Cuando la especulación deje de ser rentable desaparecerá

Curiosa forma de crecer, tiene el llamado dólar paralelo o dólar de guerra. Apenas, el Hno. Presidente Maduro, culminaba de anunciar el incremento del salario mínimo, las pensiones y ajustes hacia arriba de los aportes a las familias venezolanas o sistema de protección familiar, ese instrumento -que han convertido como marcador de precios en el mercado local- se disparaba, hasta igualarse el supuesto dólar en un salario mínimo, valga decir, 1 dólar igual a 3 millones de Bs. Lo que se convirtió, en una orden ejecutiva expresa a todos los comerciantes del país, para que remarcaran sus precios masivamente, sin contemplación alguna con el pueblo venezolano. Si todavía, usted duda de que sobre este pueblo de gracia se ha lanzado una brutal guerra económica, allí tiene una evidencia más de lo que ha venido denunciando el Gobierno Revolucionarios desde hace ya, cuatro años.

Pregúntese, qué tienen que ver los aumentos de salarios con esas páginas web que al aumentar éstos deben aumentar el diferencial cambiario ilegal, en la misma proporción? ¿Será, que deben incrementar salarios a quienes trabajan en esas web? En última instancia, quién o quiénes se benefician con el incremento exponencial del dólar ilegal? Una primera aproximación, nos lleva a la conclusión que la burguesía comercial-importadora sería entre los primeros a beneficiarse con un ajuste del dólar ilegal al alza, ya que eso les permite elevar los precios de todos los bienes que disponen en sus inventarios, mediante una práctica que sanciona la Ley de Precios Justos, léase: el remarcaje de precios. En segundo término, no faltará quien diga, que al Gobierno le conviene un alza indiscriminada del dólar ilegal pues obtendrá más bolívares por menos dólares, que recibe de la exportación de petróleo. Pero, tratándose de un Gobierno con altísima vocación social, no debe quedar la menor duda, que no le es beneficioso esas alzas, pues reducen los ingresos de las familias venezolanas y propician descontentos entre ellas, propiciando un caldo de cultivo para la protesta social. Por fortuna, a estas alturas del juego, ese pueblo molesto, ha sabido reconocer quién o quiénes están detrás de esta forma no convencional de hacerle la guerra y por ello, el pasado 27M, votó mayoritariamente por el Hno. Nicolás Maduro. Otorgándole, un voto de confianza para que implemente medidas que aborden esta problemática del dólar de guerra y lo pulvericen.

Queda oculto, un tercer benefactor de las alzas consecutivas del dólar de guerra y esos no son otros que los actores políticos de la oposición venezolana, la MUD. Recientemente, fuimos testigos de una pelea intestina entre militantes de la organización terrorista Voluntad Popular, que terminaron excluyendo al diputado Luis Florido de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional burguesa por –presuntamente- desviar recursos provenientes de fondos internacionales de becas para venezolanos en el exterior, para –presuntamente- comprarse una vivienda en Canadá. De hecho, todos los dirigentes de la oposición venezolana viven con un pie en el exterior y otro en el país, más allá que acá, y para mantener ese ritmo de vida se necesitan dólares, muchos dólares. Ahora bien, quién paga ese estilo de vida que mantiene la dirigencia oposicionista venezolana? Una investigación, hecha pública por los camaradas de Misión Verdad, da cifras relevantes: "Según cifras de la misma USAID, el año de mayor desembolso al antichavismo fue 2008 (10 millones de dólares de los 14 que se comprometieron) mientras que en 2011 hubo menos aportes (1,8 millones de dólares). En 2017 el financiamiento fue de 5 millones de dólares, 3,9 de ellos destinados al sector "Gobernanza y sociedad civil". Pero, la cosa no termina allí, sino que se desparrama la chorrera de dólares, destinados a la desestabilización del país, en diversidad de organizaciones no gubernamentales que reciben recursos provenientes de los impuestos de las ciudadanas y ciudadanos estadounidenses, con fines nada santos. Esto, convierte a esos actores políticos de la oposición venezolana, en grandes oferentes de dólares recibidos desde el gobierno de EEUU y sus agencias de inteligencia. Asimismo, de euros provenientes de gobiernos de la Unión Europea. Lógico pensar, y concluir, que mientras más alto esté el valor del dólar ilegal, mayor rentabilidad obtendrán por los dólares recibidos desde el gobierno de EEUU. En conclusión, mientras más pobre sea el pueblo venezolano, ellos serán más ricos. Mientras más penalidades sufra el pueblo venezolano, ellos gozarán de mayor bienestar. Por eso, es que le dan tanta importancia al tema cambiario e insisten, en la eliminación del control de cambios. Repletos como están, de dólares provenientes de los contribuyentes estadounidenses. En fin, dólares marcados de la sangre de compatriotas asesinados por sus aventuras guerreristas, en procura de derrocar al Gobierno del Hno. Presidente Nicolás Maduro.

