La Oposición y sus Inconsistentes Argumentos

El argumento que la “inseguridad” es consecuencia del lenguaje violento del Presidente Hugo Chávez es manejado desde  hace  algún tiempo por los “genios” de la oposición  y que ya hoy,  aparece aprobado  por los “estrategas “ del  imperio como consigna  de campaña

Por cierto el diseñador de esta matriz de opinión, que es nacional, se debe haber metido una “lata ’e rial”, perdón, haber ganado un montón de dólares. ¡Qué envidia! Solo por traicionar a la Patria–.  

Pero es un argumento inconsistente, si la “inseguridad” fuese producto del lenguaje violento de los presidentes, entonces los discursos del Presidente Obama de Estados Unidos, deben  ser los más violentos del mundo, porque los índices delictivos de esa nación son los más elevados del planeta, y no nos estamos refiriendo a los locos que en ese país a cada rato matan a sus compañeros de escuela, ni a los que lo hacen con sus compañeros de trabajo, y que nos transmiten en intervalos muy seguidos los medios de difusión masivos, sino a la delincuencia común que pulula en las grandes ciudades estadounidenses.

 Dicen que Bratton, ¿O fue Guiliani?, redujo el 25% de la delincuencia en la Ciudad de Nueva York. Había 200 muertes violentas los fines de semana y las redujo a 150. 

El del Presidente Ignacio Da Silva “Lula” no se podría quedar atrás. Unos delincuentes comunes, brasileños asaltaron un cuartel del ejército. Y después de esa acción borraron del mapa a todas las comisarías de la ciudad de Sao Paulo. 

Aunque el colmo de los colmos debe ser, según la lógica de los sesudos escuálidos, el Presidente Felipe Calderón de México, donde aparecen hasta 25 cuerpos decapitados en un solo lugar. Y esto acontece, los decapitados, a cada rato, junto con otras atrocidades o actos delictivos, que mantienen en pie de combate a las fuerzas militares y policiales de ese país.  

No se incluye aquí el lenguaje, que se supone debe ser, no violento, sino violentísimo del Presidente de Colombia el “Dr. Varito” ó “El N° 82”, porque son crímenes de Estado; como los falsos positivos y su móvil es político y no delincuencia común. 

Como colofón, el Imperio, por intermedio de sus sigüises criollos y pueden ser, porque no, hasta “contratista”, reparten armas y crean escuelas para delincuentes, y hasta tienen campañas subliminales para estimular los índices delictivos. Es un arma política y ellos no tienen escrúpulos… ni nada.         



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Guillermo Morillo


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