¿Aumentar o revalorizar el salario?

Según números extraoficiales no publicados por el BCV mencionados en la Editorial nro. 9 de Marea Socialista, la inflación entre septiembre de 2014 y agosto de 2015 alcanzó a 130%, por lo que la proyección para diciembre de este año se podría ubicar entre el 180 y el 220% anual, la más alta desde que existen registros en el país. Estos datos confirman que estamos ya cruzado la línea de ingreso a la hiperinflación.

Si a lo anterior le sumamos que según el pronóstico del gobierno nacional, el precio promedio anual del barril se ubicará en 2015 alrededor de los 40$ y aderezamos la situación con el vencimiento de la deuda exterior que según los analistas más moderados llegaría para el año 2016 a un mínimo de 16.000 millones de dólares, independientemente del rumor que señala que el país habría recomprado un 25% del total de su deuda, no queda más que argumentar para comprender por qué hoy nuestro salario, el de aquellos que vivimos de nuestro trabajo, es sal y agua.

Ante esta crisis económica, el gobierno de Maduro ha optado por varias acciones concretar, entre ellas; depreciar nuestro salario a niveles nunca vistos, pasando el salario mínimo, a partir de los cambios oficiales hoy existentes, de 600 dólares hace 3 años a 35 dólares a cambio oficial Simadi, además de disminuir la importaciones en lo ya proyecta un 42% para este año, sumado al 36% del año pasado.

Esta es la situación de nuestro salario a pesar de que en el último año se ha incrementado 4 veces por decisión del gobierno nacional. Si a esto le sumamos la información extraoficial de un aumento de salario nuevo antes de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en dos tiempos, la pregunta es: ¿En realidad resuelve algo un nuevo aumento de salarios si no se atiende estructuralmente el problema de la economía rentista venezolana?

Aumentos por encima de la inflación y del impacto de las devaluaciones formales o no, son sin duda favorables si las condiciones macroeconómicas son sostenibles en el tiempo para que realmente estos aumentos impliquen un incremento del poder adquisitivo del venezolano, pero cuando la inflación y la devaluación no formal son variables incontrolables o impredecibles, ningún aumento impactará en la mejora del poder adquisitivo, sino, serán medidas rezagadas de compensación parcial de la depauperación del salario.

Cuando un gobierno decide que la crisis económica de un país, promovida y gestada por un importante sector de la burocracia mediocre y corrupta, sumada a un sector de la banca cómplice y un sector empresarial parásito y especulador, la termine pagando el que vive de su trabajo y no quienes la produjeron, crean el caldo de cultivo perfecto para una crisis social con repercusiones electorales y políticas de dimensiones insospechadas.

Revalorizar el salario, a través de aumentos que tengan realmente un impacto en el incremento del poder adquisitivo, no es consecuencia sólo de un decreto, sino de una cruda comprensión de la realidad y una pertinente aplicación de acciones, que con la transparencia y legitimidad que otorga el pueblo, incluso de manera refrendaria, puedan ser aplicadas con el fin de rectificar y volver a enrumbar el camino de una esperanza revolucionaria (a pesar de la MUD, del PSUV y de Maduro) aún viva en el pueblo venezolano.

"Publicado originalmente para www.elestimulo.com"



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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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