La naturaleza especulativa, más bien, delictiva de la burguesía venezolana, tiene raíces ancestrales. Tony Boza, así lo reseña: "El Informe técnico económico de la Misión Fox", realizado entre los años 1939 y 1940, explica en el capítulo denominado "Estructura y nivel de los precios en Venezuela" que "con pocas excepciones, tanto las mercancías producidas en Venezuela como las importadas se venden a altos precios (…). Muchos artículos se venden en Caracas por el doble o el triple de lo que se venden en Washington, y en algunas ocasiones al cuádruplo y hasta más". También, afirmaba la comisión Fox, que "hay que tener en cuenta que los mayoristas importadores son de hecho banqueros así como también comerciantes", es decir, el perfecto triángulo de la especulación, explica Boza. Con la caída de la renta petrolera, producto de la caída de sus precios a nivel internacional, y debido a la poca oferta de dólares para la importación de bienes y servicios, la burguesía encontró en la guerra económica una fórmula perfecta para acceder a una parte de esa renta que, de manera indirecta vía salarios, pensiones y subsidios destinados a los sectores más desprotegidos de la sociedad venezolana destinó para su protección el Estado Social de Justicia y de Derecho, instaurado en Venezuela a partir de 1999.

La especulación, se constituyó de facto, en el mecanismo perfecto para mantener una alta tasa de ganancia. Acostumbrada como estaba, esa burguesía, a obtener altos niveles de rentabilidad de la poquísima inversión que realizaba, a costa de los créditos que generosamente les otorga el Estado. El ladronaje, lo ha convertido la burguesía nacional, si cabe el término, como un estilo de hacer negocios, su estilo muy personalísimo. Siendo, el saqueo de los ingresos nacionales, su divisa. Una muestra de lo aquí afirmado, lo constituye el reciente caso denunciado por el Fiscal Tarek W. Saab, que conllevó a la detención de 16 productores agrícolas, por incumplimiento del contrato con la empresa estatal Corporación de Desarrollo Agrícola, S.A., Delagro. El caso es, que estas personas se comprometieron a cosechar importantes rubros agrícolas, para lo cual el Estado Bolivariano les garantizó financiamiento, tanto en Bs como en divisas, tierras, asesoría técnica, en fin, todo con excepción de su mano de obra. Como contraprestación, éstos se comprometieron a destinar el 38 por ciento de lo cosechado expresado en alimentos, es decir, debieron haberle entregado a Delagro, 100 mil kilos de arroz y solo entregaron 17 mil kilos. ¿Qué hicieron? Pues, tan sencillo como que lo comprometido lo desviaron a 4 empresas (La Lucha, Fina Arroz, Invalta y la Corporación Industrial), que les compraron la producción destinada a la corporación DELAGRO, valga decir, desviaron una cantidad importante de alimentos para reforzar la economía especulativa. Empresas que, por demás, en las investigaciones del Ministerio Público, se les ha podido detectar que utilizan guías de movilización falsas, utilizan logos de supuestas empresas extranjeras para justificar cobro en dólares, lo que motivó una nueva línea de investigación sobre estas empresas delictivas, que fueron objeto de allanamientos (http://minci.gob.ve/2018/06/fiscal-general-informo-avances-de-operacion-manos-de-papel/).

¿Qué hacer?

