Privilegios para los Colegios Profesionales de Venezuela

Existen algunas personas entradas en la tercera edad que todavía evocan como eran y estaban integradas las directivas de los gremios profesionales de hacen ya bastantes años, directivas integradas por personas saturadas de calidad humana, así como también la inmensa mayoría de los afiliados, voluntarios,  que constituían cada una de las asociaciones de: periodistas, médicos, ingenieros, abogados etc., etc. Pero ahora con lo que llaman Colegios de Profesionales, con sus afiliados obligados a inscribirse en ellos, resulta del cielo a la tierra la comparación. Aquellas organizaciones llamadas asociaciones eran unas muy dignas agrupaciones y ahora estas agrupaciones llamadas Colegios de Profesionales, en su mayoría, por no decir en su totalidad, son unos sitios de hacer negocios entre sus miembros y no levantar sospechas a quien vea entrar a sus sedes uno detrás de otro, por ejemplo, a ocasionales antagonistas o personas querellantes en un litigio común en algún tribunal de la república, a defensor, acusador y hasta al mismísimo juez de la causa. ¿Qué hacen ahora los Colegios con el Código de Ética Profesional respectivo y la Ley específica a cada especialidad? Es público y notorio que en la actualidad esos instrumentos solo sirven para consumar represalias contra miembros que no están de acuerdo con las ejecutorias de las directivas de turno, siendo así como esas mismas directivas les levantan amañados expedientes y que luego lo pasan a sus propios y dependientes Tribunales Disciplinarios  para que sean ellos los que les condenen y les impidan ejercer su profesión; tal como lo pudiera hacer un Tribunal Ordinario de Justicia de la República de Venezuela.

  
El Colegio Médico del Estado Carabobo a través de su Tribunal Disciplinario actúa como si fuera un Supra Organismo de Justicia, manejando y aplicando la Ley del Ejercicio de la Medicina con un desparpajo inaudito, dictando condenas que luego son ratificadas por el Tribunal Disciplinario de la Federación Medica Venezolana, como si fuera éste una instancia superior que simula ser otro Tribunal Supremo de Justicia de la República, decretando la sentencia como definitiva y firme. Todo ésto no es más que una burda distorsión de la Justicia, es una parodia, es una mofa, por lo que es necesario que se opere un cambio; pues este país no puede seguir manteniendo los vicios permitidos en la Cuarta República. He aquí la narración de dos casos manejados con groseros procedimientos por el Colegio de Médicos del Estado Carabobo  Hace unos años sucedió que un joven médico fue condenado con la privación de sus derechos profesionales por dos (2) años; motivado a la desobediencia de una línea política que le fue impartida por un funcionario médico activista del partido PROVE. Ahora, hace menos años fue una profesional que por no aceptar las proposiciones desquiciadas de un superior jerárquico le montan un expediente identificado como el TDFMV Nº 113, por el cual le condenan privándole de sus derechos profesionales por un lapso de dos (2) años; y anunciado en un aviso sin fecha emanado del COLEGIO DE MEDICOS DEL EDO. CARABOBO, TRIBUNAL DISCIPLINARIO. Publicado en una de las páginas de un diario de la ciudad de Valencia el día Domingo 12 de Agosto de 2.007. No, no. Ésto no es justicia, ésto es una vil retaliación y Venezuela no se merece tener unas instituciones gremiales que patrocinan y aceptan las decadencias de los sagrados valores morales y por tales razones el Estado debe intervenir en auxilio de la decencia; el Estado tiene la obligación de velar por el engrandecimiento integral de la patria y de sus ciudadanos. 

Evidentemente  que estos dos profesionales de la medicina fueron sometidos al desprecio público por asuntos meramente políticos y/o personales, Claro, los directivos del Colegio sostendrán y solo harán referencia en cada expediente de alguna falta o delito cometido en el ejercicio de la profesión por aquellos dos afiliados; y serán los directivos del Colegio ya que son ellos los que califican y deciden sobre la cuestión. Ahora bien, aparte de la delicada licencia concedida por los gobiernos de la Cuarta República a los COLEGIOS PROFESIONALES, para que ellos por su cuenta impartan justicia, tal como si fueran tribunales pertenecientes al Poder Judicial. Pero además,  existe la peculiaridad sobre todo en el Colegio de Abogados, que está autorizado para cobrar un impuesto y que esa recaudación se entere en sus propias y particulares arcas gremiales, al introducir un documento en una Notaría o Registro Público del país, De manera que en esas oficinas uno se ve obligado a bajarse de la mula y pagar dos impuestos, uno al sector privado, Colegio de Abogados, y el otro al sector público, Gobierno Nacional. Basta ya de de favoritismos y claudicaciones ante los Colegios Profesionales. 

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José M. Ameliach N.


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