Esta semana como todos sabemos el Presidente anunció medidas económicas a las que raudos y prestos los capitalistas que manejan distribución y venta de bienes de cualquier tipo, azuzados por los medios de la oligarquía, comenzaron a toda velocidad a cambiar los precios de los productos en una clara violación a las leyes.
En el programa”Aló Presidente” de este domingo, el Comandante fue muy enfático al ordenar a toda la estructura del poder, incluso los Consejos Comunales para que se conformen en una gran jornada de contraloría social para denunciar a los especuladores.
El Jefe de Estado está claro como siempre, en la jugada como diría él mismo en su especial lenguaje de hacerse entender por el pueblo. Lo difícil va a ser implementar las medidas antiespeculativas, pues como siempre el burocratismo logra que todo se diluya y los efectos y hasta las intenciones mueran al nacer.
Basta con preguntarles a los venezolanos, si saben el teléfono de Indepabis o de algún organismo al que puedan denunciar apenas logren enterarse de una irregularidad, el resultado: que casi la totalidad lo ignora, y quienes lo saben se abstienen de usarlo porque, o pierden el tiempo porque no le contestan, o si logran que le respondan, se encuentra con una persona que lo que hace es ponerle obstáculos con requerimientos de datos sobre nombre de la persona a la que se denuncia y otras cosas más, cuando bastaría la simple dirección del establecimiento.
Igualmente casi nadie sabe, donde acudir cuando logra enterarse de una irregularidad; entonces se pregunta uno: ¿Porqué no se implementa una fórmula para que todo el pueblo se entere cómo denunciar, publicando en primera página, o en un encartado en los diarios, los números telefónicos por estado e igualmente obligando a los canales y emisoras a que los publiquen con frecuencia?
Apuesto fuertes a lochas que en la gran mayoría de los consejos comunales, donde estos existen, no saben quién es el director de Indepabis y menos los teléfonos a los que pueden dirigirse.
Cabe la esperanza que con la incorporación de otros organismos distintos al Indepabis como por ejemplo la Guardia Nacional y la milicia se pueda lograr por lo menos minimizar las pretenciones de los especuladores, sólo que para ello no debe haber concesiones porque les aseguro que no faltará un juez de la misma escuela de aquella que le dio libertad al prófugo Eligio Cedeño, que salga parándole bolas a cualquier leguleyo, con decisiones que prohíban la acción defensora de los derechos del pueblo.
Se debe pues ser efectivo porque la transgresión de la ley ya está en marcha; este sábado sin ir muy lejos, recibí una llamada de una amiga que me decía que estaba viendo con sus propios ojos cómo en una tienda a la que había acudido el día anterior los precios habían sido elevados al doble; hechos como éste son generalizados, en todos los rubros incluso los que no han necesitado, ni van a necesitar usar el dólar para nada.
La derrota de las pretensiones del capitalismo criollo bajo el ala del capitalismo imperial y guapos y apoyados como se creen por los medios de comunicación apátridas, debe ser contundente, ello debe formar parte de la Campaña Admirable, que ya comenzó para poder mantener la garantía de una liberación plena del pueblo venezolano.
Yo en verdad no sé y muchas de las personas con quienes he conversado lo saben, cómo va a hacer el gobierno revolucionario para frenar la ola de aumentos en los precios de todo, así como para revertir la creencia de que el problema de la electricidad y del agua es culpa de Chávez, cuestiones que se oyen, en todas partes, busetas, mercados, colas en los bancos, salones de belleza etc.; a este problema de los servicios tan sensible, ahora se une el de la devaluación y sus consecuencias, y es apenas lógico que quienes como yo, estamos hasta los tequeteques convencidos de que la única vía para este país es el socialismo, nos preguntemos si el alto gobierno, a la vez que decidió tomar las medidas, preparó paralelamente una acción agresiva de información y de estrategias para evitar lo que ya está sucediendo en todos los ámbitos comerciales del país, supermercados, farmacias, restaurantes, hasta en las bodegas de la esquina y no se diga sobre los vehículos que sin ir muy lejos, en las páginas Web aparecen desde el día siguiente de la devaluación con el precio duplicado, y entonces la esperanza de muchos por los anuncios del gobierno de que se abaratarían los precios de los carros se esfumaron.
Es difícil entender por ejemplo lo de la reducción del horario de trabajo en las oficinas públicas, porque si por una parte se ahorra energía, por la otra la ineficiencia que ya es notoria se va a multiplicar por dos, con las consecuencias para los usuarios.
Estamos claros que un porcentaje de la población consciente, que la hay, lo entiende, pero el común de la gente no, porque por ejemplo quién le explica a una señora que va al mercado, no a MERCAL ni A PEDVAL , porque su tiempo no le permite someterse a las colas que allí se forman, y se encuentra con que una lata de atún que le costaba por decir algo Bs.f:10,00, de repente está en 20. ¿Cómo hace el gobierno para controlar esta consecuencia que ya se extiende a todos los niveles de la cadena comercializadora?.
Pienso que el gobierno tiene de manera urgente que idear una estrategia de control así tenga que colocar en cada comercio una persona, que con lista en mano supervise los precios; bastante gente hay que a veces ni hace mucho; Indepabis en muchos estados es ineficiente, prácticamente nadie sabe dónde queda y quien lo dirige, pero además su personal es muy reducido para poder cubrir todo el espectro, entonces hay que acudir al frente Miranda, por ejemplo, los componentes militares, voluntarios autorizados, los concejos municipales y alcaldías afectas, a quien sea pero que esto hay que frenarlo porque se ha iniciado como un especie de avalancha que puede arrastrar consigo las esperanzas de mantener en septiembre una correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional, que nos permita seguir profundizando la Revolución, porque de otra manera preparémonos para ver el principio del fin.
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