El capitalismo, es un sistema basado en la producción para la ganancia, entonces, los movimientos de la tasa de ganancia son el latido cardíaco del sistema. Nos indican, cuán bien o mal está el estado del cuerpo económico. Marx creía, que la tendencia fundamental del capitalismo era lo que calificó como la acumulación de capital. Esto significa, que en lugar de sólo absorber la plusvalía producida por los trabajadores, los capitalistas se ven obligados a reinvertir una parte importante en la producción. No obstante, en Venezuela, ello no ocurre así, pues lo que estamos observando es un verdadero lockout de inversión. Los capitalistas no invierten en nuevos medios de producción, mucho menos en innovación tecnológica para reducir costos de producción e incrementar sus ganancias. Han abandonado esa inversión y cuando se atreven a hacerlo, lo hacen mediante créditos blandos que el Estado les asigna a tasas protegidas. La súper ganancia, mediante baja o nula inversión, se ha convertido en el estilo de ser capitalista en la Venezuela Bolivariana de estos tiempos. Es allí, que la especulación contribuye a mantener la súper ganancia, sin inversión considerable de recursos propios o prestados por un tercer público o privado. Ésta, se ha constituido en el suplemento esencial para mantener siempre en alza su tasa de ganancia. Marx, es inflexible y concluyente, en la cuestión de que la reducción de costos no es la motivación principal de un capitalista: "Ningún capitalista introduce voluntariamente un nuevo método de producción, no importa cuánto pueda aumentar la productividad y cuánto pueda aumentar la tasa de plusvalía si eso reduce el margen de ganancia" (El Capital, vol. 3). En una economía altamente monopolizada como la venezolana, el juego al tema cambiario, a la elevación constante del dólar, se convierte en una forma de mantener siempre al alza la tasa de ganancia que se expresará en bolívares al cambio, manteniendo la huelga de inversiones como mecanismo de presión al Gobierno Revolucionario. No obstante, ello es solo posible para las grandes empresas, las pequeñas y medianas tenderán a la quiebra, como ya viene ocurrieno.

Un reciente estudio, proveniente de investigadores de la universidad de Harvard, concluye: "Si es verdad aquello de "es la economía, estúpido", la hiperinflación que arropa a Venezuela debería ser más que suficiente para señalar el fin de un modelo de dominación social que ha devastado al país en dos décadas. El problema está en que la posibilidad de que las hiperinflaciones generen transiciones políticas favorables a la democracia depende precisamente de la naturaleza del sistema político en el momento en que estas ocurren. Con la autocracia de Nicolás Maduro en pleno apogeo, la estupidez radica en creer que será la economía el catalizador del cambio" (Llevará la hiperinflación a la transición democrática a Venezuela?, Douglas Barrios y Miguel Ángel Santos, 25 de enero de 2018, The New York Times). Investigadores de Harvard, concluyen en cuán fracasada está la guerra económica como mecanismo de procurar cambios de gobiernos. Al menos, en Venezuela. No obstante, la oposición política persiste en su empleo obstinadamente. ¿Qué los motiva? Evidentemente, la alta rentabilidad que les garantiza esa forma de hacer la guerra contra todo un pueblo.

¿Cómo desmotivarlos? La naturaleza genética de todo capitalista que se respeta, le lleva a invertir solo en aquellos negocios que les garantizan tasas máximas de ganancias. La esclavitud en Venezuela, fue una bandera política levantada por nuestros padres fundadores desde apenas iniciada la causa libertaria anticolonialista. Francisco de Miranda, el Generalísimo, ofreció a los esclavos su libertad sí se unían al ejército patriota. Simón Bolívar, quien era propietario de esclavos, fue entre los primeros en abogar por su libertad apenas llegó a la población de Carúpano en 1816, promulgando dos decretos a favor de la libertad de los esclavos. Luego, en 1819, en su discurso ante el Congreso de Angostura. Murió, sin poder ver cumplido ese anhelo de libertad. Apenas, fue en 1854, cuando José Gregorio Monagas, quien era presidente de Venezuela en ese entonces, que se otorgó la libertad plena a los esclavos. La hacienda esclavista, venía en un proceso de franca decadencia. Desde la guerra de Independencia, había sido duramente golpeada en las sucesivas contiendas con la pérdida de los esclavos, fugados o enrolados en los ejércitos y por la cada vez mayor resistencia de los negros a la esclavitud. La falta de fuerza de trabajo, era cada vez más ostensible y los esfuerzos por retenerla poco productivos. Además, de lo costoso que resultaba la manutención de la corte de esclavos. Ya para entonces, resultaba más rentable para el hacendado contratarlos y pagarles por trabajo realizado, que mantenerlos.

La especulación, como componente intrínseco de la razón de ser capitalistas en la sociedad venezolana, tenderá a desaparecer en la medida en que no sea rentable, auspiciar la especulación como mecanismo fundamental para incrementar las tasas de ganancias de la clase capitalista en su conjunto. Ello se logrará por la buena voluntad de los capitalistas? No lo creemos. El Estado Bolivariano, no regentado por la clase de los capitalistas, tiene suficientes instrumentos de decisión política, económica, cultural, social y de derecho para reencauzarlos por senderos distintos. A manera de hacerles entender, que la especulación con los precios de bienes y servicios fundamentales para el pueblo, no es rentable. En lo político, una vez que han sido derrotados en los cuatro procesos electorales nacionales, realizados éste último año, es una señal poderosísima de que la especulación como arma política no funciona y no funcionará. En lo económico, urgen decisiones en materia monetaria que revalúen al Bolívar en relación al dólar, y lo liberen de ese anclaje que le impide desarrollarse. Ya, en otras partes del mundo se han tomado decisiones al respecto; desdolarizando economías, que ya disfrutan del efecto benefactor de dicha liberación. Venezuela, debe tomar una decisión definitiva y audaz en ese sentido, en unión del nuevo mundo. El Petro, debe avanzar con mucha fuerza en nuestra relación económica con el exterior. A esa moneda virtual, debe anclarse el venidero Bolívar Soberano, en una paridad que revalorice la moneda nacional, fortaleciendo su valor adquisitivo. Las inversiones en dólares, deben ser desestimadas como política de Estado.

