Un líder, una crisis, culpables, unas elecciones, un pueblo y unas posibles soluciones

Todo el mundo lo comenta, pero nadie se lo dice…

O como decía  Hector Lavoe “todos lo comentan, nadie lo delata”. Pero, al comandante Chávez ¿Qué deberían decirle o delatar?, ¿Qué es lo que todo el mundo dice en las calles, en las reuniones políticas, en las reuniones del PSUV, en la asamblea extraordinaria, lo comentan entre los ministros, en la alta dirigencia política, entre asesores y trabajadores, entre las personas que asisten y además son víctimas diariamente las instituciones públicas, o en una camionetica, ni hablar del metro o la cola de un banco? Pero nadie de su entorno se atreve a decirle lo que pasa o lo que todo el mundo comenta, que se convierte en un vox populi, y que incluso el mismo líder quizá sospecha, pero sus más allegados no le dicen porque creen o que él ya lo sabe, o porque en decirlo éste se está jugando la continuidad del cargo o la consideración del líder para mantener ciertas cuotas de poder.

Incluso, existe un fenómeno ampliado al temor de decirle la verdad de lo que todo el mundo comenta al comandante Chávez, que es el decirlo públicamente, ya que esto implica; dentro de una dinámica perversa gestada por una lealtad mal entendida dentro del proceso revolucionario; el poder o no ascender o mantenerse en espacios medios de poder, lo que no permite la constitución de críticas incluso propositivas, y la estigmatización de aquellos que pretendan hacerlo, porque contradictoriamente, una revolución “marxista” y por ende Teórico Crítica, no permite la crítica ni el disenso dialéctico fundamental para avanzar en cualquier proceso revolucionario, así sucedió con el Centro Internacional Miranda, que por desarrollar un encuentro crítico de ciertas personalidades de diversos sectores comprometidos con el proceso, ahora prácticamente vive un cierre técnico, y ya de hecho desalojado de su sede.

Pero, ¿Qué es lo que todo el mundo comenta, pero nadie se lo dice? Al inicio del 2010, un año electoral, determinante para la definición del rumbo político del país (y por ende de la revolución bolivariana y el proyecto de desarrollo de un socialismo latinoamericano, un socialismo bolivariana, un socialismo propio, inédito, un nuevo socialismo, que no es del siglo XXI sino, de una nueva era, que no tiene limitación epocal), donde se escogerá a la Asamblea Nacional, en el marco de una profunda crisis económica mundial, iniciada ya hace varios años, pero detonada hace menos de dos por el exceso financiero de capitales inorgánicos, reproductores de dinero sin sustento en el trabajo, en los países capitalistas e imperiales; el gobierno de Venezuela se llenó de gloria discursiva al asumir la disminución de su PIB en tres puntos, como un logro de resistencia ante el embate económico de la crisis financiera mundial, presentó un repunte favorable del precio del petróleo entre 70 y 80 dólares el barril, evidenció un marcador de desempleo inferior a 7%, se ufanó de tener el sueldo mínimo más alto de Latinoamérica y el índice de Gini con tendencia más marcada a la mejor redistribución de la riqueza en el continente, demás presentó unas reservas internacionales superiores a los 34 mil millones de dólares, y sin embargo, asume que una política económica correcta en el marco de un año electoral determinante para la estabilidad y continuidad del proceso, debe ser “revaluarse el bolívar fuerte, devaluando el valor de nuestra moneda ante el dólar”.

Esta teoría de la “devaluación revaluadora”, tiene como precedente, la recomendación hecha al presidente un año y medio antes por ciertos sectores políticos afines al proceso, de devaluar el bolívar a 3,15 por dólar, que aplicado a mediados del 2009, con un barril de petróleo bajo y una crisis económica mundial en pleno apogeo, todo el mundo lo hubiese comprendido, aceptado y acompañado, es así que todo el mundo lo comenta, pero nadie le dice al presidente que ésta es una medida electoralmente errónea y económicamente retardada, y que tiene como responsable a un ministro que es premiado por su desatino político, poniendo en riesgo las elecciones parlamentarias, Jorge Giordani, que ahora se convierte en superministro del área económica, aún a pesar de las fuertes críticas de su gestión, ya que con un discurso seudoradical, el daño como consecuencia de sus recomendaciones económicas de corte neoliberal pone en riesgo el proceso, sometiendo al presidente al escarnio público un viernes, para rememorar un dólar a 4,30 Bsf. ¿No pudo ser un martes y a 4,15 o 4,40? ¿Qué razones técnicas sopesaron sobre esa decisión que caló en el inconsciente colectivo, rememorando el viernes negro de 1983?

