¿Es Maduro el responsable de la inflación en Venezuela?

Una de las bondades que ha tenido ese experimento social, denominado por el Hno. Presidente Nicolás Maduro como Plan de Recuperación, Estabilidad, Crecimiento y Prosperidad Económica, es que ha venido desmontando algunos mitos que ha creado la mediática derechista imperialista. Días atrás, le consultábamos el precio de un producto en uno de los centros comerciales de la ciudad capital y la respuesta no deja de llamarnos la atención: "vale tanto y compre ahora pues su precio será mayor mañana". ¿Pitoniso el vendedor? No lo sabemos, pero lo que sí es valedero suponer es que en su subconsciente la idea de incrementar sus precios debe ser constante, muy a pesar que carece de demanda pues tan solo quien escribe se atrevió a preguntarle sus precios, de resto su stand de ventas, estaba vacío de demandantes. ¿Dónde queda entonces la famosa ley de la economía de la oferta y la demanda? Obvio, que a falta de demandantes de un producto, lo lógico sería que los precios bajaran, pero en los tiempos actuales sucede todo lo contrario, se elevan. ¿La excusa del vendedor? Aumentó el dólar paralelo. Poco le importa si alguien le comprará, algún día, el producto que expende al público; lo concreto es, que la esperanza de vender a precio más alto, a futuro, se ha convertido para el comerciante -no dedicado a la venta de alimentos- en un aliciente para mantener abierto su local comercial. El economista Luis Gavazut, le denomina como inflación especulativa o inflación estructural: "la cual obedece a la anticipación, pronóstico o profecía que hacen los empresarios acerca de cuál será la inflación de costos en el futuro, específicamente en el momento en que toque hacer los inventarios. Y es en función de esa expectativa o anticipación de la inflación de costos en el futuro que los empresarios deciden aumentar los precios en el presente, es decir, para la venta del inventario actual". Esa forma de actuar y comerciar, está en los genes de la burguesía comercial-importadora venezolana. Al efecto, considérese, para justificar nuestra afirmación que en 1939, vino al país por invitación del Gral. Eleazar López Contreras, una comisión de expertos en economía, tributación y comercio, desde los EEUU; quienes elaboraron un diagnóstico con recomendaciones, que se conocería como Informe de la Misión Técnico-Económica Fox, encabezada por Manuel A. Fox. En el capítulo II del Informe, denominado: "Estructura y nivel de precios en Venezuela", concluían: "El costo de la vida en Venezuela es considerablemente más elevado que en otros países. Esta situación se demuestra claramente en el cuadro (...) relativo a precios al por menor comparados entre Caracas y Washington (...) Muchos artículos se venden en Caracas por el doble o el triple de lo que se venden en Washington, y en algunas ocasiones al cuádruplo y hasta más". Lo que, ya para entonces, evidenciaba la naturaleza especulativa de la burguesía comercial-importadora que padece el pueblo venezolano. Esa, ha sido su naturaleza histórica de acumulación de capital. El hurto permanente de los ingresos de todos los venezolanos y venezolanas. Una burguesía delincuencial, improductiva y parasitaria de la renta petrolera.

Al contrario, el vendedor de alimentos, coloca sus productos al precio que mejor les parezca según el ánimo que amaneció ese día. Precios Acordados pasó a la historia. El vendedor de huevos, por ejemplo, llega y coloca un taburete y comienza a exponer al público sus productos en envases de medio cartón y el cartón completo. Un día, se le ocurrió poner a disposición del pueblo el medio y cartón completo a BsS 350 y 700, solo en efectivo. De inmediato, la cola de demandantes comienza a conformarse. Gavazut, la define como inflación por demanda, la cual: "consiste en el aumento del precio porque aumenta la demanda y la oferta no aumenta en la misma proporción". Incluso, este tipo de inflación es independiente de los costos de producción pues los mismos pudieran bajar, pero si la demanda se mantiene e incluso crece, los precios suben. La naturaleza especulativa de la burguesía comercial-importadora venezolana, está en sus genes como lo demostró la Misión Fox en su informe. Contrarrestar este tipo de inflación, conllevaría a estimular un alto nivel de conciencia popular para propiciar los Comités Anti Especulación, desarrollar campañas masivas de boicot contra los empresarios que se anoten en la inducción al alza de sus precios e incluso, bloquear comercios y supermercados que especulen, como medida extrema. En la organización de consumidores y ejecución de políticas de boicot a los especuladores, tiene el pueblo venezolano todo un nicho de exploración de novedosos mecanismos de hacerle frente a los sindicatos empresariales, organizados en Fedecámaras y cía, más allá de la Sundde. Teniendo presente, que la burguesía comercial-importadora, expresada en Fedecámaras, prefiere destruir sus productos antes que venderlos a precios justos que reducen su tasa de ganancia, prefiere destruirlos; como muestra, tenemos los casos de la leche, tomates, pollos y carnes, que sencillamente ordenan a sus empleados llevarlos al basurero o echarlos a los ríos.

