Refundar el IVIC para adecuarlo a los nuevos tiempos

“Reorientar la ciencia y la tecnología para su aprovechamiento social”

  1. EL IVIC Y SU CONTEXTO
  2. Marco Teórico

El cambio tecnológico es un factor impulsor del desarrollo cualitativo de las fuerzas productivas. De hecho,  la innovación es un proceso dirigido a incrementar la fuerza social del trabajo, en condiciones impuesta por las relaciones de producción dominantes. En el capitalismo, la innovación se hace para ampliar el mercado y reducir los costos de producción, con vista a incrementar la acumulación del capital. El “progreso” relacionado con la innovación se concibe y se mide en función del proceso de acumulación capitalista, nunca en relación a las necesidades sociales.

Suponer que el cambio tecnológico se gesta fuera de la órbita económica y luego queda a disposición de cualquier persona u organización que lo necesite para satisfacer una necesidad es un espejismo. El capital y el trabajo no son los “factores productivos”,  cuyas productividad marginal varía según el impacto de las innovaciones absorbidas. Ambos, son los dos polos que constituyen la relación social contradictoria dominante bajo el capitalismo. El primero, expresa la acumulación del trabajo no remunerado a los asalariados, y el otro, es el generador de valor y plusvalía. El desarrollo tecnológico y la innovación es un factor dinamizador de la relación capital-trabajo. La ciencia básica y aplicada es la base que sustenta el desarrollo tecnológico y la innovación. Por ello, también tiende a gravitar sobre el proceso de acumulación capitalista en la medida en que su financiamiento y  legitimación, generalmente está condicionado a su potencial para provocar cambios tecnológicos. Un ejemplo de esto, es el desarrollo que históricamente  ha tenido la química y la física estimulada por el desarrollo de la manufactura, la agricultura, la industria militar y aeroespacial.

El cambio tecnológico puede interpretarse como  el equivalente al desarrollo de las fuerzas productivas. Así, este varía según la variación de la actividad económica, la cual está determinada por la inversión y las crisis periódicas del sistema capitalista, debido al  ascenso o descenso de la tasa de ganancia. Es así como el dinamismo tecnológico inherente al capitalismo, está determinado por la crisis y procesos de valorización o desvalorización del capital. Empero,  existe una interdependencia del factor tecnológico con la producción, la cual no se adapta inercialmente a los cambios de la oferta y la demanda, generándose una contradicción entre la estabilidad requerida por el proceso productivo y la volatilidad de los mercados. En todo caso, el cambio tecnológico impacta las relaciones económicas, por ello la innovación no puede ser neutral, porque afecta la relación entre el capital y el trabajo. La nueva estructura tecnológica no es otra cosa que trabajo objetivado, derivado del proceso social de acumulación para incrementar la plusvalía y la tasa de ganancia. En ese sentido la innovación concebida como un factor de la producción, en el capitalismo opera como un instrumento de explotación social. Dicho de otra manera, mientras que los científicos y tecnólogos hacen ciencia y tecnología, los capitalistas se quedan con los beneficios y se apropian del conocimiento para explotarlo comercialmente. Por ello, el capital requiere de la innovación permanente para garantizar que el proceso de acumulación no se detenga y la tasa a la cual se realiza estimule la inversión y la producción. La lógica del capital es que “lo técnicamente viable debe ser económicamente factible”, vale decir, debe garantizar la rentabilidad estimada con base en la tasa de ganancia esperada.  Sin embargo, el trabajo objetivado en la tecnología y la innovación, no necesariamente está atado al capital, porque así como sirve para valorizar los bienes producidos como mercancías, también podría asumirse como un bien social aplicable para satisfacer las necesidades sociales, como un bien de uso destinado al bienestar social. No es el capital el que genera la innovación sino los trabajadores, por lo tanto, al cambiar las relaciones de producción capitalista se libera el trabajo creador e innovador como fuerza de cambio, hacia la construcción de una sociedad basada en la solidaridad y en la acumulación social del producto del mismo.

El desarrollo tecnológico conducido por la lógica de la acumulación capitalista, hace que la ciencia y la tecnología no tenga límites para explotar la naturaleza como fuente primaria del proceso de acumulación, desemboca en crisis de sobreproducción y ambientales. En una economía postcapitalista basada en las necesidades, la planificación orienta la innovación, sin desalentarla, hacia el bienestar social, liberándola de la dictadura del capital. La tecnología puede servir al capital o servir al bien común, de ahí que no puede ser neutral. Por lo tanto, una política pública orientada a la transformación de las relaciones de producción, tiene  que estimular la socialización del conocimiento y el desarrollo de un modelo de investigación enmarcado en el plan de la nación y en los planes sectoriales e institucionales, en los cuales están definido las estrategias y acciones para impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, como instrumentos de la transformación económica y social hacia la construcción del nuevo modelo socioproductivo diversificado que consolide la independencia, en la transición a una sociedad libre, justa, de iguales, democrática y participativa

  1. El debate sustantivo

El punto de partida hay que situarlo en los logros  alcanzados por la revolución en materia de Ciencia y Tecnología e Innovación: masificación de la matrícula universitaria, marco jurídico (LOCTI), financiamiento (4.434 MM/2012), apoyo a los investigadores e innovadores/10.182 (2012) de 1537 (1999), cooperación internacional, infraestructura tecnológica (satélites SB y Miranda) ,incremento de la  penetración de internet y telefonías (expansión de la fibra óptica), industrias de base tecnológica (en samblaje de teléfonos celulares y canaimita), software educativos.

El desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación es una actividad transversal que toca todos los objetivos pero al mismo tiempo está determinada por ellos. Esto significa que la agenda (prioridades), el modelo conceptual y de gestión de la CYTI y, sus políticas públicas deben ser consistente con dichos objetivos, partiendo de la base que el conocimiento es un bien social y solo tienen pertinencia en tanto y en cuanto se difunde, se realiza y se acumula socialmente, vale decir propende al bien común. Esto último se contrapone con la concepción liberal individualista, que condiciona el conocimiento a su utilidad para generar ganancias al capital (proceso de acumulación).

Si bien plantear la transformación del IVIC es una tarea consistente con la necesidad de fortalecer el sector de ciencia y tecnología, para adecuarlo a los nuevos tiempos y poner a esa institución  emblemática en sintonía con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no se puede transformar una realidad que no se conoce en profundidad y sin hurgar en su  proceso histórico. De ahí que todo proyecto de transformación institucional, como el que está  planteado para el IVIC,  debe tener como punto de partida un diagnóstico, un balance histórico crítico que valore en su contexto el acervo patrimonial acumulado, los errores y desaciertos, las debilidades y fortalezas, las potencialidades y fallas estructurales, evaluadas desde la perspectiva de la transformación social, para acoplar las capacidades institucionales al cambio estructural de la sociedad, con la direccionalidad que el imprime el Programa de la Patria

Esta reflexión la hacemos persuadidos de la necesidad de impulsar un amplio debate nacional  sobre el proyecto de ley de transformación del IVIC, ya aprobado en primera discusión por la  Asamblea Nacional, al cual se está convocando al pueblo con vista a su segunda discusión.  Como se sabe, la primera discusión se refiere a la base conceptual y programática de la ley, su  carácter orgánico o especial, a su título y exposición de motivos, en los que se sintetiza su  propósito y razón. La discusión detallada del articulado de la ley corresponde a la segunda discusión. La  consulta popular a la que se refiere la Constitución y el Reglamento Interior y de Debates de la  Asamblea Nacional, es válida en todo el proceso de formación de las leyes, sin embargo, en esta oportunidad se ha limitado a la segunda discusión. Antes de entrar al articulado en el cual se formaliza la norma, hay que debatir sobre su pertinencia y enfoque conceptual. “Primero hay que ver el bosque para luego detallar los árboles”, de lo contrario corremos el riesgo de hacer un debate centrado en los detalles, en lo formal, obviando lo sustantivo.

Estamos obligados a  desarrollar un análisis histórico del IVIC, una evaluación de su situación actual y de la  propuesta de su transformación contenida en el proyecto de ley en curso. El debate sustantivo debe responder al menos las preguntas siguientes: ¿Por qué hay que transformar el IVIC? ¿Cuál  es el alcance del cambio planteado? ¿Qué es lo que hay que cambiar? ¿Cómo debe desarrollarse el proceso de cambio? ¿Cuáles son los impactos que tendrá el cambio? ¿Con que modelo de gestión e investigación debe construirse el nuevo IVIC?

  1. Un proyecto visionario

La fundación del IVIC fue precedida por un debate entre dos puntos de vista sobre la misión y  la estrategia para construir en el país una capacidad para hacer ciencia. Mientras que el  científico venezolano  Fernández Morán, visualizaba el establecimiento a “largo plazo” de una  institución  concentrada en la investigación, los médicos Francisco De Venanzi y Marcel Roche  de ASOVAC creadores del  “Instituto de Investigaciones Médicas” de la Fundación Luis  Roche” (FLR), creían en las potencialidades de los venezolanos para hacer ciencia a “corto  plazo” a  partir de problemas nacionales”, a través de la creación de un centro universitario de formación de científicos, lo cual posteriormente se materializó con la fundación de la Facultad  de Ciencias de la UCV. Sin embargo, ambos coincidían en que el trabajo científico debía vincularse a la generación de conocimiento en el ámbito internacional. Por otra parte, el también científico y médico  venezolano, Humberto Fernández Morán logró el apoyo de Pérez Jiménez para fundar el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), el cual además de estudios cerebrales incluyó la instalación de un reactor  nuclear, contando con una plantilla de investigadores extranjeros, sin que hubiese logrado formalizar en su gestión  la formación de investigadores nacionales.

Los precursores del IVIC tenían como ámbito común la investigación en biomedicina.  En 1959  la Junta de Gobierno presidida por Edgar Sanabria  creó el Instituto Venezolano de Investigaciones Científica (IVIC) con el patrimonio del IVNIC, adscrito al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), orientado a la investigación en diversas disciplinas científicas -biología,  química, física y matemática-  y al establecimiento    de    una   plantilla    permanente de profesionales venezolanos, dedicados exclusivamente a la investigación y a la formación en postgrado. Simultáneamente se creó la Facultad de Ciencias en la UCV impulsada por Roche y De Venanzi. El decreto ejecutivo que dio origen al IVIC estableció como principio “la libertad de investigación y comunicación científica,” el cual se mantiene en la ley vigente, sin que se haya regulado y definido el alcance de esta libertad en la normativa que rige el Instituto. En   la    práctica   ésta   fue   asumida como un  derecho del investigador a escoger su proyecto de investigación siguiendo sus motivaciones personales, con el compromiso de hacer ciencia de excelencia de alcance universal, sujeto a su evaluación según los trabajos publicados en revistas internacionales arbitradas por sus “pares calificados”.

