El diputado Luis Velásquez Alvaray acaba de presentar una propuesta de 21 enmiendas a la Constitución Nacional entre las que destaca la reelección indefinida del Presidente de la Republica, lo cual violaría el principio de alternabilidad que caracteriza al sistema presidencialista. No obstante, lo que el movimiento bolivariano debería plantearse es una transformación política que destierre la nefasta herencia estadounidense presidencialista y avanzar hacia un sistema parlamentarista bolivariano que garantice el funcionamiento óptimo del gobierno e instituciones públicas sin el obstruccionismo sistemático que ha caracterizado a la oposición en los últimos años.
El sistema parlamentarista funciona en la mayoría de los países de Europa, en buena parte del Caribe así como en Canadá, y recientemente fue propuesto para Nicaragua por el líder sandinista, Daniel Ortega. En éste sistema, la fuerza política del parlamento con mayor respaldo popular tiene la potestad de postular a su candidato para el cargo de Primer Ministro, quien es elegido por mayoría simple.
Existen muchas variantes del sistema parlamentarista. En España, por ejemplo, el Presidente de Gobierno (Primer Ministro) es escogido por el parlamento, mientas que el Rey se desempeña como Jefe de Estado, aunque sus actos deben estar refrendados por el Presidente de Gobierno. Por su parte, el Primer Ministro canadiense tiene la potestad de escoger al Gobernador General (Jefe de Estado), quien como representante de la Reina de Inglaterra desempeña funciones protocolares.
Las ventajas del sistema parlamentarista sobre el presidencialista son inmensas y no podrían ser todas enumeradas en una corta nota. No obstante, cabe destacar que una de las mayores ventajas del sistema parlamentarista es que el gobierno tiene siempre asegurado el apoyo de la mayoría parlamentaria para ejecutar su plan de gobierno sin obstruccionismos, haciéndolo mas eficiente y obligando a la oposición a asumir un papel constructivo. Igualmente, el Primer Ministro puede permanecer en su cargo hasta que sean convocadas nuevas elecciones, para lo cual estará siempre habilitado a menos que renuncie o decline una nueva postulación, con lo cual se garantiza la continuidad de la obra gubernamental siempre que pueda contar con el apoyo del soberano.
Otra de las cualidades del sistema parlamentarista es que ninguna fuerza política podrá realizar maniobras y alianzas secretas para seleccionar a su abanderado en las elecciones parlamentarias, ya que cada aspirante deberá velar por su propio curul. La negociación política solo tendrá cabida después de la contienda electoral. En caso de que ninguna fuerza política logre mayoría simple y no haya consenso para elegir al Primer Ministro, el Jefe de Estado deberá convocar a nuevas elecciones, lo cual representaría un peligro para quienes ya han resultado electos, obligándolos a hacer concesiones a favor de la primera mayoría.
Quizás la mejor forma de evaluar las bondades del sistema parlamentarista, es extrapolarlo en un ejercicio de imaginación a la situación política nacional para ver como se habrían resuelto las arremetidas de la oposición contra el gobierno del presidente Chávez.
1. - En las elecciones de 1998, ningún partido político habría corrido a los brazos de Salas Römer, ya que esto hubiera significado delegar todos los curules de la Asamblea Nacional al partido Proyecto Venezuela.
2. – El gobierno no hubiera tenido necesidad de una Ley Habilitante, ya que siempre contaría con la mayoría parlamentaria que le hubiese permitido desarrollar su plan de gobierno sin obstruccionismos.
3. - Los diputados traidores al proceso bolivariano jamás habrían saltado la talanquera, ya que esto hubiera significado una nueva elección parlamentaria donde seguramente habrían sido derrotados.
4. - La oposición – en especial AD y Proyecto Venezuela - jamás habría pedido elecciones o referéndum, y mucho menos argumentar "fraude", ya que una nueva contienda electoral no seria para escoger al Primer Ministro sino para relevar a los parlamentarios de la Asamblea Nacional.
5. - Hugo Chávez tendría la oportunidad de ser Primer Ministro hasta 2021, por lo que el diputado Velásquez Alvaray no hubiese tenido necesidad de presentar un proyecto de enmienda constitucional que no es bien vista en el sistema presidencialista.
El cambio hacia un sistema parlamentarista no será fácil en Venezuela, o en cualquier país que tenga tradición presidencialista. Se requiere tiempo, educación, información y un debate público de altura y sin prejuicios.
La propuesta del diputado Velásquez Alvaray es un excelente punto de partida para ello.
Antonio Guillermo García Danglades
Internacionalista, MA