Hace algunas lunas escribí algo sobre la separación grosera de las actividades relacionadas con la producción primaria de todo lo restante, vinculado al acceso, a la estabilidad y a la sustentabilidad de la alimentación. Lo llamé: La agricultura parió un ministerio, y se mantiene disponible en http://www.aporrea.org/ actualidad/a174584.html Para muchos agrónomos de vieja data, esa separación por razones fútiles era innecesaria, entre otras razones los cambios en la percepción fraccionada de la agricultura y la alimentación resultaron de las peleas crónicas o permanentes entre civiles y militares en el ministerio original, que dejó para el país la peor experiencia en materia de la organización del gobierno, en un tema tan sensible para una revolución, como lo es la disponibilidad de alimentos de origen nacional preferentemente.
Así, se creó un ministerio de alimentación supra poderoso, con sentido de las ejecutorias militaristas, “tráigalo de donde haya como sea” y se dejó un ministerio para la agricultura y el tema de la tierra, como una especie de hueso duro de roer, con el sentido de “échenle bolas a ver que resulta” y además con la instrucción de producir en un país devastado por la agricultura de puertos, a un costo inferior a los de las importaciones.
El resultado es evidente, hasta anoche, sufrimos con el viejo modelo político de favorecer importaciones sustentadas en la renta petrolera. Y digo hasta anoche, porque después de 700 mil años de evolución de los homínidos actuales se rescata la evidencia que la alimentación fue primero que la agricultura en las estrategias de sobrevivencia, y que la agricultura se desarrolló como consecuencia de esta necesidad básica e insustituible, y que en la sociedad actual, lo menos que debemos hacer es considerarlas en conjunto, o derivar de las demandas de la alimentación, las sanas políticas de la producción, de la importación, de la exportación, de las reservas y de las pérdidas tolerables en el sistema. El Presidente Maduro anoche se alejó de ese discurso de dos facciones, y fue al grano de las políticas que no es otro que la seguridad y la soberanía alimentaria.
En lo político esto es un sacudón, no de apellidos, ni tendencias, fue un jalón de orejas a la conciencia de aquellos que impusieron por varios años el modelo fraccional en las políticas agroalimentarias. Pero, si nos detenemos a analizar expresiones del Presidente Maduro, encontraremos que fue más allá, no escatimó en darle también a la agricultura no alimentaria un valor importante en este enfoque de integralidad con el cual asume, con luz propia, dinámicas propias, y resultados esperados transparentes, una visión holística y sistémica.
Los agrónomos integrales compartimos el acierto de ver holísticamente los fenómenos de la agricultura como vocablo integrador, que comienza mucho antes de la siembra y termina mucho después de la cosecha. Vemos sistemas agrícolas y cadenas (no de negocios) socioproductivas, y valoramos el esfuerzo de los campesinos y no campesinos, contenido en cada alimento que llega a la mesa. También vemos que algo más que alimentos se debe producir para mejorar las condiciones de la vida, como textiles, el desarrollo agroforestal, y lo etnobotánico asociado a la salud y a las culturas ancestrales. No vemos nada fraccionado o parcial, es un esfuerzo integral el de la agricultura sustentable que garantiza la seguridad y la soberanía alimentaria. De la actividad no alimentaria también se genera seguridad alimentaria, porque favorece el desarrollo económico y social con el cual se accede a los alimentos.
Se terminó la angustiosa espera del sacudón. En el ambiente quedó el éxito deseado por las políticas delineadas por el Presidente Maduro el darle un rango elevadísimo a la seguridad y la soberanía alimentaria, rescatando la fuerza del artículo 305 de la Constitución, dando por finalizada la existencia de dos enfoques y facciones oportunistas; y en cierta forma retomando el discurso político de Chávez a lo largo de su trayectoria política, desde antes de ganar las elecciones en 1998, pero igualmente buscando alinear esta nieva visión con el Plan de la Patria. La aspiración general es que tengan desde la entrada en vigencia, desde anoche mismo, los mejores resultados.
Hay que tener muchas expectativas favorables en la revolución de la seguridad y soberanía alimentaria; confianza en la organización como Vice ministerio para hacerla realidad, con dos ministerios interactuando, nunca aislados. Y hay que darles confianza a los gestores de esta gran responsabilidad. Allí hay talento, ganas, esperemos que también oídos para las escuchas de la crítica constructiva.
Bastante hemos escrito sobre la revolución en la agricultura, estamos en el mejor momento. Redondearemos cuatro artículos adicionales en el espacio del sacudón. El subsiguiente artículo versará sobre la interacción con las otras revoluciones nacidas del sacudón.