Esta “individualización” del trabajo de investigación, que hace opcional seguir o no los  lineamientos de un “plan institucional”, articulado con las necesidades del país en materia de  ciencia, tecnología e innovación, dio lugar a un modelo de investigación por ramas. Este se basa en el desarrollo del proyecto individual del investigador, evaluable a través de  la publicación del mayor número de “paper” en dichas revistas internacionales. Esto no quiere decir, que todas las investigaciones del IVIC históricamente no hayan estado relacionadas con problemas nacionales y que de hecho no existan logros importantes en ese sentido, sino que en última instancia estás no necesariamente tiene que estar relacionados con las necesidades y objetivos nacionales.

En todo caso, lo importante es reconocer que es posible hacer ciencia excelente de alcance universal a partir del abordaje de problemas y necesidades nacionales, como inicialmente  lo plantearon los fundadores del IVC, enmarcando la investigación dentro de los lineamientos del Plan de la Nación, de  los proyectos y políticas públicas derivadas del mismo.

Del seno del IVIC nació el Centro de Investigaciones Tecnológicas (1971) orientado al desarrollo tecnológico, con el propósito de apoyar a la industria enfocándose en el petróleo, la petroquímica y la ingeniería. Esta iniciativa permitió conformar una plantilla de investigadores en áreas tecnológicas, cuya evaluación a los fines de su clasificación ya no podía ser realizada exclusivamente con base en los mismos parámetros, que venían siendo aplicados a los investigadores adscritos a las ciencias básicas y esto lógicamente planteo en su interior, un debate sobre cómo manejar esa contradicción. El IVIC, para entonces bajo la dirección de Luis M Carbonell (1969-1974),  impulsaba la idea de convertir la institución en un centro generador de “soluciones tecnológicas útiles”, que combinara la investigación básica, aplicada y tecnológica. Con la aplicación de este modelo se intentó romper el “exclusivismo científico”,  que veía como una amenaza a su quehacer,  la directiva de articular ciencia pura y ciencia aplicada, investigación científica e investigación tecnológica o en la coexistencia de ambas y también de las ciencias sociales, porque supuestamente ello traería consigo la “injerencia de la política” como un “factor perturbador  de la paz institucional”.

En estas circunstancias se produjo la nacionalización petrolera y ello provocó que el grupo de  petróleo y petroquímica montaran tienda aparte (INTEVEP). Lo mismo ocurrió con el Centro  de Ingeniería que dio origen al actual Fundación Instituto de Ingeniería. Estos desprendimientos   atenuaron las tensiones internas pero, quedó pendiente el debate sobre la transformación del  modelo de gestión del IVIC repensándolo desde la perspectiva de la realidad nacional y  latinoamericana.

  1. Situación Actual del IVIC

Para tener una idea del trabajo que viene desarrollando el IVIC y de sus aportes a la sociedad  venezolana, hemos tomado como base el informe anual de 2013 de la institución, el cual aporta  los datos siguientes:

La misión del IVIC es: “promover y generar nuevos conocimientos a través de la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la formación de recursos humanos de alto nivel; para lo cual el instituto será fuente de acopio informativo en el área, asesor y facilitador de servicios externos que garanticen el acceso directo, la difusión y popularización del conocimiento en Venezuela y en el mundo”.  Según esta definición del papel que debe jugar el IVIC se aproxima a la concepción de sus fundadores y va más allá del contenido de la ley vigente (artículo 1) al destacar sus roles en la investigación científica y tecnológica para generar conocimientos en ambos campos, la formación del talento humano de alto nivel enfocado hacia la investigación, la construcción de un acervo informativo en ciencia y tecnología y, la prestación de servicios. También se acerca al contenido del proyecto de ley del IVECIT en discusión en la AN  diferenciándose en que en este se explicita la función de promover estas actividades de manera corresponsable con las comunidades”.

Consta de 16 Centros de Investigación, 3 Centros Internacionales, 4 Departamentos de Investigación, 1 Escuela de Postgrado y 3 sedes regionales -Higuerote, Mérida y Zulia- que atienden ramas científicas y tecnológicas. Si bien su ámbito de acción originalmente se  dirigió a las ciencias básica y sociales  -Física, Química, Biología, Matemática y Antropología-  hoy también incluye subramas de éstas -Biología Estructural, Microbiología y Biología Molecular, Biofísica y Bioquímica, Botánica y Agroforestal, Medicina Experimental y Biomedicina, Biología Estructural, Química Medicinal, Química Microbiana, Genética Forense-  así mismo también áreas tecnológicas  -Ingeniería de Materiales y Nanotecnología, Tecnología de los Materiales y Ambiente, Fotocatálisis y Energías Alternativas, Tecnología Nuclear, Reciclaje de Residuos, Meteorología, Fotografía Científica, Diseño y mantenimiento de equipos científicos- de gran importancia para el desarrollo tecnológico del país.  Esta orientación confirma el carácter mixto del IVIC como centro de investigación científico,  tecnológico e innovación.

Otro aspecto que destaca el informe 2013 es el papel que juega el IVIC como centro de información avanzado en materia de “ciencia, tecnología e innovación y democratización del conocimiento”, a través de “la Biblioteca Marcel Roche que ofrece a la comunidad, sin distinciones sociales, acceso directo y permanente (24H) sus colecciones electrónicas y bases de datos internacionales, con 8000 títulos en todas las áreas del saber” combinado con “el acceso  a publicaciones periódicas y bases de datos de 17 instituciones”.

