargó durante horas en las cuales los jóvenes soldados de cuarta generación recibieron instrucciones, consejos y severas advertencias para el caso de que quisieran abandonar el servicio, se enamoraran de un blanco o se ablandaran con respecto a alguno. Al final de la conferencia salieron a un saloncito adyacente y tomaron un refrigerio que estaba servido en unas mesitas bien adornadas. Cinco botellas de champaña fueron abiertas y servidas por elegantes mesoneros con corbata de lazo. A los diez minutos de este “breaking”, ya los jóvenes habían borrado de sus rostros las expresiones implacables y mostraban una sonrisa como si nada estuviera pasando.
Franqui Rosales era físico, se graduó en la Universidad de Los Andes con las mejores calificaciones y se vino a Caracas para hacer una maestría, emocionado con su nueva vida y con ganas de devolverle al país todo lo que había recibido durante los diecisiete años que había recibido instrucción gratuita. Sus ojos verde agua brillaban con la ilusión de un joven e inteligente profesional que sabía que tenía mucho que dar al mundo, logrando a la misma vez una vida digna, sin escaseces, con prosperidad y respeto. A los seis meses, hastiado de que todo se le cayera cuando estaba a punto de lograrlo, incluso un cargo como profesor en la universidad central, un puesto como investigador con buenas subvenciones y una beca de Fundayacucho para hacer un doctorado en Alemania, después de lo cual tendría un lugar privilegiado por sus conocimientos y un cargo seguro por toda la vida. Todo se vino abajo y para completar, en seis meses lo atracaron cinco veces, su hermana menor fue violada, la casa de su abuela fue robada: Alguien entró por una ventana, abrió la puerta principal y cuando ella regresó del banco donde cobraba su pensión del seguro social, lo único que había era el teléfono sobre el piso.
Los vecinos no notaron nada, sólo vieron un camión cava situado frente a la casa y los ayudantes con bragas que hacían la mudanza con toda tranquilidad.
Ana Jacinta Rosales encontró a su marido con otra en una posición que no dijo porque le daba asco, con su mejor amiga, una muchacha que conoció en el supermercado y que compartía su gusto por las albóndigas en salsa de naranja, en las que se había hecho especialista. Buena cocinera, además sabía escuchar y se había hecho su amiga imprescindible, hasta que la encontró con él haciendo eso. Decepcionada, Anita le pidió el divorcio inmediatamente a su esposo, total ya había percibido cierto perfume en sus trajes, había encontrado objetos comprometedores cuando llevaba la ropa a la lavadora y, aunque él negaba todo, eran demasiadas evidencias. Encontrarlo en el hecho era ya algo que no podía pasar. Se divorció rápida y fácilmente, consiguió un abogado joven que casi no le cobró porque simpatizaba con las mujeres engañadas y, al terminar el proceso, por suerte consiguió una beca para un doctorado sobre enfermedades virales en la Universidad de Yale.
Los dos químicos vivían en El Cementerio. Sea por tratarse de un barrio pobre o tal vez por otra razón, las camionetas de pasajeros eran atracadas con mucha frecuencia, y ellos tuvieron la suerte de que casi siempre se metían en las que ellos iban. Perdieron su celular, su Ipod, su cadena y a Rafael H. Villegas, el más joven, le robaron hasta la gorra y los zapatos. Y ya sus padres estaban hartos de que no consiguieran trabajo, al extremo de que estaban sospechando que salían a buscar sin ganas de encontrar. Pero un aviso en el periódico, que les enseñó su nuevo amigo Francisco Merck, les dio la salida. Un laboratorio en Berlín buscaba químicos sin experiencia y, al que pasara el examen de suficiencia en inglés, le daría una beca cuyos primeros seis meses serían para familiarizarse con el país, el idioma y la empresa, y luego, si salían bien en el examen, serían contratados con sueldos en euros que ellos ni siquiera habían soñado. Aunque no aprobaran, tendrían la ventaja de haber conocido otro país y otro idioma, tal vez eso les serviría si tuvieran que regresar... Y todo era remunerado.
Nilda Suárez, estudiante de música, conoció a Franklin Rosales en el ateneo de Caracas, en el café Rajatabla, y fue impactada de inmediato. Sin que él le dijera nada, se dio cuenta de que tenían los mismos gustos, las mismas inclinaciones. Franklin era perfecto. Así que apenas el joven pintor le hizo la propuesta, rompió con su novio, que además estudiaba en la universidad bolivariana, y se hizo pareja del pintor. A los seis meses su vida había cambiado, y estaba viviendo con la familia de él en Chacao, fumaba marihuana porque él la había convencido de que no sólo era inocua sino que la llamaban Ganya y la adoraban los Rastafaris, que eran una especie de religión de origen africano muy tradicional. Cambió de amigos, se enemistó con su familia y poco a poco comenzó a odiar a todo lo que oliera a gobierno, hasta a su padre, que había sido asesinado en los años ochenta por el gobierno, por ser revolucionario, y a su madre, la actriz de teatro de calle que le enseñara los mejores principios personales y sociales que había podido aprender.
