Ya todo el mundo perjudicado sabe que el servicio de gas, empresa nacional y supuestamente socialista, está siendo saboteado a través de repartidores supuestamente tarifados por los contrarios en esta GUERRA POLITICOECONÓMICA. Le cobran al Estado, a sus tarifadores y al cliente que se ve obligado a pagarles sobreprecios por unas bombonas que el Gobierno supuestamente mantiene regulados.
Es un sabotaje rayano en burla a los gobernantes actuales quienes hasta ahora, a decir verdad, parecieran carecer de orgullo suficiente y dignidad para sancionar oportunamente a semejantes funcionarios públicos de escaso rango laboral.Y todo lo viene permitiendo una inamovilidad populistoide que debería ser ajustada a las circunstancias actuales.
La SUNDDE, hasta donde he oído, no actúa sino posféstum, o sea luego de que sus teléfonos se hallen saturados de llamadas procedentes de las víctimas, después que han sufrido los inconvenientes de la carencia oportuna de este vital energético.
En Valencia está ocurriendo sin que gobierno ni autoridad algún tome cartas en este asunto.
Esta es una súplica que hace el pueblo que, con sobrada razón, se encuentra absolutamente desasistido. Cuando los resultados electorales lo señalen con votos contrarios, será obviamente tarde para llorar.
Lo más grave de esta lentitud para que SUNDDE y sus coordinadores apliquen sus obligaciones con la oportunidad del caso reside en la enorme contradicción de un pueblo que, por ahora, no se atreve a tomar iniciativas contra este tipo de funcionarios porque el propio gobierno invita a cada segundo a ese mismo pueblo a que se convierta en un pozo sin fondo de amor y de paciencia infinita.