¡No más Chávez! es una de las consignas de modo de la oposición, no solamente venezolana sino de aquellas oligarquías y sectores enfermos que aún no aceptan que el mundo está cambiando. Primero fue la consigna ¡Con mis hijos no te metas!, luego contra la supuestas amenazas a la propiedad privada, ahora van por el medio, es contra Chávez, es contra el proceso, es contra los pueblos de América latina. Todavía hay quienes ingenuamente creen que la oposición solamente lucha por aquellas medidas supuestamente injustas y por lo cual tienen el legítimo derecho a la protestad. No, ahora ya no hay dudas, queda claro que el problema es no solamente el presidente Chávez, es el proyecto de país, más aún es el proyecto de cambio que se está suscitando en América Latina y en buena parte del mundo y que la hegemonía de los países desarrollados del Norte y sus lacayos en el Sur se niegan aceptar. El problema es cómo salir de Chávez por la fuerza ya que con votos no han podido lograrlo. Frente a esta agresión, que pretende tener carácter internacional, no podemos confiarnos al ver las minúsculas marchas que en algunas ciudades se han organizado, porque en realidad- a pesar de su escaso número-manifiestan una organización, una red, una alianza, una confabulación entre las élites, entre los poderosos para frenar el avance de los movimientos sociales. Frente a esta agresión directa es necesario salir a la defensa primeramente ideológica, pero también en la calle. Respondiendo al ¡no más Chávez!, ¿Cuál Chávez?: el que ha sido elegido por la población venezolana, por las grandes mayorías, aquellas que para las minorías parecieran no ser gente, su voto mayoritario no parece valer? Y habría que volverse a preguntar: ¿por qué llega Chávez al poder? ¿Que estaba pasando en el país en 1998?. Y preguntar: ¿salir de Chávez, el que logró reivindicar el papel de la OPEP y conseguir precios justos para el petróleo, salir de Chávez y de la revolución venezolana desde donde se ha reivindicado el papel del integración latinoamericana y del tercer mundo, de la necesidad de luchar por un mundo multipolar, en defensa de las soberanías?, salir de Chávez el que impidió la privatización de las empresas básicas, fundamentalmente PDVSA?, salir de la constitución de 1999, de la reivindicación de los derechos de los campesinos, del indígena, la lucha contra el latifundio, el desarrollo de las cooperativas, del avance del poder popular, de los consejos comunales, la comuna, de la política social claramente incluyente, de las misiones, del derecho pleno a la educación y la salud?
Golpistas con mi Chávez y mi revolución no te metas. No hay la mas mínima pretensión de mi parte de entrar en la carrera de jalabolismo en la que muchos supuestos revolucionarios -con cachuchas rojas pero conciencia blanca- compiten, de lo que se trata es de defender el proceso revolucionario frente a la aguerrida campaña a nivel nacional e internacional de quienes se presentan como verdaderos demócratas cuando en realidad son quienes durante 40 años hicieron de sus antojos con el erario publico. De quienes han dicho con mis hijos no te metas, con la educación no te metas, con mi PDVSA no te metas y manifiestan antes las cámaras asombro porque un Ministro de Petróleo o de educación dicen que PDVSA es revolucionario o que los nuevos educadores y educandos deben ser revolucionarios, cuando es lógico que si el gobierno del presidente Chávez-mayoritariamente electo- ha asumido desde un inicio, sin engaños, que se trata de un gobierno revolucionario, pues es lógico que las instituciones estén alineadas en ese proceso, lo otro sería una desfachatez.
Adecos y copeyanos disfrazados, supuestos jóvenes sifrinos justicieros, mayameros piti yanquis, no pueden hablar de democracia cuando nunca la han ejercido, de sensibilidad social cuando le asquea la pobreza y la negritud, de soberanía cuando viven y suspiran por el Norte. Esta revolución que apenas comienza y con muchos errores pero con claro sentido social y ético se sembró en el alma de las mayorías de los pobres, de los excluidos, del pueblo llano, de los que nunca han sido considerados como ciudadanos, de las víctimas de la suedo democracia. El proceso de concientización- al que hizo alusión Freire- está en marcha irreversiblemente. Por mas bombardeo propagandista de los medios privados de comunicación, por mas campaña intimidatoria desde los centros hegemónicos, no podrán regresar el país al pasado, a la democracia populista que solo beneficio a una elite y a los intereses transnacionales, a la Venezuela que le dio la espalda a sus hermanos latino americano y a los del tercer mundo.
Decir ¡no más Chávez! es una ofensa a la democracia, una ofensa a Venezuela una ofensa a la población latinoamericana, a quienes en su mayoría han apoyado a este gobierno y a los cambios ocurridos, frente a la resistencia de una minoría que no acepta y pareciera ya no entender que ya no son mayoría. Frente a la nueva agresión ya no hay tiempo para la ingenuidad. Es tiempo de lucha ideológica pero al mismo tiempo de la organización militante para la defensa en la calle del proceso revolucionario. La salida de Chávez representaría no simplemente la salida de un presidente más, Con todo el respecto y el rechazo, no es Hondura, seria la caída de un proceso histórico, no sólo de los diez años de revolución, sino una lucha con más de 200 años, deudas sociales que aquí a penas comienzan a reivindicarse. Son muchos los errores cometidos, es mucho lo que falta, pero es el proceso, estamos en el camino. La caída de nuestra revolución representaría no sólo un golpe para el proceso venezolano sino un fuerte revés para los movimientos sociales en América Latina, en el tercer mundo y hasta en los propios países desarrollados para enfrentar los desmanes de este capitalismo salvaje, profundamente desigual, obscenamente inmoral. Por eso frente al ¡no más Chávez! volvamos a gritar: ¡Uh Ah Chávez no se va!. ¿NO MÁS CHÁVEZ?, YO TE AVISO CHIRULÍ…
(prodriguezrojas@hotmail.com)
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