En este año electoral, por otra parte, en el momento donde los últimos  sondeos de opinión evidencia un repunto de la oposición contra el proceso, pero aún más terrible, un 70% de rechazo a las últimas medidas tomadas por el gobierno, el inicio de la gestión pública del presidente Chávez arranca con una fuerte crisis climática que afecta, como sabemos, los volúmenes de agua suficiente para la producción hidroeléctrica que ocupa casi la totalidad del origen de energía eléctrica de nuestro país, lo que ha creado la necesidad de tomar acciones de racionamiento tanto del agua como del suministro eléctrico, asumiendo dos medidas, una más infeliz que la otra dentro de la opinión pública; una primera contra los centros comerciales, qué afectó estructuralmente la vida de los ciudadanos que conviven en ciudades que como consecuencia de los niveles de inseguridad y de falta de políticas públicas hacia lo público, han optado por desarrollar su vida en torno a la privatización de los espacios públicos, estimulado además por la condición enajenada de ciudadanía que desarrolla nuestra sociedad aún profundamente capitalista (en un comentario al margen sobre este asunto, el 30 de diciembre me entrevista Yolanda Valery de la BBC de Londres, y su planteamiento inicial era analizar cómo había sido el primer año de socialismo del gobierno del Presidente Chávez, ya que en consideración de la periodista, este había sido el año de las nacionalizaciones y de las acciones más contundentes del gobierno rumbo a medidas consideradas por ella socialista, a lo que de inmediato le respondí que podía irse al Sambil a ver si estábamos en alguna condición socialista o presocialista en nuestro país). La medida de regulación eléctrica de los centros comerciales a los tres días tuvo que suspenderse, tanto por impopular como por mal formulada.

La segunda medida en materia de electricidad fue la medida de regulación eléctrica en la ciudad de Caracas, en bloques de horarios que afectaban la cotidianidad laboral y comercial de los ciudadanos, fatalmente comunicada y terriblemente aplicada, que evidenció por primera vez de manera tajante un alto nivel de improvisación en la gestión pública, lo que desencadenó el descontento absoluto de los caraqueños, esta medida sólo duro 12 horas de aplicación y de inmediato generó la segunda suspensión de una política pública adoptada por el presidente, y la primera baja política del año, el flamante ministro de la energía eléctrica Ángel Rodríguez, de quien muchos dudaban de su capacidad para ser ministro del área, pero todo el mundo sabe, no es el responsable del problema estructural que está detrás de las fallas eléctricas y la necesidad de los recortes, todo el mundo sabe que el responsable es el ministro Rafael Ramírez, pero nadie le dice que éste es el ministro que debería salir del gabinete por su responsabilidad directa en la crisis actual.

Retomando las medidas económicas de principio de año, todo el mundo evidencia que el argumento económico que se da para la “devaluación revaluadora” sobre la necesaria reactivación del aparato productivo venezolano, y la convocatoria a los sectores privados para adelantar acciones de reconversión de los importadores a productores, evidencia la ineficiencia de las políticas del gobierno orientadas al capitalismo de Estado y por otra parte al desarrollo del sector productivo de carácter social, de propiedad comunal o social, pero totalmente regentado por el Estado y prácticamente administrado por las instituciones públicas vinculadas. Todo el mundo lo comenta en la calle, pero nadie delata la situación y menos a los responsables.

No hablemos de la corrupción, síndrome heredado de la “adequidad” y que está incrustado en todas las acciones públicas de cualquier gobierno de derecha o izquierda en nuestro país, sobre lo cual todo el mundo comenta, pero nadie muestra pruebas y mucho menos delata a los responsable, y cuando sucede se acusa con intensión política y muchas veces de manera falaz, pero pocas veces se ataca a los verdaderos responsables del despilfarro y malversación de recursos, incluso en el marco de la solidaridad internacional, acción totalmente coherentes con la visión socialista de nuestro gobierno, pero que no justifica la doble facturación o la orientación de recursos en proyectos que atentan contra nuestra soberanía o que no produce ningún beneficio a los pueblos involucrados, sino que sigue enriqueciendo a pocos, casi siempre a los mismos.

Esta, nuestra revolución, que se inició con tanta alegría, hoy respira un ambiente de tristeza, un dejo de intranquilidad y en el mejor de los casos, indiferencia. Todavía persiste un grupo importante de militantes “patria o muerte”, en torno al cual la defensa del proceso se encuentra en buenas manos, pero ellos no son el reflejo de la mayoría de la población electoral, de hecho, todo el mundo comenta que de los supuestos 7 y tantos millones de militantes de los que habla Jorge Rodríguez, sólo un millón doscientos están realmente activos en el PSUV (y fueron los que votaron para la elección de delegados del congreso extraordinario), y cada día es menor la movilización de los miembros del partido, ya que no se motiva ni se responde eficientemente ante las preocupaciones o iniciativas de los ciudadanos que aún creemos en el proceso.

¿Qué hacer ante este panorama?, cualquiera que pretenda ser parte de un proceso de cambio, asumirse socialista y ante todo venezolano, no puede colocarse en una posición crítica sin aportes, en este sentido, aunque con las limitaciones del caso, paso a enumerar algunas ideas que permitirían superar algunos escollos actuales, con la preocupación de abrir el debate de la elaboración conjunta de respuestas estructurales a los problemas aquí planteados, que ponen en riesgo la revolución por la que estamos dando la vida.

