La erección de una suerte de muralla china en nuestras fronteras noroccidentales es urgente.[1]
La ignorancia, la ortodoxia en Economía -que abunda como arroz en nuestras sociedades por la excesiva piratería- unida al desamor por el presente gobierno y su base socialista, antivalores que mantiene la derecha y sus domésticos y domesticables, les hace caer en especulaciones absurdas. Por ejemplo, la Ford, aun vendiendo en dólares, deberá comprarle bolívares al Banco Central de Venezuela para cubrir sus costes nacionales, asimismo para el pago de salarios, impuestos y afines, tal como lo hacen los proveedores de divisas por concepto del petróleo exportado.
Los ingresos en dólares que reporte por sus ventas deberá enterarlos al BCV para luego recibirlos según sus necesidades de importación, cosas así. La piratería, pues, no es buena consejera, pero en nuestro país se hallan privando los connotados, los publicitados, aunque pequen de ser profesionales con profundas deficiencias científicas.
Particularmente, el periodismo profesional y el empírico suelen carecer de cualidad para estar emitiendo juicios sobre asuntos económicos sobre los cuales carecen de formación especializada.
Pero, sí pueden perfectamente limitarse a describir lo que reciben de algunos profesionales, directa o indirectamente, poner énfasis en el respeto de las fuentes clonadas, citarlas y respetar el criterio profesional de quienes así puedan ofrecerlo.
Una ventaja puntual de esa licencia es que el Estado se limitaría cargarle en libros el diferencial en dólares entre el precio de compra de esos estos y el precio de venta que marca la ganancia del BCV en ese tipo de operaciones, de tal amanera que la Ford, por ejemplo, ya no tendrá que estar solicitando dólares baratones; se autofinanciará. Cualquier subsidio al que hubiere lugar el Estado lo abonaría a los beneficiarios del caso.
[1] Esta apostilla la estaremos citando en nuestras entregas.