Pildoritas 04 (año VIII)

Otro caso difícil de creer y digerir, pero que es una dura realidad

Le sucedió a dos amigos, hermanos, ella abogada y él medico, chavistas por convicción, se vieron en la necesidad de bajar a Cúcuta desde San Cristóbal a buscar un repuesto para el vehículo de uno de ellos pues como sabemos aquí hay una escases terrible de autopartes y cuando se consiguen es a precios inalcanzables, mientras que en Cúcuta si se poseen algunos dólares lo que se adquiera sale a muy buen precio comparando los de aquí con los de allá, si la compra se hace con pesos colombianos.

El cuento es que antes de viajar llenaron su tanque de gasolina y al acercarse a la Aduna de San Antonio, como a cuatro cuadras de dichas instalaciones se encontraron con una cola que al llegar donde se encontraban los funcionarios de la Guardia Nacional, pudieron averiguar la causa, y era que a quienes llevaban full el tanque de gasolina, les obligaban a dejar, para trasegar a una pimpina la cantidad de siete (07) litros del combustible; como era lógico nuestros amigos, sobre todo ella como abogada, reaccionó. exigiéndole al funcionario una explicación y la respuesta fue la de siempre: “son órdenes superiores, hay un decreto del gobernador”, al requerirle dicho decreto y manifestar la negativa a permitir lo que consideraba un desafuero por ilegal y a la vez manifestarle su condición de abogada, para lo que tuvo que identificarse con su INPRE, le recriminó al funcionario el que a ella se le estuviese considerando una contrabandista, por el solo hecho de llevar su vehículo con el tanque lleno, cuestión que le debería ser comprobada para lo cual utilizaría los recursos legales pertinentes, pero además manifestó ante el funcionario que ella podía permitir que le sustrajeran los siete litros de gasolina, pero para ser botados y mezclados con agua en su presencia, porque como el guardia no respondió a la pregunta sobre el destino de todo el combustible retenido, ella sospechaba que era para venderlo lo cual consideraba un acto de corrupción extremo,

Ante la reacción de mi amiga y sus argumentos al funcionario no le quedó otra alternativa que dejarla continuar su viaje.

Lo sucedido dio pie para que mis amigos comentaran el hecho y se encontraron con lo que ellos llaman el complemento de la historia y es que eso le sucede a quien no llega ante el guardia con una clave, que antes ha pagado en un sitio estratégico, cercano a la Aduana, lo cual explica que a pesar de los supuestos controles, incluido el del percance, desde la llamada La Parada en Villa del Rosario y a lo largo de toda la autopista que lleva a Cúcuta, los pimpineros sigan ofreciendo el combustible sin que se note ninguna disminución de esa mina de oro, que resulta para ellos y para quienes si viven del contrabando incluyendo a funcionarios deshonestos, en ganancias elevadísimas que ni un profesional como cualquiera de mis amigos logra en una semana, e incluso en un día.

Esta historia como es lógico produjo en mi Y en cualquiera que la escuche, repulsión, rabia y rechazo absoluto, por ello decido escribirla exactamente como me fue narrada.

Ojala y exista alguien que desde las alturas del poder investigue y haga algo para que se busquen fórmulas de lucha contra el flagelo del contrabando, sin llegar a acciones ridículas como las que vivieron mis amigos, que son simples modalidades para alimentar la corrupción y consiguen que la gente se soliviante contra la Revolución y haga que quienes se enteran de ello, tengan un motivo para también hacerlo.

Eso que vivieron los protagonistas de esta lamentable historia, con seguridad se repite en muchos que pro alguna razón y no precisamente para contrabandear, se ven en la necesidad de traspasar la frontera, a buscar algún insumo que aquí no se consigue por las razones que sabemos y la impunidad que las mantienen casi que inalterables.

Es verdad que se han realizado incautaciones, descubierto acaparamiento etc,. Pero ello no se refleja para nada en abastecimiento y precios justos, pues aquí, sonde estamos más expuestos por ser limítrofes con Colombia, la situación pareciera no mejora para nada, sigue el bachaqueo, la escases de rubros alimenticios básicos, la desaparición total de medicamentos de uso frecuente y cien etc. Que a veces hacen difícil la subsistencia de quienes aquí vivimos.-

Veremos lo que va a suceder este año electoral en que o se resuelven los problemas que la guerra económica nos ha deparado o se hace muy difícil predecir si los resultados de diciembre y el referéndum anunciado contra el gobernador pueden ser superados con éxito.


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Saúl Molina


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