Dificulto que haya alguien en Venezuela que no haya sido victima de la "eficiencia de la banca". Seguro, por ejemplo, que a usted le ha pasado, que no le han permitido cobrar un cheque de más de cinco millones de su cuenta, con su cédula, con su riesgo, en medio de una emergencia personal. Seguro que le ha pasado, que va a hacer una diligencia bancaria y hay tres "promotores financieros" (lo único que esta gente puede promover es una gastritis) que deben atender a 20 personas y usted pierde al menos tres horas de su costoso tiempo. Seguro que le ha pasado, que quiere abrir una cuenta de ahorro, donde tiene una cuenta corriente desde hace años, y el promotor le pide referencias personales alegando que "son reglas del banco" (para idiotas, supongo). Seguro que usted ha solicitado real a un cajero electrónico y no se lo da, pero se lo debitan de su cuenta. Seguro que alguno de ustedes fue victima de un crédito indexado, lo cual es lo más parecido que he visto en mi vida a la usura. Seguro que a usted le han tumbado plata con lo que llaman clonaciones de tarjetas de debito o de crédito.
Podría enumerar otras rabietas y seguro que usted tiene otros ejemplos. Las mencionadas son autobiográficas, pero me faltaba una barajita: Usted es víctima de un cercano, que le sustrae un cheque, lo deposita en una cuenta en Punto Fijo, con una firma que no es la suya, y le tumban diez palos (diez millones o diez mil Bolívares fuertes). Una cosa que se llama cámara de compensación (que lo único que compensa es al banco) admite que ese cheque se haga efectivo porque "la firma se parece". Un mes después en el banco le dicen que su "requerimiento no procede". Fin de la historia. Mi primer deseo es que estaticen a la banca. Pero como eso no es posible logro hablar con alguien de la "institución bancaria" que me ofrece un arreglo. La responsabilidad compartida. "Te robaron un cheque y eso no es imputable al banco. Si admites que tienes parte de responsabilidad, te pagamos una parte". ¿Y adivinen que? Acepté. Media hora después el acuerdo era una hecho. Tengo parte de mi plata, no si antes haber firmado un papel donde dice que deliro de felicidad con el acuerdo. Pocas veces me he sentido ultrajada. Lo peor es que lo consentí. Peor es nada. Así es de eficiente la banca privada.
*Periodista
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