“Moral y
luces son nuestras primeras necesidades”, pensamiento vigente de nuestro
Padre Libertador Simón Bolívar, como esclarecimiento visionario o
claridad de la inteligencia que amalgamada en las reglas de una conducta
y valores, impulsarían el desarrollo presente en un país que
lingüísticamente se define de camaradería socialista y se oscurece
en la desidia, la ineficiencia, el derroche y la crítica destructiva,
es decir, ahora la culpa ¡es de todos!.
El resentimiento
social y la alineación foránea combinan la anarquía, consumismo y
conducta del derroche diario, sin embargo; resulta paradójico observar
que, precisamente, en los tiempos de mayor unidad y paz, la luz juega
un papel importante como en el caso de la navidad que se hace
presente y convierte las ciudades de Venezuela en calles de luces de
alegría momentánea.
Quien recorre
un barrio o sector invadido hasta sus entrañas, se sorprendería al
mirar en el centro de alguna casita humilde, su pesada antena de Directv
conectada a un televisor pantalla plana de grandes pulgadas, una laptop
y un equipo de sonido reformado con cornetas de altos decibeles
y hasta cónsolas de sonido en alta tecnología de punta mientras repican
los “blackberrys”. Contraste que indigna en el derroche del tubo
de agua roto que, en un bote constante daña las vías de comunicación.
Lo lamentable
se manifiesta en aquel que debe hacer largas colas, para cancelar recibos
atrasados de agua y luz inexplicablemente incrementados pero quizás,
calculados con el agua y la luz del derroche del barrio humilde de los
“camaradas” excluidos. Aquí se define un socialismo extraño, sustentado
por quienes a cuesta de sudor y esfuerzo, meditan en un sillón de mimbre
y ratán bajo la melodía que sale del viejo “radio tres en
uno” conservado al mejor estilo cubano.
Luz para la
calle y oscuridad para la casa dicen quienes en análisis tecnológicos
se alimentan de lecturas sobre las “nanocelulas solares” que atrapan
la energía solar. Cabe preguntarse entonces; ¿cómo es posible que
en un país de desarrollo y visión revolucionaria, siga existiendo
el concepto de exclusión por quienes se sustentan por su preparación
académica y trabajo productivo (llamados clase media) hacia quienes
en muchos casos amparados por el subsidio del estado son llamados
excluidos sociales en una situación aprovechada verdaderamente por
la burguesía que se hace rica mucho más, en este tipo de escenario,
pues, con su propias plantas eléctricas mantienen luces para los consumistas
en el contraste de quienes prenden velas a riesgo de un incendio sin
agua?.
Hay muchas maneras de racionar, pero más que electricidad, hay un medidor moral vital por instalar. Como el agua que da vida, la propia energía del conocimiento y la conciencia deben hacerse praxis para la luz socialista. La respuesta queda en la visión y pensamiento de la patria buena que queremos y merecemos, no en la demagogia y mentira, pues así, en la búsqueda de aclarar; se oscurece. ¡Yo tenía una luz que a mi me alumbraba y venía la brisa y zuas y me la apagaba y venía la brisa y zuas y me la apagaba!...tarareaban Lupe y Polo.