Los boxeadores son “poetas del ring”, la violencia misilística no usa guantes. Pero mata a miles de personas en un instante. El boxeo no es violento; violento fue quien le dio vida para que otros se golpeen inclementes. Se alguien dice que el boxeo es violencia, entonces es que no ha leído la historia del mundo Europeo. Europa es un campeón peso violencia; de ahí ha salido todo el boxeo que noquea pueblos y causa inválidos
Edwin Valero, ¡qué duro es ese contrincante llamado Vida, Edwin! Tú lanzas todo tu arsenal de golpes y él ahí, ni siquiera se cae, ni siquiera hay un réferi que le cuenta 7 segundos antes de limpiarles los guantes o decirle con las mano, no more!” En muchas oportunidades te obnubila tanto que no te queda más remedio que meterte en cualquier taguara a recibir ganchos de izquierda, uper, jab, mientras los otros, los que alguna vez te admiraron mientras daba pela en el ring, desean verte caer, para reír, para gritarte obscenidades, para ponerse evidentemente de lado del que te propina esos golpes; el Kid Alcohol.
¡Oh cuan magnífico es el humano que acepta sus errores! Y tú Edwin lo aceptaste; volaste sin tener alas, llegaste sin ser materia...te convertiste en el espíritu que todos queremos se haga visible para pedirle tantas explicaciones....para preguntarle si tú Edwin tienes la culpa de que alguien vaya cultivando uva para que su sangre se una con la tuya y forme una horrible aleación de incongruencias, Edwin, hermanito de los golpes y las victoria, la fama y la censura... así es esta cosa llena de infortunios, Edwin cuando ganas y la piel se le eriza al más pintado entonces te aman, pero si es todo lo contrario y pierdes como esta vez un round, te segregan, te llenan de vituperios, de odios ocultos...
Yo no sé, Edwin de las emociones si podré tener a flor de la lengua un sonido para censurarte, olvidando que tantas veces alcé mis puños y mi garganta para elevarte a la cúspide de la idolatría, ¿será siempre así, Edwin? ¿Veré en el rincón de tu ring una seña de tu second diciéndote que salgas a golpear, a matar, a masacrar con saña a tu rival para que todos estemos felices? Eres un hombre luchador; un gladiador, pero Edwin estás en este instante en un circo romano y la jauría quiere sangre, sangre de inocente...sangre que tiñe tardes mientras vuela el desconcierto de los pobres, porque tu enemigo te ganó el primer capítulo de la Pelea del Siglo...
Volverás Edwin, regresarás no como aquel que lo hizo para acabar con un pueblo; no, tú lo harás para demostrarle a un mundo que nunca dejarás de ser valiente, porque ese rostro casi tímido que se ha alzado tantas noches en medio del licor, el humo en espiral del cigarrillo, la alharaca del apostador, el llanto del perdedor, la riza del ganador que cuenta los billetes gracias a ti, será de nuevo la verdadera cara del Inca Valero, del indio, del aborigen virginal que un día salió de la hondonada para vivir entre la cima que casi nuca es real, pero que da cachet y fragancia...
Regresarás Edwin porque eres pueblo, porque la fuerza de tu espíritu podrá doblegar las andanzas de Baco, de Dioniso...de los fabricantes de dolores y enfermedades que se sienten triunfantes esta vez frente a ti...el muchacho travieso de Mérida, locuaz indio, inteligente aristócrata de las emociones...el pueblo, tu pueblo, ha de seguirte por los más intrincados senderos de la vida, porque al igual que tu, sabe que no todo es fácil y que todas estas horas naturales no son más que difíciles tareas de la PROFESORA VIDA...¡Volverás a la orilla de la playa con tu canto en susurro y al irte dejarás hileras de guijarros, para que el muchacho indígena en su soledad, tenga el valor suficiente, para devolverlos a ese mar de donde emergen tantos enigmas, del porqué en la vida de un boxeador se cuela una derrota que luego sucumbe inevitablemente en la revancha
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