"No fue que desaparecieron sino que habían estado
o habían sido invisibilizados". Esteban Monsonyi;
"Bajaba" en un autobús de Caracas a Maiquetía. Se dice que se baja, ya que cuando alguien se traslada de la capital a la costa, hay que descender por carretera desde 900 metros sobre el nivel del mar. A mi lado una mujer de mediana edad, se había sentado. Callo de principio, pero poco tiempo después de partir, abrió la conversación preguntando ¿Eres peruano? No, le respondí secamente. Ella volvió a la carga nuevamente ¿Si no, de dónde eres?. Resignado volví diciendo: Mi familia es de Timotes, un pueblito del Estado Mérida. Allí todos son blancos, afirmo ella. Contradiciéndola afirmé: Soy descendiente de los Timoto-cuicas!. ¿Quiénes son esos? interrogó. En ese momento constaté que algunas cosas de nuestro país siguen invisibilizadas. Y me dispuse a explicar, lo que hasta ese momento sabía de lo que somos los Timotocuicas o lo que quedamos…
Al llegar a nuestro destino, me pidió que le ayudara a bajar su maleta, a lo que accedí con cierta resistencia. Me dio las gracias y al decir a adiós, dijo como quien hubiese tenido una revelación: "Que chévere hoy conocí a un Timo-cuica".
Ese momento quedo en el recuerdo y ahora que ejercito el hábito de escribir, lo recordé. Asimismo, me propuse realizar una búsqueda de bibliografía disponible sobre los timotocuicas. Advierto que no logré acceder a mucho, pero encontré un artículo científico muy pertinente elaborado por Luis Bastidas Valecillos que lleva por título "De los timoto-cuicas a la invisibilidad del indígena andino y a su diversidad cultural" (Publicado en el Boletín Antropológico. Año 21, Nº 59, septiembre-diciembre 2003. Universidad de los Andes. pp. 283-312).
La primera consecuencia de la lectura de Bastidas es la pulverización de la idea de Timotocuica, como identidad, pues afirma que "la manera errónea en que fue concebido el término, pues se observa poca rigurosidad a nivel etnológico, arqueológico y lingüístico al proponer la utilización del término Timoto-Cuicas, como nombre general de los indígenas que ocupaban Los Andes venezolanos a la llegada de los españoles; ya Clarac (1985) había hecho notar la arbitrariedad del nombre Timoto-Cuicas, en esa misma investigación propuso utilizar siguiendo a Julio César Salas el término Mucu-Chamas, en una investigación posterior, gracias a los avances de la investigación como a los aportes hechos por investigadores colombianos, particularmente los trabajos de Osborsn (1985) propone utilizar el nombre de THA – KU’WA utilizado hoy por los indígenas tunebos al referirse a los antiguos pobladores de Mérida a quienes consideran sus antepasados" (pp 289)
En síntesis, bajo la denominación "Timoto-Cuicas" se ha agrupado de manera arbitraria a varios grupos de indígenas de la zona andina venezolana. Por lo que Bastidas propone de manera urgente "urgente empezar a erradicar tan errónea afirmación de los textos escolares, pues estos nunca existieron ni como pueblo, ni como comunidad y mucho menos como cultura." (pp 302).
Igualmente, el investigador afirma que: "El Estado andino de Mérida, al igual que las demás entidades político-administrativas de Venezuela, es un estado pluriétnico y multicultural, aun cuando su diversidad étnica y cultural se ha negado sistemáticamente, diversidad que al igual que en las restantes regiones del territorio nacional existe desde la época prehispánica." (pp 284).
Desde la llegada de los españoles a estas tierras, según Bastidas "el modelo que imperó fue el asimilacionista. Dicho modelo tenía como finalidad homogeneizar a los aborígenes en todos los planos, así tenemos que en el plano religioso se fue imponiendo el cristianismo como única práctica religiosa; en el lingüístico, el castellano como idioma oficial, en el plano político se inserta el orden monárquico y en el económico se instaura el régimen de la propiedad privada de la tierra, sin olvidar los demás aspectos de la vida indígena que también van a sufrir transformaciones debido a la imposición del modelo cultural español. Todo lo anterior tenía como objetivo, al igual que en el resto de América, invisibilizar la cultura indígena y por ende al indio". (pp 290).
Bastidas realiza un balance y constata que los indígenas en la zona andina "desde finales del siglo XIX resisten a los intentos de asimilación y despojo de su cultura. Hoy día se reconocen a sí mismos y son reconocidos por los demás miembros de sus hábitats como pertenecientes a pueblos indígenas." (pp 295).
Entonces, ¿Qué somos?, ¿De qué pueblo formo parte?. Bastidas hace un recorrido por diferentes zonas andinas describiendo los diferentes pueblos. En mi caso, que mi familia materna es de Timotes. Bastidas expone que los actuales Timote "son producto de a) la descendencia de los Mucuxaman, Quindora, Chuquimpú, Mucumbás, y Mucuguá, b) de la dinámica de hibridación cultural que se ha presentado en esa zona desde la época prehispánica hasta el presente" (pp 301).
Bastidas describe la dinámica histórico cultural (tiempo mítico e histórico) de los Timote, de la cual destaco lo que apunta sobre el tiempo mítico: "tiempo de eventos que se inicia con el origen del mundo, cuando Dios expulsó a los Arcos y Encantos del paraíso por haberle desobedecido, a pesar de que eran sus ángeles más preciados los mando a la tierra, estos cayeron en las lagunas y pantanos, se les considera dueños de tales sitios, lugares que actualmente tienen una connotación de sagrados y mágicos, pues son los Arcos y Encantos capaces de mandar las lluvias, cuidar los animales que pastan en los páramos etc, pero también son capaces de robar la voluntad a quien ose entrar en sus dominios sin hacer los respectivos ritos." (pp 301).
Luego de la lectura detenida del documento de Bastidas, de la cual solo he compartido algunos aspectos claves y que recomiendo revisar de manera íntegra; concluyo que luego de años de resistencia, corresponde recuperar nuestra memoria, cuestionando la historiografía oficial que se sigue reproduciendo en las escuelas venezolanas, a pesar de cambios en el currículo y del discurso institucional. Constato que a pesar de los cambios que en las últimas décadas han estado operando para que nuestro reconocimiento y auto reconocimiento como descendientes de los pueblos originarios de esta tierra, que terminó llamándose arbitrariamente América; todavía el camino es largo y en él la tarea de deconstrucción de un conjunto de categorías y enfoques es determinante, al igual que incorporar en nuestra vida ese modo de ser que está en nuestras raíces hasta ahora invisibilizados.
*Sociólogo. @jxrondon