Según el informe 2013, el IVIC en ese año adelantó 336 proyectos de investigación básica y aplicada “enmarcada dentro de las áreas estratégicas de la Nación” en: salud (112), ambiente (111), energía y petróleo (51), minería, metalurgia y materiales (27), política y sociedad (12), educación (10), soberanía alimentaria (9), desarrollo industrial (3) y telecomunicaciones (1). También menciona que de las investigaciones desarrolladas se han obtenido productos potencialmente escalable para su producción industrial dentro de los cuales se destacan: “Kit de pruebas rápida de diagnóstico para detectar enfermedades infecciosas e infectocontagiosas, en nutrición, intoxicación por consumo de mariscos (marea roja) y picadas de escorpiones, medio acuoso para mantener córneas esterilización de productos con rayos gamma, remediación de suelos contaminados por el coque de petróleo, uso de energía solar para el tratamiento de agua y aire contaminado, celdas solares híbridas para el desarrollo de energías limpias, catalizadores para el tratamiento de crudos, producción de hidrógeno a partir del gas natural, filtros adsorbentes a base de carbón activado, biodiesel a base de arcillas venezolanas, software de aprendizaje para química de noveno grado de educación media, tejas de polímeros para viviendas, carburos y nitruros para aplicación en metalmecánica, kit diagnóstico para detectar virus en cultivos. Todos estos proyectos se ejecutaron con el financiamiento del MPPCTI a través de la LOCTI y del PEII”.

Respecto del Área de Formación del talento humano el informe se refiere al programa de postgrado del IVIC que abarca las áreas siguientes: “Antropología, Bioquímica, Fisiología Y Biofísica, Genética Humana, Inmunología, Microbiología, Biología de la Reproducción Humana, Estudios Sociales de la Ciencia, Física, Matemática, Química, Física Médica y Modelo Aleatorios”. En 2013 ingresaron 464 y egresaron 250 profesionales.

El indicador que tradicionalmente utiliza la Comisión Clasificadora para medir el nivel de producción científica de los investigadores, es el número de sus publicaciones internacionales y nacionales. La primera supone el aval que otorgan las revistas científicas arbitradas según su prestigio en la “comunidad científica internacional” y la segunda se orientan a la divulgación con fines informativos y pedagógicos.  En la tabla siguiente se muestran resultados para 2013 que habría que compararlos con la producción media de los países latinoamericanos como mínimo.

En el siguiente gráfico del informe del BID “Ciencia, Tecnología e Innovación en América latina y El caribe” (2010) se muestra el ranking relativo a las publicaciones totales de cada país y la productividad relativa:

 

 

 

A los efectos de la evaluación institucional del IVIC habría que determinar su aporte a estos indicadores del total nacional.

Otro artículo sobre el tema de Guillermo Yáber, Iván de la Vega y Leticia Guarino en la revista Mundo (2014) presenta este gráfico:

 

Aun cuando pensamos que los indicadores internacionales mostrados en los gráficos anteriores son insuficientes tomarlos como única referencia para medir la capacidad de generación de conocimiento, al evaluar su aplicación a Venezuela se observa lo siguiente:

* Según el informe del BID (2010), tomando como referencia la base de datos del ISI1, Venezuela se mantuvo en el puesto 10/23 del ranking de producción de publicaciones por cada 1000 habitantes y de productividad relativa, de los países de América Latina y El Caribe (ALC), aun cuando esos índices bajaron levemente al comparar los lapsos bajo estudio, del 1994-1998 al 2004-2008. Sin embargo, en el ranking de ALC la calidad relativa2 se ubicó en el puesto 20/24 habiendo disminuido también al comparar el desempeño en los mencionados lapsos.

*  En el gráfico del artículo publicado por la revista Mundo de Guillermo Yáber, Iván de La Vega y Leticia Guarino basado en la base de datos de SCI3, se observa como Venezuela pasó de 500 a 1000 citas de publicaciones de 1990-2007 ubicándose en el cuarto lugar de los 5 países seleccionados superando a Colombia pero, a partir de 2008 comenzó a declinar, mientras este último país dio un salto en esos tres años duplicando este índice. Esto debería ser objeto de una investigación especial para determinar las causas de este estancamiento y el efecto que sobre dicho indicador haya podido tener una posible “fuga de cerebros”. 

Si bien los referidos indicadores cuantitativos y cualitativos  proporcionan una referencia  del desarrollo de la investigación en el país al compararla con sus pares. Sin duda, estos no son suficientes para medir nuestro desarrollo en ciencia y tecnología en relación a nuestras condiciones específicas como país, especialmente en lo relativo a la pertinencia del trabajo científico y tecnológico con las necesidades sociales  y las prioridades para impulsar su desarrollo endógeno.  Por ello, es de suma importancia la construcción de un sistema de indicadores que realmente mida el desarrollo del sector en relación a parámetros de pertinencia y calidad. Esto no significa en modo alguno desechar los indicadores internacionales normalizados cuyo cálculo y seguimiento debe ser atendido con diligencia, remitiendo a los organismos e institutos que los publican, la información estadística requerida oportunamente. Lo ideal es que Venezuela tenga su propia publicación de indicadores y tome la iniciativa de promover una similar en el ámbito latinoamericano aprovechando nuestra participación en los distintos mecanismos de integración (CERLAC, UNASUR, MERCOSUR, ALBA, NAM etc.). Es fundamental avanzar en una evaluación autocrítica prospectiva de la gestión en Ciencia, Tecnología e Innovación y de  sus distintos componentes incluyendo al IVIC, la cual debe estar precedida por una reformulación conceptual de dichos indicadores, los cual pasa también por la evaluación del modelo de investigación actual.