Una herramienta, poco empleada por el Gobierno Bolivariano del Hno. Presidente Maduro, tiene que ver con la creación de nuevos impuestos que tiendan a desestimular a aquellas empresas que utilizan la especulación, como su instrumento preferencial para incrementar sus tasas de ganancias. El Impuesto a las Ganancias Especulativas, un impuesto a las transacciones en dólares (como existe ya en Bolivia). Además, de una profunda revisión de la actual Ley de ISLR, que propicie una mejor recaudación de los impuestos y reduzca la inmensa evasión fiscal existente en el país. Y, si lograren burlar la acción efectiva del Estado Bolivariano, establecer un impuesto a los Activos Empresariales. En los impuestos, el Gobierno Revolucionario tiene una enorme palanca de apoyo para desestimular la voracidad de ganancias de un sector empresarial, que le agarró el gustico a la especulación como principal instrumento de apalancar, siempre en alza, sus tasas de ganancias.

En lo cultural, fundamental instrumentar sendas campañas propagandísticas que coloquen al especulador como un enemigo de la sociedad toda. Como un vulgar delincuente que debe ser repudiado por la sociedad toda. Dichas campañas, deben llegar hasta los niveles educativos básicos, de manera que nuestros niños y niñas, cultiven el rechazo social a esta forma de delincuencia que nos han sembrado como positiva, siendo todo lo contrario. Desde lo cultural, se debe impulsar con mucha fuerza la organización popular contra la especulación, desde las comunas, las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, pensionados y pensionadas. Concientizar, que sin la participación popular será imposible derrotar a esa minoría que tiene a la mayoría a su merced, tal cual hacendado esclavista. Necesario es, que como tales comiencen a sentir en sus puertas las rebeliones negreras que tanto temor les infundían. En este caso, promovidas y dirigidas por las fuerzas patrióticas del Psuv y el GPP.

Una verdadera revolución legislativa, urge en el campo de la guerra a muerte contra la especulación. Un nuevo Código de Comercio Justo, es más que necesario. Incorporar a la Ley Contra la Corrupción a los ilícitos económicos, es también necesario y urgente. Derogar, la Ley de Precios Justos, esperpento de ley, que legalizó la especulación al otorgarles una ganancia mínima del 30 por ciento. Por fortuna, a finales de 2017, la ANC derogó esa disposición. "La Ley Especial de Defensa Popular contra el Acaparamiento, la Especulación, el Boicot y cualquier otra conducta que afecte el Consumo de los Alimentos o Productos Declarados de Primera Necesidad o Sometidos a Control de Precios", aprobada por nuestro Comandante-Presidente Hugo Chávez Frías en 2008, que cuenta con apenas 33 artículos, es mucho más eficiente y contundente para librar esta batalla contra esta modalidad delictiva, que viene a ser la especulación, que la Ley de Precios Justos y sus 90 artículos. La figura del superintendente nacional, debe democratizarse para consagrarse en los 335 alcaldes y alcaldesas. Quienes tendrían atribuciones delegables para atacar la especulación, directamente desde el Municipio, en conjunción con las Comunas y un poderoso Ministerio de Comercio, por crearse sobre las cenizas del inexistente. Contando las Alcaldías con policías municipales, de carácter administrativo, estos cuerpos policiales pasarían a ser instrumentos de coerción, a nivel local, de aquellos delincuentes-comerciantes colocados al margen de la legalidad. De manera, que el pueblo tendría en su gobernante más cercano, el alcalde o alcaldesa, el principal artífice a quien reclamar si la delincuencia-comercial se le impusiera, carcomiéndole sus ingresos. Además, los mercados municipales se deben constituir en los principales marcadores de precios a nivel local y no, un dólar tasado desde Miami, sin correspondencia alguna con la producción local.

¡Derrotar la especulación, sí es posible!



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Henry Escalante


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