El Laberinto de Creta y el oposicionismo venezolano

El Laberinto de Creta, es en la mitología griega, el laberinto construido por Dédalo para esconder al Minotauro. Según la mitología griega, Dédalo construyó este laberinto para encerrar al Minotauro; una bestia sanguinaria con cuerpo humano y cabeza de toro.  

El oposicionismo en Venezuela, es un movimiento que tiene como cultura diaria oponerse a todo lo que se haga desde la Revolución Bolivariana; sean hospitales, escuelas, universidades; o cualquier otra cosa que se construya desde el Gobierno Revolucionario. Este escuálido movimiento con problemas freudianos, sufre de histeria y neurosis; lo que permite construir una lógica convulsiva e hipocondríaca que encierra a la mayoría de sus seguidores. A diferencia de la mitología griega, esta especie de Laberinto de Creta en el que se encuentra el oposicionismo, fue construido por ellos mismos.  

Esta realidad ilusoria edificada e impulsada por los medios de comunicación al servicio del oposicionismo, ha permitido generar nuevos conceptos que sustentan argumentalmente, toda la histeria colectiva del escuálido movimiento contrarrevolucionario. Por eso podemos observar como desde los medios de comunicación privados se denomina “Dictadura”, al gobierno que más a realizado consultas electorales (transparentes y observadas internacionalmente) en toda la historia de Venezuela. 

Según el oposicionismo, en Venezuela no hay “libertad de expresión”; pero casi el 85 % de los medios de comunicación, están en manos privadas. Además, se han abierto nuevos espacios de comunicación alternativa y se mantiene en proceso de democratización el espacio radioeléctrico.  

También se habla entre las filas contrarrevolucionarias de “presos de opinión”, refiriéndose de esta manera a personas que han sido citadas ante la justicia por haber difamado, inducido pánico colectivo e incitado al magnicidio; a través de medios de comunicación privados que impulsan y azuzan estos comportamientos delictivos.  

Esta conducta maniática del oposicionismo no les permite observar la realidad en su justa dimensión, por eso para ellos los asesinos, violadores, delincuentes, corruptos y demás lacras perseguidas por la justicia venezolana; son denominados por este neurótico movimiento como “presos” o “exiliados políticos”.  

Esta realidad paralela creada por algunos y asumida por otros, genera trastornos sentimentales que mantiene en constante caos al oposicionismo venezolano. Esperemos que no sea demasiado tarde para desconstruir el laberinto cretiano en el que se encuentra ese gran minotauro mental, que no permite que algunos ciudadanos de buena fe que ahí militan, diferencien la realidad de lo ficticio. 


adaleduardo@hotmail.com

  
 
 
 
 
 

  
 
 

  

  
 



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Adal Hernandez


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