  1. EL IVIC Y EL SISTEMA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA

Si bien el IVIC  es una institución precursora en la investigación científica y tecnológica venezolana, que nació en un momento en que prácticamente era la única enfocada en la investigación con exclusividad y rigurosidad, al día de hoy existen varias instituciones especializadas, muchas de las cuales nacieron del IVIC. Además de toda la estructura de instituciones de educación superior pública y privadas que realizan investigación combinada con la docencia, organizaciones no gubernamentales y, empresas públicas y privadas que hacen o potencialmente podrían hacer desarrollo tecnológico e innovación. Sin embargo,  este crecimiento institucional, si bien es el resultado de una política de expansión de la educación superior, la cual alcanzó cifras inéditas en la revolución bolivariana, esto no se ha traducido aun en el establecimiento de un  verdadero “sistema de ciencia y tecnología”. Este sigue siendo, como en la IV República,  un agregado de instituciones que operan cada una según su propia agenda y a lo sumo, atendiendo las facilidades de financiamiento que ofrece el MPPCTI a través de los recursos de la LOCTI. Es a través del condicionamiento del financiamiento de proyectos como en la práctica en Estado ha venido orientando el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Tenemos múltiples instituciones que se ocupan del tema pero no disponemos de un sistema en la cual los distintos componentes interactúen y trabajen cooperativa y corporativamente, compartiendo información, conocimientos, infraestructura  y capacidades, teniendo como paragua el Plan de la Nación y el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación. La dispersión y fragmentación de la gestión estimulada por un falso concepto de la “autonomía institucional”, abona el terreno para que las instituciones del sector estén más vinculadas con instituciones externas, que con las que integran el sistema. Esta disfuncionalidad origina una  tendencia a subordinar su trabajo a los patrones y motivaciones que se dictan de los “centros de conocimientos de los países centrales”, que como se sabe responden a las prioridades que define las grandes potencias y el gran capital transnacional.

Para lograr el salto que no permita avanzar en la construcción de un verdadero sistema de ciencia, tecnología e innovación, debemos primero disponer de un sistema de planificación integrado. Que además de generar el plan nacional de ciencia, tecnología e Innovación, garantice el desarrollo de planes institucionales articulados con dicho plan nacional. Atendiendo la función específica que debe jugar en el sistema, con base en los principios de democracia participativa, trabajo en equipo, multidisciplinariedad, cooperación y unidad de propósitos. Es en ese contexto que debe repensarse el papel y la organización del IVIC, como promotor y actor fundamental en la construcción del sistema de ciencia tecnología e innovación para viabilizar la ejecución del Plan de la Patria.

  1. ¿REFUNDAR EL IVIC?
  2. Hacer ciencia y tecnología al servicio del país

La ID en ciencia y tecnología, juega un papel fundamental en el sistema capitalista para el desarrollo de las fuerzas productivas y para sostener su proceso de acumulación, mediante el incremento progresivo y permanente de la ganancia,  a través de la reducción de  los costos de producción y la ampliación de los mercados, utilizando como palanca la innovación de procesos y productos.  También es un factor esencial en la geopolítica, en la medida en que su dominio le proporciona a los Estados capacidad militar y control de territorios. Es por ello que su financiamiento y por ende su desarrollo, está supeditado a los intereses económicos y geopolíticos del gran capital y a los planes de dominio de las potencias imperialistas. Por lo tanto, el desarrollo de la ciencia y la tecnología no debe verse como “neutral” ni apolítico. Detrás de todo proyecto de investigación o innovación potencialmente exitoso, directa o indirectamente hay un interés fáctico, aun cuando quienes hacen ciencia y desarrollo tecnológico lo hagan por altruismo pensando en su aporte científico a la humanidad.

En el modelo de dominación neocolonial que hace doscientos años sustituyó al colonial luego de la independencia, es fundamental mantener la distancia entre la periferia y el centro en materia de ciencia y tecnología, a los fines de garantizar la división internacional del trabajo que le otorga a los primeros, ser proveedores de materias primas y mano de obra barata bajo un esquema tecno-dependiente de los segundos. El rol que le asignan a los científicos y técnicos de los países periféricos es el de ser proveedores de “materia gris” traducida en aportes a la innovación tecnológica del centro, para lo cual montan su trampa “caza cerebros” en el llamado “tercer mundo”, mediante “programas de cooperación”, becas y estímulos económicos. También estimulan el alineamiento funcional de las instituciones del sector, mediante la puesta en marcha del mecanismos de “evaluación al investigador” visto como individualidad, a través de la oferta de publicación arbitrada  de su trabajo científico o tecnológico en las revistas internacionales o de bases de datos de “citas en otras publicaciones” de pares, que son tomados como referencia en el baremo institucional que sirve para su clasificación en la carrera.  Estas revistas obtienen el derecho exclusivo a publicar los “paper”. A esto se suman, las barreras que imponen esos centros de poder, a la socialización del conocimiento a través del ejercicio de la propiedad intelectual para despojar a los países tecno-dependientes de la periferia de su acervo intelectual y cultural. Está claro que el modelo de gestión de la investigación científica y tecnológica que conviene a los poderes fácticos es el “liberal-individualista”, que en concreto se expresa en el llamado “derecho ilimitado a la libertad de investigación y comunicación”, con el que se pretende desvincular el quehacer científico su  razón de ser social. Este derecho descontextualizado y sin límites, legitima el modelo de dominación neocolonial que le da continuidad al sistema capitalista global, explotador del ser humano y de la naturaleza, al poner la ciencia y la tecnología al servicio del gran capital, destruyendo los equilibrios ecológicos que amenazan la propia existencia del planeta.

