Venezuela vive una nueva crisis económica, hay que aclarar que esta crisis tiene características propias, pero no ha sido la única, desde 1983 nuestra estructura económica se resquebrajo totalmente. El fenómeno de la devaluación y de la inflación apareció para quedarse. Decir que los problemas económicos fueron creados por la Revolución Bolivariana, no es más que agregar un aditivo político, lo cierto del caso es que el Proceso Bolivariano no ha podido dar el salto cualitativo hacia una nueva economía y solo ha seguido con el continuismo de políticas económicas que marcaron la década perdida. De 1983 a 1997 la devaluación de la moneda fue del 11.600% y la inflación marco 12.800 %, estamos hablando en un lapso de 14 años, con gobiernos de derecha. Pero si vamos un poco más allá es decir de 1983 al 2004, tenemos que, la devaluación ha sido de 44.651% aproximadamente. Es decir, en tiempos de revolución se han repetido devaluaciones e inflaciones altas. Por supuesto que al gobierno bolivariano le toca corregir todos estos entuertos, para conseguir la senda del crecimiento económico, y aumentar la calidad de vida de los venezolanos. ¿Pero cómo podemos lograr esto?. Diversos economistas con visiones diferentes han tratado de aportar posibles soluciones. Hay que recalcar que la crisis monetaria venezolana comenzó el 18 de febrero de 1983, de allá hasta aquí en el 2015, lo que ha ocurrido sistemáticamente son, devaluaciones, controles de cambios, inflación, etc. Propuestas para salir de esto abundan. 1) Revaluación de la Moneda, 2) Paridad cambiaria única fija en el tiempo, 3) Paridad uno a uno con el dólar, 4) Caja de Conversión o Junta Monetaria.
Todos los economistas sean clásicos, liberales o marxistas, están de acuerdo que se debe devolver el poder de compra a la población combatiendo la inflación. El BsF en estos momentos ha perdido credibilidad, por ello los ciudadanos que pueden hacerlo se refugian en monedas fuertes, la más usual el dólar americano. Por eso no podemos culpar a los ciudadanos que quieran proteger su patrimonio adquiriendo divisas. Toca al gobierno de Nicolás Maduro devolver la confianza al BsF. Si una moneda es devaluada sistemáticamente se vuelve frágil, y lo que vemos hoy, con tres sistemas cambiarios, empastela más la situación. Debemos ir a corto plazo a un sistema de cambio fijo. La inflación, la especulación, la pobreza y la fuga de divisas es consecuencia de la inestabilidad de nuestra moneda, por ello es una necesidad imperiosa establecer una paridad fija con respecto al dólar.
Nuestra constitución habla que nuestro sistema socioeconómico es eminentemente mixto, es decir, conviven lo estatal y lo privado en procura de buscar el crecimiento económico. Es decir que para resolver esta nueva crisis económica no podemos aplicar recetas neoliberales ni tampoco estatismo radical.. ¡Ni tan calvo ni con dos pelucas!. La solución debe salir con el trabajo en conjunto de estos dos sectores. Venezuela es un país sui géneris, donde los precios de bienes y servicios no se rigen por la oferta y la demanda, sino por el capricho de los oligopolios o por la imposición del gobierno. Esta aberración económica debe desaparecer. En la actual crisis, Venezuela tiene una ligera ventaja con respecto al desempleo, este, según cifras oficiales ronda en el 10 %, esto indica que por ahora no aparecerá una presión social contra el gobierno. Esto da un margen de maniobra para atacar otras variables que puedan devolver la confianza al bolívar fuerte y realzar el poder de compra del ciudadano.
La inflación, ese impuesto regresivo que afecta a todos los trabajadores y mucho más a los que menos recursos tienen, debe ser combatida y reducida a un digito. Algunos analistas culpan al gobierno de esta variable. Ellos dicen que el BCV apura la “maquinita” para crear dinero “Inorgánico” para financiar el gasto público, creando distorsiones y mucha liquidez que presiona los precios hacia arriba. Esto puede ser verdad, de hecho lo dicen los libros. Pero, no solo la “maquinita” es la culpable. Donde debemos poner la lupa es sobre la oferta de bienes y servicios, hay mucha demanda y poca o casi nada de oferta. Como dijimos anteriormente, Venezuela es un país sui géneris, donde existe una gran demanda de bienes y servicios, esta crisis inducida o no, en condiciones normales, sería un atractivo para inversionistas nacionales y extranjeros que colmen esa demanda, pero no vemos llegar inversiones. Posiblemente el “Decreto Obama” ha influido en esto, por ello, no es descabellado afirmar que los EE.UU. están interfiriendo en nuestra economía a futuro. Nuestro crecimiento económico debe partir de una efectiva expansión industrial, la famosa reindustrialización muchas veces sugerida por el Presidente Hugo Chávez. Ese es un paso fundamental. No debemos olvidar que un espacio de tierra fértil del tamaño de Italia espera para su crecimiento y desarrollo. La Revaluación de la moneda ha sido muchas veces nombrada por expertos en la materia. Igual han asomado la paridad fija del BsF con el dólar. Inclusive la creación de una nueva moneda. También han dicho algo sobre la dolarización de nuestra economía tipo Ecuador. Ninguna de estas propuestas son descartables, de hecho las dos primeras deberían tratar de implementarlas.
La Revaluación de la moneda se efectuaría en pasos sucesivos o de una sola vez. Que el nuevo valor de la moneda refleje la realidad económica del país, que para nada con los actuales tres tipos de cambio se ha logrado. Esta revaluación traería aspectos positivos, como por ejemplo, la llegada de capitales expatriados, los cuales buscarían las inversiones que hacen falta para satisfacer la demanda. Los precios también serían afectados positivamente, por consiguiente la inflación bajaría sustancialmente. A todas estas el estado debe regular las importaciones, dando prioridad a los rubros más sensibles a la población. Igualmente debe proteger las importaciones para los sectores agrícolas y manufactureros. Esta paridad fija, acabaría con el mito del “Costo de Reposición” muy usado por los industriales, el cual está basado en la fluctuación sistemática de la divisa con respecto al bolívar fuerte que implica el cálculo constante de todos los días de sus costos de fabricación. Al tener una paridad cambiaria real mucho más baja, el mercado negro no tendría razón de existir. Se acabarían los ajustes de precios continuos, la estabilización de los precios en el tiempo sería un hecho. Debemos hacer la acotación que el subsidio que realiza el gobierno a la población al utilizar el sistema cambiario a 6,30 Bsf/US$ para importaciones de alimentos y medicina, este pasaría a ser transferido directamente a la población, puede ser a través de bonos o cesta ticket o tarjeta de débito o como lo definan los expertos, esta modalidad ha sido planteada por algunos economistas como Manuel Martínez y Luis Vicente León. La paridad fija acabaría con las tres bandas actuales, que crean distorsiones y fomenta la especulación, la incertidumbre económica seria meros recuerdos del pasado, la industria y la agricultura tendrían la confianza de que los costos de producción no variaran en el tiempo, hoy ellos compran una materia prima o insumo a un precio, y mañana a otro precio más elevado. El valor de la paridad fija debe estar cercano a 50BsF/US$. Si los precios del petróleo van al alza mucho mejor para nuestra moneda, igualmente hay que considerar la tesis del economista Fernando Travieso sobre nuestras reservas de oro. El estado no perdería influencia en la política económica, de hecho intensificaría la supervisión para evitar distorsiones como por ejemplo; aumento de importaciones innecesarias, fuga de capitales, sobrefacturación, etc. Otras consideraciones sobre el impacto en el déficit fiscal, tasas de interés, deuda interna y externa que traería la paridad fija se la dejaremos para el debate a los expertos.
¿Un bolívar fuerte un dólar?, ¿Caja de conversión o Junta Monetaria?.
La dolarización (1Bsf-1US$) es planteada por algunos economistas que consideran que ya nuestra economía esta dolarizada. Posiblemente existe algo de verdad en esto, algunas experiencias exitosas de algunos países de la región también es usado como referencia por estos economistas. Ecuador, Panamá y El Salvador tienen sus economías dolarizadas. En el caso de Ecuador, fue necesario por estar sumergido en una hiperinflación que fue resuelta con esta acción, el caso recordado de la Argentina de Menem, también con una hiperinflación fue utilizada la caja de conversión. En 1991 el peso argentino sustituyo a 10.000 australes, y luego realizaron la paridad un peso argentino un dólar americano, logrando vencer la hiperinflación, pero todo se vino abajo años después generando una nueva crisis económica y política. La junta monetaria también es una propuesta de algunos economistas. Las Juntas monetarias son organismos que eliminan las funciones de los Bancos Centrales. Ellas se ocupan de todo. Según los expertos, la creación de una junta monetaria acabaría de raíz con la impresión de dinero “inorgánico” sin respaldo por los bancos centrales. Los economistas que aúpan la creación de Juntas monetarias, se oponen a cualquier control de parte del estado, ellos denominan a estos controles como “pañitos de agua tibia” ya que al principio funcionan, pero a mediano plazo generan una disminución en la producción de las mercancías controladas, a largo plazo los controles dicen ellos, se convierten en escasez, alza de precios, algunos colocan como ejemplo a RECADI ( 1983-1989) y la JAC (1994-1996), estos controles efectuados en la partidocracia adecopeyano fueron un fracaso. Ahora bien nos preguntamos. ¿Estamos chocando con esa misma piedra y repitiendo la historia?.
Debemos aclarar que Venezuela por ahora no tiene una hiperinflación (100% o más), aun cuando analistas pronostican que a final de año tendremos inflación de tres dígitos, por ello la inmediatez de tomar medidas lo más pronto posible. Históricamente nuestro país vivió entre 1959 a 1974 con inflaciones promedios de un digito, de hecho en 1967 fue de 0%. En 1975, 1979, 1980, 1981, fueron de dos dígitos. A partir de 1983 empezó la espiral inflacionaria y devaluacionista en el país. Esa enfermedad aun la padecemos hoy en día. En 1996 durante Caldera II obtuvimos el record aún vigente de una inflación de 103,4%. Aquí hay que señalar que esta inflación fue reducida el año siguiente 1997 a 37,6%, es decir se bajaron 65,8 puntos porcentuales. Para esta rebaja inflacionaria no se utilizó ni paridad bolívar-dólar, ni tampoco junta monetaria.
Creemos que es necesario y de urgencia revisar la propuesta de una paridad cambiaria fija, cercano a 50 Bsf/US$. Ojala este debate se efectué junto con el marco del aumento de la gasolina. Nuestra independencia y soberanía está sumamente ligada a nuestra economía, por ahora no tenemos independencia económica, llego la hora de tenerla….