Para la derecha, ambas inflaciones son inexistentes. La única que consideran, es la relacionada con la emisión monetaria. Con ello, justifican hacer recaer la culpabilidad de la inflación en Venezuela en un solo responsable: el Gobierno Nacional, ergo Nicolás Maduro. Valga decir, la inflación en Venezuela tiene un objetivo claramente político-desestabilizador, que no ha logrado su objetivo gracias a los altísimos niveles de conciencia adquiridos por importantes sectores de la población venezolana. Un "arma imperial", como la ha definido –recientemente- la Dra. Pascualina Curcio. No obstante, los resultados no dejan de ser desalentadores para quienes la promueven e incluso, se benefician de ella en sus negocios a un costo sumamente elevado. La "descontrolada" emisión de dinero "inorgánico" de parte del gobierno, expresada en incrementos de sueldos, bonificaciones de protección, causantes del déficit fiscal, son la causa esencial de la inflación según concuerdan los medios de la derecha, sus políticos y empresarios. No por casualidad, Fedecámaras, cada vez que el Gobierno Bolivariano anuncia mediante Decreto Presidencial el incremento del Salario Mínimo Nacional, la dirigencia de la derecha empresarial manifiesta su desacuerdo y expresa, que vendrán cierres de empresas e incrementos de precios. El Plan de Recuperación, Estabilidad, Crecimiento y Prosperidad Económica, ha desmontado ese argumento de la derecha golpista venezolana. El Gobierno Bolivariano, no solo que pagó la nómina de trabajadores y trabajadoras al empresario privado, sino incluso les facilitó créditos, apoyos en materia prima y maquinarias para la producción, fue más allá, al permitirles la importación libre de maquinarias e insumos para aquellos empresarios que pudiesen adquirirlos en el exterior con ingresos propios. No incrementó salarios, ni añadió nuevas bonificaciones vía Carnet de la Patria. Aun así, los empresarios estimularon el crecimiento de los precios de sus productos y echaron por la borda la política de Precios Acordados, que conjugaron con el Gobierno Bolivariano y suscribieron para no cumplir. Fue política, firme y decidida, del Hno. Presidente Maduro la no emisión de dinero inorgánico, déficit fiscal cero así le llamó y cumplió eficientemente. En 90 días de ejecución del Plan, no dejaron de crecer los precios de los bienes y servicios producidos por los empresarios privados, como muestra y evidencia palpable de que la responsabilidad de la inflación en el país, no está sobre los hombros del Hno. Presidente Maduro y el Gobierno Bolivariano, sino en Fedecámaras y cía. Ello es así, producto del control monopólico que sobre la economía nacional, ejerce el sector privado de la burguesía comercial-importadora.

¿Qué hacer? El Plan de Recuperación debe seguir desarrollándose, sugerimos añadirle una enérgica política que haga letra viva la prohibición expresa de los monopolios en el país. Al frente de la Superintendencia Antimonopolios, debe colocarse un cuadro político revolucionario o revolucionaria, de probada honradez y alta capacidad para impulsar una enérgica campaña de cercenamiento y destrucción de los monopolios que controlan toda la economía nacional, sirviéndole de camisa de fuerza a nuestras fuerzas productivas, su democratización y capacidad de competencia. La Sundde debe desaparecer, y la especulación debemos comenzar a apreciarla como un delito, tan igual o peor que el narcotráfico o el homicidio. Como tal, deberán quedar establecidas en el Código Penal sus severas sanciones, en prisión y expropiación de bienes, para quienes han hecho de la especulación su forma de vida. El país, como un todo, reclama al Gobierno Bolivariano un órgano represor de los especuladores, vigoroso y fuerte, inclemente contra la especulación y los especuladores. Un cuerpo policial especializado, que comience a poner tras las rejas a esta novedosa forma de delincuencia, que ha copado todos los escenarios de la economía nacional. Un órgano de hacer justicia alineado con el Seniat y el Ministerio Público. ¡Que nazcan mil nuevas prisiones y se llenen de especuladores, es el reclamo popular!



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Henry Escalante


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