Cada uno de los miembros de la lista fue contactado y atacado con éxito,
menos Rubén Rivas. Además de conocedor del marxismo, Rubén era una
especie de místico, tipo desconfiado y, aunque se había hecho militante de izquierda desde el liceo, no le gustaba dejarse dirigir. Tenía un olfato especial para detectar a los enemigos y no confiaba en nadie. Su madre, que era lo único que tenía y la única persona en quien confiaba, murió en un asalto en la calle, en el cual hubo disparos y nadie más resultó herido, salvo ella que recibió una bala perdida.
Rubén rechazó cada avance de cada uno de los soldados de cuarta generación, no confió en nadie y su novia, Serena González, encontró una amiga en los talleres de decoración donde trabajaba, que la ayudó con sus consejos a consolar a Rubén cuando sufrió la tragedia de la muerte de su madre.
Prácticamente Serena y Rita se hicieron inseparables, hasta que una tarde, Rubén la encaró:
_Serena, he pasado a creer que entre tú y Rita hay algo más que amistad, no haces sino lo que ella te dice, y te veo con ella por todas partes.
_Es que es muy buena amiga, me ayuda en todo y se ha ganado mi confianza, no con palabras sino con hechos... Hasta parece que me lee el pensamiento, es la hermana que nunca tuve.
_Bueno -dijo Rubén- Pues tienes alguien con quien pasar el guayabo, porque lo que soy yo no me calo a esa tipa, tiene algo.... ¿Tal vez lesbiana? ... o no... algo que no sé definir, pero me parece peligrosa.
Serena lo miró sorprendida. Rita no tenía sino virtudes y le constaba que no era lesbiana. Una buena amiga que no se merecía que la trataran así. Lo miró horrorizada y él sólo tuvo que mirarla a los ojos para darse cuenta de que no había nada que hacer. Rompió con ella en ese mismo momento. Esa noche, Serena le contó a Rita lo sucedido y ella, noblemente, la acompañó, la consoló y le dijo que sabría, con su práctica, derrotar la desconfianza sin causa de su novio.
_Rompió conmigo.
_Pero si te ama, va a volver.
Una vez que Rita dejó a Serena en su casa, tranquila y confiada en una próxima reconciliación, fue a buscar a Rubén.
_Fuiste injusta con ella. Si quieres yo me alejo para que no pelees por mi causa, pero Serena te ama y no se merece que la trates así. Y no soy lesbiana, lo que pasa es que esa muchacha necesita una amiga, no tiene hermanas y a mí me gusta cuidar a la gente.
_No mientas -le dijo Rubén. No sé para quién trabajas, pero lo que sí sé es que la estás manipulando. Voy a hablar con mi suegra, con todas las personas que pueda, pero voy a averiguar quién o qué eres, y para quién trabajas. A mí no me engañas y mucho menos vas a manipularme. Sé que estamos en guerra y tú tienes una cara de espía que no puedes con ella. Yo no puedo olvidar que estoy en el frente ideológico del PSUV y pueden atacarme. ¿Eres de la CIA, o qué?
Rita lo miró con unos ojos muy abiertos en los que se asomaba el miedo y rompió a llorar antes de dar media vuelta y alejarse mientras gritaba:
_¡Estás loco! ¡No mereces a una buena muchacha como Serena!
Y sollozaba. Esa misma noche, cuando regresaba de una reunión del partido, Rubén fue interceptado por dos jóvenes bien vestidos que le pidieron la hora. Mientras él sacaba el teléfono celular para mirar y decirles, recibió dos balazos en la cabeza. En unos instantes lo despojaron de todo lo de valor que cargaba.
Al día siguiente, en la prensa amarillista, apareció su foto en medio de la acera. De su cabeza destrozada salía un chorrillo de sangre que iba a perderse en el asfalto de la calle principal de La Vega. El titular era enorme:
JOVEN DIRIGENTE DEL PSUV ASESINADO POR EL HAMPA.
Esa misma noche, en el pequeño salón de conferencias del Eurobuilding, la Unidad de Cazadores de Cerebros recibía otra lista de blancos