  1. Un modelo alternativo de Investigación para un  país en transformación

El modelo de gestión del IVIC, como el de cualquier otra institución pública, debe responder a sus objetivos y misión, aplicando criterio de eficiencia y transparencia, con bases en los principios y regulaciones que constituyen su marco legal. Esto es, la Constitución, las leyes, reglamentos. También, el Plan de la Patria, los planes sectoriales y las políticas públicas que se derivan de los mismos. Además, cuando se trata de instituciones como el IVIC que juegan un rol estratégico, debe desarrollar una “organización inteligente”, con capacidad de autorregularse en su relación con el entorno social, económico y político. A ello está obligado, por estar inmerso en una sociedad en proceso de cambio estructural, en la que está en juego una transformación del Estado para alinearlo con dicho cambio. No se trata de un cambio cosmético sino de un cambio de sistema y de paradigma civilizatorio. El modelo de gestión de la investigación y formación de nuevos investigadores debe orientarse para generar conocimientos científicos y tecnológicos que impulsen el desarrollo socioproductivo endógeno sustentable del país cumpliendo entre otras las características siguientes:  

  • Líneas de investigación enmarcadas en las prioridades estratégicas del Plan de la Patria y sus cinco objetivos, en Plan Nacional de Ciencia y Tecnología y, en el Plan estratégico del IVIC.
  • Selección de los proyectos de investigación con base en esas líneas de investigación y las prioridades establecidas en los planes para impulsar el desarrollo socioproductivo endógeno sustentable soberano con base en las potencialidades del territorio y  con vista a lograr la seguridad y la soberanía alimentaria, el desarrollo agrícola con enfoque ecológico y orgánico, la soberanía científica y tecnológica en la atención de la salud preventiva y correctiva enfocada en el perfil de morbilidad de la población venezolana, educación con pertinencia y calidad para satisfacer la demanda nacional en sus distintos niveles educativos, conservación y recuperación de los sistemas ambientales venezolanos y de su biodiversidad, desarrollo la industria petrolera y petroquímica aguas arriba y aguas abajo con enfoque ecológico y como locomotora del desarrollo industrial del país, desarrollo de la industria del software con aplicaciones en el campo científico y tecnológico, desarrollo de la ciencia y tecnología de los materiales especialmente con base en las potencialidades que ofrecen los hidrocarburos, la minería y, la conservación y recuperación del patrimonio cultural.
  • Organización por proyectos con enfoque, sistémico, ecológico, multidisciplinario y cooperativo orientada por el plan estratégico institucional.
  • Acumulación y socialización del acervo patrimonial constituido por su producción intelectual.
  • Desarrollo de un Sistema de Planificación Estratégica y un Presupuesto por  Proyectos Plurianual.
  • Sistema de Selección de los proyectos de investigación con base en un baremo que contenga al menos los siguientes parámetros: pertinencia con el plan estratégico del instituto, calidad, impacto social, integración intrainstitucional y con el sistema de ciencia y tecnología, impacto pedagógico, proyección en la comunidad científica nacional e internacional y viabilidad.
  • Establecimiento de un Código de Ética del Investigador que sirva de marco referencial para evaluar su desempeño.
  • Sistema de Evaluación del Investigador a los fines de su clasificación, basado en su trabajos arbitrados y publicado por el instituto, publicación arbitrada en revistas internacionales especializadas, impacto científico y tecnológico, trabajo pedagógico.
  • Carrera del Investigador basada en el estímulo a la excelencia mediante el establecimiento  de categorías escalables cuya prosecución sea el resultado de la evaluación respectiva. El personal obrero y administrativo se rige por la ley de carrera administrativa y todos por la Ley Orgánica del Trabajo.
  • Preservar las conquistas laborales establecidas en la ley vigente, especialmente en lo que se refiere a jubilaciones y seguridad social.
  • Regular y definir el alcance de la “libertad de investigación y comunicación” para que se ajuste a la Constitución, a la LOCTI y al Código de Ética del Investigador.
  • Socialización del uso de los recursos tecnológicos y la infraestructura con el fin de promover la cultura cooperativa y optimizar el uso de los recursos institucionales mediante una arquitectura organizacional de red.
  • Promover el diálogo de saberes y su concreción en proyectos que permitan lograr una complementación efectiva.
  • Alianzas estratégicas interinstitucionales a nivel internacionales en el marco del proceso de integración de América Latina y El Caribe aprovechando las oportunidades y programas que ofrece la participación de Venezuela en el ALBA, MERCOSUR,  UNASUR y CELAC, así como los Convenios y Tratados de Cooperación bilaterales y multilaterales y en general y, con los socios estratégicos, garantizando una transferencia efectiva de conocimientos y de tecnología.  Estos mecanismos podría multiplicar la capacidad de investigación y desarrollo de la institución y en general, del sistema de ciencia y tecnología.
  • Compromiso  del IVIC con la transformación de su entorno social inmediato con el fin de apuntalar su desarrollo socioproductivo y el bienestar de la comunidad, a través de una interrelación permanente con el Poder Popular
  1. LA REFORMA LEGAL

La formalización de la transformación de la arquitectura institucional se materializa con la aprobación del nuevo marco jurídico. Sin embargo, en una democracia participativa y protagónica como debe ser la venezolana por mandato de la Constitución, ésta debe estar precedida por una consulta y un debate nacional, especialmente cuando se trata de temas estratégicos como el de una institución como el IVIC, poseedora de un acervo patrimonial intergeneracional. Ese debate debe comenzar por un balance autocrítico para identificar sus logros y fracasos, sus fortalezas y debilidades, visto desde la perspectiva  de su  adecuación a los nuevos tiempos, en una sociedad en permanente transformación, que busca consolidar el  bienestar social para todos sus ciudadanos y la independencia definitiva. Al menos en la primera discusión y aprobación del proyecto de la nueva ley del IVIC por la AN, no se dio ese proceso y aún se desconoce si tal balance se hizo.  Esta carencia podría ser remediada en el marco del debate para la segunda discusión a escenificarse en la AN y a esos efectos es la propia institución y sus trabajadores deben realizar esa evaluación autocrítica y formular las propuestas pertinentes. No obstante, no se puede analizar el IVIC de manera aislada, sino en el marco del proyecto nacional contenido en el Programa de la Patria. Este es el marco referencial de la discusión planteada.

Al realizar el análisis comparativo entre la ley vigente y el proyecto que discute la AN se observan los siguientes cambios:

  • El cambio de Nombre. Este no es un detalle menor porque el título es vinculante respecto del contenido de la ley (Art. 1) A pesar de que en la práctica el IVIC realiza programas y proyectos enfocados en las ciencias aplicadas y en el desarrollo de tecnologías, sin embargo, eso no está explicitado en la ley actual, lo cual conviene hacerlo (art.2). Sin embargo, dado la proyección nacional e internacional que tiene el IVIC quizás conviene mantener el nombre pero cambiando el objeto para darle cabida al desarrollo tecnológico y la innovación, en el entendido de que hay otras instituciones como el Instituto de Ingeniería que están especializadas en estos último, con las cuales el IVIC como parte del sistema de CYT debe articularse con el proceso de generación de conocimientos  en el ámbito de la tecnología y la innovación.
  • Principios y Valores (Art. 3). En este artículo debe reflejarse los principios y valores que deben caracterizas el modelo de gestión de la investigación y desarrollo y la justificación por la que debe refundarse el IVIC (II)
  • Relación con la Comunidad  y Salvaguarda del Hábitat (Art. 4  presente solo en la nueva ley) es un tema de gran relevancia que debe ser incluido en la reforma, para promover la inserción social del IVIC.
  • Organización. Quizás uno de los cambios más importantes es la sustitución de la asamblea de investigadores, como órgano deliberante, por la Asamblea General integrada por todos los trabajadores y estudiantes. Además le quita a esta última la facultad de proponerle al ejecutivo la terna para seleccionar el Director. Así mismo sustituye la subdirección actual por 3 responsables de las tres ramas de la actividad del IVIC: investigación, desarrollo tecnológico y, formación y socialización, además de crear la figura del Gerente General (administración). Otro cambio importante es que  la representación de los investigadores ante el Consejo Directivo es sustituida por dos representantes de los trabajadores y una de los estudiantes. Es decir la representación de los investigadores quedan subsumida en la categoría trabajadores, lo cual si bien es pertinente porque lo son,  se pudiese dar el caso de que los investigadores no tengan representación. Esto no se corresponde con la idea de que en el máximo organismos de dirección tengan una vocería todos los sectores que conforman la comunidad ivicista. También se elimina la representación del Ministerio de Educación. En todo caso es conveniente la creación de otro órgano intermedio entre los investigadores y el Consejo Directivo que podría ser un “Consejo de Investigadores”. Este último cumpliría la función de asesor académico  del Consejo Directivo.
  • Patrimonio del IVIC (art. 6/7). Positivo que en la reforma de la ley se amplíe el patrimonio con la incorporación del trabajo intelectual resultante del proceso de investigación.
  1. SOBRE LA REFORMA DE LA LEY

A partir de las consideraciones anteriores y luego de analizar la ley vigente, el proyecto de reforma (IVECIT) y la propuesta “consensuada”, me permito formular las siguientes  recomendaciones a los efectos de que sean consideradas para la segunda discusión del IVIC:

  1. El Comandante Chávez en su alocución del 20 de octubre de 2012, referida a lo que denominó el “Golpe de Timón” que necesitaba el gobierno bolivariano señaló lo siguiente: “yo soy enemigo de que le pongamos a todo “socialista”, estadio socialista, avenida socialista, ¡qué avenida socialista, chico!; ya eso es sospechoso. Por allá alguien le quería poner a una avenida “socialista”, panadería socialista, Miraflores socialista. Eso es sospechoso, porque uno puede pensar que con eso, el que lo hace cree que ya, listo, ya cumplí, ya le puse socialista, listo; le cambié el nombre, ya está listo”.  La realidad es que el IVIC de hoy hace ciencia, ciencia aplicada, desarrollo tecnológico e innovación, sin embargo, al igual que PDVSA ha mantenido el mismo nombre desde su fundación y hoy tiene una proyección internacional que constituye un activo no deleznable. Lo importante es que la nueva ley refleje los cambios existentes y los que se quieren hacer para direccionar la gestión del IVIC hacia un nuevo modelo que se adecue a una sociedad como la venezolana, en proceso de transformación, que busca su emancipación definitiva, a través del desarrollo de una ciencia y tecnología soberana y pertinencia con el proyecto de país en construcción. Por todo ello, debería mantenerse el nombre, en el entendido de que el IVIC es solo un componente de un Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación en construcción, conformado por múltiples instituciones que deben cumplir diversas  funciones en un entramado de relaciones sistémicas complementarias, en que cada componente juega un rol específico.
  2. No se puede hablar del “Estado” y el “Instituto”  en una relación de iguales como sí el IVIC fuese una entidad separada del Estado, una suerte de “Estado dentro del Estado”, cuyo funcionamiento es “autónomo” e independiente de los planes y políticas públicas del país.

En la ley actual está consagrada la “libertad de investigación y comunicación científica” como un derecho humano (artículo 3).  Sin embargo el alcance de este derecho del investigador no está regulado y por ello podría generar contradicciones inconvenientes entre el interés individual del investigador y los fines mismos de la institución en representación de la sociedad. De hecho, la exposición de motivos de  la llamada “ley consensuada” al señalar en el punto nueve (9): “Optimizar el uso de recursos públicos a través de un plan multianual que destaque áreas prioritarias acordes con las necesidades de la nación sin limitar la libertad de investigación”, se sitúa en una concepción liberal individualista, que supedita los intereses de la Nación a esa “libertad” presentando como contradictorio ambos, lo cual significa que a la hora de decidir las prioridades prelaría la motivación personal del investigador sobre las necesidades de los venezolanos.  Esto contradice la misión del IVIC y la direccionalidad que debe darle el Estado a los recursos asignados al desarrollo de la  Ciencia y la Tecnología en el marco de la CRBV y del Plan de la Patria. Si bien un centro de investigación existe si tiene investigadores formados, con capacidad de hacer ciencia y desarrollo tecnológico, a cuya preparación y desempeño debe contribuir de manera fundamental el mismo, esto no significa que su actividad debe girar alrededor del interés o la motivación individual de cada investigador. Al no especificarse los deberes y restricciones que tiene el disfrute de dicho derecho, en la práctica este podría asumirse como de carácter absoluto, lo cual haría inviable el funcionamiento del IVIC porque el Estado renunciaría a orientar el trabajo de investigación y  el uso de los resultados de la misma, en función del plan institucional, del plan de la nación y en definitiva, en función del bien común y los intereses de la sociedad en su conjunto, con lo cual perdería su razón social de ser. Al colocar la “libertad de investigación y comunicación”  como un derecho humano universal, hay que asumirlo no como un derecho de los investigadores del IVIC sino de todos los ciudadanos en el marco de la Constitución y las Leyes. Por lo tanto, hay que buscar un equilibrio dinámico entre las motivaciones personales del investigador y los intereses de la sociedad que representa el Estado y el instituto como parte de él, que por cierto, en principio deberían ser las mismas porque en fin de cuenta, también los científicos son ciudadanos venezolanos. Esta relación no tiene por qué ser contradictoria, pero es necesario especificar claramente su alcance no contradictorio con la misión del instituto en lo que respecta a trabajar por la construcción de soberanía científica y tecnológica, en función de los altos intereses de la Nación. Una forma de hacer esta regulación es dictando un Código de Ética del Investigador, en el cual se plasme el perfil de quienes dedican su talento y la formación que recibieron de la sociedad, al bienestar y la integridad de la Nación y, a su emancipación definitiva.

  1. La reforma de la ley del IVIC, haciéndole los ajustes para incorporar los aportes derivados del proceso de consulta popular, debe avanzar hacia su aprobación como un instrumento para transformar la institución, para que desarrolle al máximo sus potencialidades como un componente fundamental del sistema de ciencia y tecnología, puesto al servicio del bienestar social y de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo socioproductivo endógeno sustentable, en el marco del Plan de la Patria.
  2. REFERENCIAS
    1. El IVIC en cuatro momentos (1959-1979). FONACIT
    2. Informe de gestión del IVIC (2013)
    3. Informe del BID “Ciencia, Tecnología e Innovación en América latina y El caribe” (2010)
    4. Plan de la Patria 2014-2019
    5. Ley del IVIC
    6. Proyecto de Ley del IVECIT
    7. Exposición de Motivos “consensuada2
    8. Proyecto de Ley Consensuada

 

 

 

 

 

[email protected]

1 Institute for Scientific Information (ISI)

2 Citas por publicación en comparación con la OCDE

3 Science Citation Index (SCI)

2  Personal del IVIC



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Gustavo Márquez Marín

Carabobeño, nacido en Valencia, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo donde también ejerció la docencia, durante la gestión del Presidente Hugo Chávez se desempeñó como Ministro de Industria y Comercio (1999), Ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), Embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos de Naciones Unidas en Viena (2001-2004), Comisario General del Pabellón de Venezuela en la Expo 2000 Hannover (1999-2001) y Miembro de la Comisión de Negociación con Colombia de las Áreas Marinas y Submarinas (1999-2001).

 gamarquez2@yahoo.com

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