1.- La reformulación del gabinete de ministros en un porcentaje importante, con la incorporación de nuevos rostros, jóvenes y capaces, como pareciera ser un buen anticipo Ricardo Menéndez, permitiría, especialmente en el área económica y social daría una nueva esperanza y una oxigenación importante al proceso revolucionario. El continuo enroque, y el renombramiento de figuras sólo de la confianza del presidente pareciera evidenciar que fuera de su entorno directo no existiese gente capaz y comprometida, y limita la esperanza de gente apta para colaborar con el proceso en esos niveles, quizá permitir que sectores políticos o las bases sugieran nombres para esas instancias de alto nivel fortalecería el liderazgo revolucionario del presidente.

2.- El fortalecimiento de un partido que cogobierne, y no que sólo ejecute las instrucciones del líder, permitiría un avance sustancial hacia un proceso realmente socialista.

3.- El éxito de la revolución cubana, entre otros aspectos, es que tenía comandantes, no un comandante único, la colegiación del gobierno revolucionario daría un paso real a un gobierno socialista, esto implica la elevación de íconos en el entorno del líder principal, lo que develaría la humildad del mismo ante un proceso político que emerge del pueblo y pretende ir más allá del líder, reconociendo su determinante importancia.

4.- Él ataque a la corrupción, con base en los aparatos de inteligencia política del Estado, y el sacrificio de fichas claves que estén inmersas en tales eventos, mostrando así el compromiso con una revolución ante todo ética, inflaría el ánimo revolucionario y ganaría incluso voluntades adversas, esta posibilidad se evidenció en parte con las acciones ante la minicrisis financiera, pero todo el mundo comenta que al final, ningún responsable del gobierno está tras las rejas.

5.- La inmediata reversión en la práctica del nuevo horario de la administración pública y la convocatoria a mesas de energía de alto nivel entre los diversos sectores políticos, sociales y económicos, con el fin de formular estrategias consensuadas para establecer mecanismos para el ahorro energético, sería una estocada estratégica, en el marco de un año electoral para neutralizar a los sectores opositores.

6.- Crear la fiscalización popular para la reactivación económica, evaluando el rendimiento desde una óptica de transición al socialismo, de las empresas de propiedad y de producción social, con el fin crear modelos eficientes de producción y generación de riqueza social, pero a su vez con capacidad “competitiva”  ante los sectores privados nacionales e internacionales, tal como lo desarrolla Cuba hacia su exterior, pero adaptado a nuestra condición histórica actual, asumiendo que aún no hemos superado el capitalismo; aún no estamos en socialismo; pero tenemos que reactivar el aparato productivo con cambios sustanciales en las relaciones sociales de producción.

7.- Estimular la pequeña propiedad privada productiva, en el marco del reimpulso productivo, limitando así el diálogo con los tradicionales grandes sectores productivos al marco del cumplimiento de las leyes.

8.- Crear una nueva batería de misiones, tales como: a.- Misión H2O: con la estructuración de brigadas de seguridad en el uso del agua en las comunidades y sectores económicos. b.- Misión asfalto: Formulado para garantizar la lucha contra los huecos de las ciudades y carreteras. c.- Misión Sol: que tenga como objetivo la implementación de formas alternas de generación de energía en todo el país. d.- Misión Valor: que tenga como objetivo supervisar la asignación de los precios de los productos, en proporción al valor del mismo, buscando así una regulación social de los precios, luchando de esta manera contra la especulación. e.- Misión Aire: que tiene por objetivo profundizar en la lucha contra la contaminación del aire, buscando regular socialmente el uso de los vehículos y el cambio de combustible. f.- Misión Ciudadanía. Que tiene como objetivo la formulación de una serie de políticas públicas que permitan reconstituir los valores sociales y éticos que mejores las relaciones humanas en los espacios públicos y familiares.

9.- Estimular la reactivación de organizaciones alternas al PSUV en lo social y lo político, para demostrar la pluralidad y abrir espacio a los disensos y críticas constructivas que existen dentro del proceso.

En fin, tomando medidas que revitalicen el espíritu rebelde que originó esta revolución, y que después de diez años necesitan una profunda revisión y rectificación, para así lograr el reimpulso real de sus orígenes, se podría lograr remontar el camino en este año, lo que no significa sin ebmabrgo que estemos atendiendo aún los verdaderos problemas o los más estructurales. Recordemos que en el contexto internacional, y ahora más, ya constituido el eje México, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile, que podríamos denominar “Eje Malinche”, el objetivo de los Estados Unidos avanza de manera contundente, sin prisa pero sin pausa, opacando así, desde lo interno y desde lo externo, la llama que desde Venezuela hace pensar aún que un mundo distinto es posible.



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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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