Rosales: “Ojalá Dios y la Chinita me concedan la dicha de verme a solas contigo, Chávez”

Rosales estaba desolado y le decía a sus edecanes: “Alboroten la cosa, llamen a Carl Haussman, titulares por favor en todos los periódicos, agites en la radio, ni un solo minuto fuera de pantalla…” Y entonces cogía el tono que le han aconsejado de reafirmar por todo el cañón de que su pelea en todo momento debe ser directa con el Presidente; que en ningún momento él debe defenderse de los robos que le acusan, y es así como entra en eses monocorde puje directo con el primer mandatario en el que profiere: “Yo te he ganado muchas veces, a punta de votos, y ahora te voy a ganar demostrándote que soy un hombre digno, y un hombre que defiende con valor la democracia. Yo aquí tengo pueblo y tú aquí no tienes nada, cobarde. No andes colgado de los pantalones de los militares. Mira, yo tengo nada y te gano. Que me den ayuda algunos amigos del Norte, que me den apoyo algunos medios, eso no es nada. Pero me quiero ver a solas contigo porque esto finalmente hay que arreglarlo como tú sabes: nosotros dos solos… Tú, sí tú no me vengas con cuentos malos eres el responsable del desastre que vive el país. Tú regalaste la plata que era de todos nosotros y eso de los relojes y lo de las vacas, y los apartamentos y las empresas en Miami me lo inventaste porque quieres tapar los robos de tu papá y de tu mamá. Por eso me quiero encontrar a solas contigo, sin los militares. Tú y yo solos. Yo y tú sin nadie más. Porque contigo a solas y sin los militares te demostraré que no he robado, que jamás he delinquido, que es imposible que yo haya podido alguna vez cometer algún delito. Tú y yo apartado de todos los demás. Porque tus atropellos en mi contra son para tapar el estado en que se encuentra Venezuela llena de pobrezas, injusticias y desigualdades. ¡Ay, pero si tú y yo nos encontráramos! Te aseguro que no tengo nada de qué arrepentirme ni lamentarme. No le he vendido mi pensamiento y alma a nadie como tú si se lo vendiste a Fidel Castro, a Lenin y a Stalin, y cómo te lo repetiré mil veces: me gustaría verme descarnadamente, frente a frente, sin los militares y sin los cañones, para ver si eres valiente, y ojalá que Dios y la Chinita me permitan que algún día nos encontremos para ver qué valiente eres. Porque yo en el pasado cada vez que tenía un problema con alguien lo arreglaba reuniéndonos a solas. Siempre así resolví todos mis problemas, tú y yo, yo y tú a solas…”

jsantroz@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 5401 veces.



José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

Visite el perfil de José Sant Roz para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: