En el argot hamponil la palabra “rudo” se les adjudica a eso sujetos mal encarados, violentos, guapos de barrios y pistoleros, que según el mismo diccionario del hampa, “no comen nada” para dar un trompón, una patada, una bofetada o un empujón según sea el caso, amén de un tiro. En realidad RUDO es un idiota, tosco, basto, sin pulimento, del que se dice que tiene dificultad grande para aprender lo que estudia; descortés, áspero, grosero, violento impetuoso. Un rudo no es el hombre que busca la revolución, porque nada tiene que ver con EL HOMBRE NUEVO. Esa podía ser no la gran falla de nuestro proceso, sino el gran problema. No necesitamos gente ruda que dé golpes, tiro, que amenace y se luzca como un gallardo caballero de la lucha
En la reciente visita que hacían los camaradas del PSUV para depositar su voto a favor de sus candidatos, hubo ciertos rudos y rudas que ocasionaron problemas. Decir o pensar que dentro de la idiosincrasia nacional no existe aquello del llamado “caribe” es mentir. Empero sabemos que la cuestión viene de los días de la invasión española cuando los indígenas Caribes se negaban a ser sirvientes de los españoles y se iban a echar el “carro”. Pues lamentablemente nos quedó eso. Si usted se colea en la fila, es un “caribe”, si usted se aprovecha de los demás, es un “caribe”, si usted manifiesta prepotencia y quiere que los otros sean sumisos, usted es un “caribe”. En el caso de las recientes votaciones existieron esos “caribes”, hacían propaganda a su candidato cerca de los edificios de votación, ¡ah! pero cuando otros hacían lo mismo, pues, los “caribes” se enojaban y sacaba el machote que llevan por dentro o el imbécil que les anida el alma, para amenazar con trompones, bofetadas, violencia, sin importarle que las personas víctimas de su enanismo mental, fueran hombres o mujeres de avanzada edad, como se les llama.
Los “caribes” suelen ser sujetos sin mucha características físicas, que puedan ser ejemplos a seguir; son barrigones, ordinarios, antiestéticos gritones y, por supuesto, con una enfermedad mental que les alimenta el ego, la vanidad, y la poca conciencia para ser admitidos dentro de una revolución que está obligada a ser militada por hombres de paz, que no cobardes, con seres pensantes, que no sumisos, con hombres valientes, que no arruguen. Dio pena ver que en algunos sitios de votación, estos hombrecitos que se hacen llamar revolucionarios, ofendieron a los otros camaradas, se lucieron y se dejaron llevar por las ruinas que ocasiona la ignorancia. ¡Que en el PSUV no existan esos seres, ¡por favor!
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