Los tránsfugas de una patria en revolución

Los cien metros planos con obstáculos se quedaron cortos, ya que no habrá empalizada ideológica que valga, cuando se lleva en el corazón a la Patria como mercancía de baratija.

De cierto es, que aquellos que nos sentimos acomunados y celosos de este cielo Patrio, a la vez nos embarga un hondo pesar, por la pérdida tal vez irreparable de esos hijos hoy renuentes, que con su fortaleza y juventud, también contribuyeron a esta noble causa revolucionaria.

Dentro de un objetivo de bien común, cada deserción cualquiera que sea su naturaleza, más que una perdida se convierte en un elemento temeroso, que nos minimiza la moral y la fe de porvenir, es como si un pedazo dentro de nuestro ser se desprendiera, motivo que debe inducir a revisarnos.

En el redil donde convergen seres humanos, a veces suelen surgir inconformidades hasta con nuestros propios padres, pero lo que jamás nos puede achatar el ego de la consciencia en las noches de reposo, es no haber tenido la suficiente capacidad asimilativa en ambas partes, de una pequeña dosis de tolerancia en nuestras desavenencias internas y por el contrario utilizamos como único recurso la deslealtad, no en contra de un hombre o un líder, que al igual que muchos de nosotros a lo mejor mañana será polvo cósmico, si no en contra de la Patria, que fielmente permanecerá allí, cumpliendo su siclo de existencia protagónica en el inefable y atribulado tiempo, donde un día le tocó tragarse el amargo de la hiel sobre la arena escarlata, pero hoy dichosa de lamer la dulce miel de sus hijos pródigos.

Tránsfugas aparecerán hoy y mañana dentro de este escenario revolucionario, que no es una parodia, es algo muy serio, pero otros hombres con visión justiciera y de suprema humildad, han de surgir sobre la marcha de esta batalla, capaces de trazarse como meta un norte, que no sea otra cosa, que la Patria.

Una Patria consciente y a la vez magnánima con el hijo ausente, que ciego en pos de un amorío lacayo, ayer se fugó por el túnel de la apetencia individual.

Una Patria que a nuestros hermanos disidentes, de corazón les desea la mejor de las suertes, cualidad que la reviste de fuerza moral, para que le amemos con gran intensidad, como se aman a las grandes Patrias coloridas y verdaderas.

En el enaltecedor sentimiento de unidad colectiva, germina la razón de ser de una Patria Libre y Soberana, para no quedarnos meramente eclipsados dentro de la jerarquía, de hombres conscriptos y nativos de una tierra, por no haber tenido la suerte de heredar el apellido paterno de Nación.

Patria Socialismo o Muerte Venceremos…


julio.cesar.carrillo@hotmail.com


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Julio César Carrillo.


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