Depredadores

Tenemos una relación enmarañada con la naturaleza. Pocas veces entendemos que somos ella. Hasta herbívoros y vegetarianos son depredadores, porque depredan lechugas en vez de vacas. ¿Las lechugas no están vivas? ¿El tomate no está tranquilo en su mata y viene un hijo de puta, lo mete en una lata y lo manda pa Caracas? Un día nos depredarán los gusanos.

Hay una delgada línea entre atrocidad gratuita y arte o recreación. Si uno valora las corridas, debe asumir su carga, porque no son mero sadismo, como sostiene cierto simplismo inculto, sino asumir la vida toda entera, incluyendo su vértigo poético y trágico.

La cacería fue medio de vida tal vez desde antes de homo y femina sapientes. Es también diversión escalofriante. La única vez que participé en una, siendo niño, me selló una perdiz agonizante en mi mano, mirándome de un modo que aún siento que me acusa.

Los vegetarianos dicen que si te gustan los animales no te los comas, que no saborees cadáveres. ¿No come el vegetariano cadáveres de lechuga? ¿O se las come vivas?

Hay cierta parte de la cultura anglosajona que denigro: sus asépticos e hipócritas que rechazan la caza y prefieren fotografiar bichos salvajes, pero no les da asco arrasar países con gente dentro. Ahora bien, tampoco soporto un bello ciervo desplomándose desconcertado.

Pero es asunto mío. La cacería es tan compleja como la fiesta brava y los toros coleados.

Como también entiendo el uso científico de cadáveres. La medicina se estancó mil años por el empecinamiento eclesiástico y vegetariano de que la carne era sagrada y era pecado estudiarla.

A lo que no le encuentro rendija por donde defenderla es a la depredación masiva y gratuita, como Su Serenísima Majestad don Juan Carlos de Borbón y Borbón exterminando osos borrachos en Rumania. O doscientos bellos animales, algunos en extinción, como la panthera leo, vulgo león, bello, hediondo, legendario e hirsuto. O los livianos antílopes. En el celebrado programa Kung Fu de noticias Otrova Gomás parodió una vez a un cazador que usaba dinamita y ametralladoras para optimizar la matanza. Cazar así abroga toda gallardía deportiva o nutricia. Y lo agrava un depredador económico y mediático que se ensaña también con especies en extinción.


roberto@analitica.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 3900 veces.



Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

Visite el perfil de Roberto Hernández Montoya para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Roberto Hernández Montoya

Roberto Hernández Montoya

Más artículos de este autor