1.- Mi padre no fue Juan Bautista Fuenmayor como Sant Roz supone en su escrito en Aporrea. No se preocupó lo suficiente para no cometer errores, como no se ha preocupado en ninguno de sus libros, si es que se les puede llamar así, ni en ninguna de las cosas que dice. Juan Bautista Fuenmayor fue tío abuelo mío y con él aprendí “economía política marxista” e “historia de la filosofía”, en clases con evaluación que dictaba a un grupo de jóvenes estudiantes de medicina, hace más de cuatro décadas.
2.- Pendejo no soy ni lo quiero ser. Mis cargos burocráticos comenzaron ya muy avanzada mi carrera docente y nunca dejé las actividades académicas durante su desempeño. De todos ellos hay informes, por lo que no hay que ponerse a inventar. Por lo tanto, no creo merecer el calificativo de burócrata. Sería como si yo le dijera burócrata a Sant Roz por haber tenido un cargo, no se sabe bien de qué, en la UNELLEZ, en una gestión muy censurada por los estudiantes chavecistas.
3.- No voy a defender mi conocimiento sobre la educación universitaria, ni sobre neurofisiología y neurotransmisión. Sé muy bien que hoy en el país se desprecia el estudio y el conocimiento. Es muy claro en el escrito que comentamos. Se habla muy mal de las universidades venezolanas, que nunca han gestado nada bueno. Curiosamente, quienes así proceden son graduados (formados o deformados) de esas instituciones y son profesores (formadores o deformadores) de las mismas. Supongo que les sirven, por lo menos, para cobrar sus sueldos o sus jubilaciones, para acudir a los seguros HCM que ellas proveen cuando se enferman y para bastardizar el debate en los medios de comunicación.
4.- No he dejado de trabajar con el Gobierno en el área universitaria desde que dejé la dirección de la OPSU, por lo que nunca tuve que andar por allí merodeando a “ver que me daban”. Me llamaron, me buscaron y gustosamente les presto mis pocos y “distorsionados” conocimientos. Algunos fuimos víctimas de esas universidades, mientras que otros se salvaron y apoyan aduladoramente al Presidente. Eso sí, no acepto bozal de arepas y escribo lo que pienso sin temer a las consecuencias.
5.- La palabra “mierda” gusta mucho a ciertos “intelectuales”, quizás porque sus cerebros se han hundido en la misma.
6.- En la contraportada de su publicación “Capos de Toga y Birrete” (Kariña ed., 2001), aparece la leyenda “IMPLICADOS: Los rectores Giuseppe (..) Vargas. Otros: (..) Nelson Merentes, (..) José Vicente Rangel”. No estuve en esa lista, lo que algo debe significar, y espero no me vayan a incluir en ella en el futuro por el delito de criticar argumentadamente al Gobierno. Curiosamente, en la lista si están como implicados funcionarios claves de la actual administración. Sin embargo, no se sabe en qué están ni por qué son implicados.