¡Alerta!, La guerra económica está elevando la composición dineraria del capital

...y así  trasiega los salarios de todos los trabajadores sin elevar su composición orgánica[1]

Debemos explicar que las sobreganancias del intermediario agrícola responden a su elevada composición orgánica de su capital, que hoy, además,  sobre aprecia en dinero.

Sin una teoría científica, sin un análisis amplio y comprensivo de las leyes económicas en juego, es muy cuesta arriba,  y sería de largo plazo la solución o logro efectivo de una victoria de parte de la revolución frente a un contrario que, sin lugar a dudas, se las sabe todas en esta materia.

Nos atrevemos a afirmar que los apologistas del burguesismo saben más de Economía, en su versión marxista, que la mayoría de los más connotados apologistas del marxismo. Y mire usted que esta afirmación tiene visos de universalidad.

En el caso de los intermediarios entre el productor agrícola y el consumidor de la ciudad, sea este otro intermediario mayorista, sean los consumidores finales, no hay duda de que aquellos invierten mucho más capital tanto constante como en mano de obra, seguros, etc., que el agricultor ya que el principal medio de producción agrícola es la tierra, es la propia naturaleza, por así decirlo, y porque los costes de mano de obra campesina sólo ocurren estacionalmente, mientras la comercialización de sus productos son por tiempo indeterminado.

Durante la presente guerra económica o lucha de clases imperialista, en su versión moderna, se ve magnificada por sobreprecios arbitrarios sobre los costes contantes mientras permanecen quietos los salarios, o, en su mejor caso, aquellos crecen exponencialmente, y los segundos, en una p. aritmética. 

Es allí donde el Estado debe intervenir urgentemente: cualquier sobreprecio en el capital constante no representado por innovaciones técnicas debe ser compensado con incrementos estatales de los salarios a fin de que se mantenga una misma composición orgánica del capital en uso.

Efectivamente, las distorsiones hiperinflacionarias de ahorita responden a una desviación arbitraria de la esa composición orgánica porque no hay una real armonía  física o material entre costes técnicos propios de la modernidad industrial tecnológica y el costo de la mano de obra.

Digamos que el Estado debe cambiar la frecuencia de los incrementos salariales o su rotación anual , habida cuenta de que, por parte del capitalista, ellos se limitan a incrementar motu proprio los costes constante, mientras mantienen a raya a los salario de sus trabajadores.

Por lo demás, creemos que es propicia la oportunidad para reconsiderar los incrementos salariales: en aquellas empresas a las que se les califique comprobadamente que son especuladoras (comerciantes detallistas y mayorista), en ellas los salarios de su personal deben recibir vinculantemente  la misma tasa de incremento experimentada por esos particulares y especulativos costos constantes.

 

 

 


 


[1] Como ya hemos adelantado en entregas previas , la transformación de los valores en precios de producción garantiza más ganancias absolutas al capitalista de mayor capital aunque su tasa de ganancia luzca igualitaria para todos los capitalistas sin importar sus montos particulares.



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Manuel C. Martínez


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