El lunes 28 de junio serán las elecciones parlamentarias en Canadá, las cuales determinarán la postura ideológica del próximo gobierno. A pesar del reciente surgimiento de la derecha, el resultado electoral podría muy bien significar un avance progresista para el país norteamericano.
Después de 11 años en el poder, el "Partido Liberal" (LP) de centro-izquierda atraviesa la peor de sus crisis. El reciente escándalo sobre actos de corrupción en el manejo de cientos de millones de dólares en contratos a empresas de Québec para mejorar la imagen del gobierno federal de cara al referéndum de 1995, y las promesas rotas de la manera mas descarada y arrogante por parte del recientemente electo gobierno liberal en Ontario, han contribuido a que los altos índices de popularidad del actual Primer Ministro, Paul Martin, hayan descendido vertiginosamente en cuestión de meses.
Ésta debacle ha originado el surgimiento de la derecha, recientemente unida en el "Nuevo Partido Conservador" (NCP), cuyo líder, Stephen Harper, ha manifestado claramente su apoyo incondicional a la política imperialista del presidente Bush, mostrándose a favor de la invasión de Irak, al desconocimiento de acuerdos internacionales y a la privatización de los servicios sociales. Por su parte, el separatista "Bloc Quebecois" (BQ) liderado por Gilles Duceppe, también se ha beneficiado enormemente de la impopularidad del LP y espera arrasar con los 75 curules correspondientes a la provincia francófona de Québec. Asimismo, el izquierdista "Nuevo Partido Democrático" (NDP), cuyo líder Jack Layton ha defendido decididamente la gratuitidad y universalidad de los servicios sociales como educación y salud, amenaza con incrementar sustancialmente su presencia en el parlamento; e incluso el progresista "Partido Verde" (GP) podría figurar por primera vez en el parlamento canadiense. Otros candidatos independientes y partidos políticos como el "Partido Comunista de Canadá", el "Partido Marxista-Leninista", el "Partido Marihuana" y el "Partido de Herencia Cristiana", entre otros, no tienen oportunidad alguna de participar en la configuración del próximo parlamento, al menos hasta que se modifique la constitución para garantizar la representación de las minorías, tal y como lo ofrece la plataforma de gobierno del NDP.
Los últimos sondeos de opinión reflejan un empate técnico entre el centroizquierdista LP y el neoconservador NCP con un 33% de aceptación. Luego sigue el NDP con un 18%, y el BQ con un 11%. Además de prever una dura contienda, éstas estimaciones ofrecen la certeza de que ningún partido obtendrá la mayoría necesaria que le permita al próximo Primer Ministro llevar adelante un programa de gobierno sin obstáculos oposicionistas. Si los neoconservadores logran la primera minoría, su permanencia en el gobierno será breve ya que ningún otro partido está dispuesto a formar algún tipo de alianza con un gobierno que pretende adherirse al programa de la "Guerra de las Galaxias" auspiciado por Washington, la salida unilateral del acuerdo de Kyoto, la privatización de la salud y otros servicios sociales, y la modificación de la constitución para otorgarle al gobierno el poder de veto sobre las decisiones de la Corte Suprema de Justicia referidas al derecho al aborto, el matrimonio entre homosexuales y la descriminalización del uso de la marihuana en pequeñas cantidades.
Por el contrario, una victoria de los liberales podría dar origen a una alianza estratégica con el NDP que le permita a los primeros constituir un gobierno legítimo y sin obstáculos oposicionistas, y a los segundos avanzar en su programa progresista evitando además que se impongan criterios neoliberales en la conducción del gobierno liberal. Esto significaría la ratificación de la salud como servicio universal y gratuito a través de un aumento del presupuesto y una posible modificación de la ley que evite la proliferación de clínicas privadas, la implementación del acuerdo de Kyoto, la reconformación de la fuerza armada en fuerzas "peacekeepers" destinadas a la promoción de la paz, la modificación de la constitución para permitir la representación de las minorías y el reconocimiento al equilibrio de poderes que vele por los derechos ciudadanos y garantice el predominio del interés colectivo sobre el interés de una élite reaccioanria.
Para Venezuela, una victoria de los neoconservadores podría significar la aparición de un nuevo enemigo en la batalla bolivariana internacional, pero una victoria pírrica de los liberales que los obligue a establecer una alianza con la izquierda progresista, abriría infinitas oportunidades para el intercambio social, cultural y económico entre los dos países americanos.
Antonio Guillermo García Danglades
Internacionalista, MA