Participamos de una muy interesante ponencia del Prof. Nelson Ures, invitado especial de la tertulia del señor Francisco Suárez. Ya tradicional en la Plaza de Libros Usados General Pedro León Torres de Barquisimeto, carrera 19 con calle 23, el pasado sábado 24 de noviembre de 2018. Una experiencia que nos confrontó en clave reflexiva y de humor con una dimensión antropológica fundamental, tanto en la acepción doble de antropología filosófica como de antropología cultural. Esto es, aproximarnos a las preguntas kantianas acerca de: ¿qué podemos conocer?, ¿de dónde venimos?, ¿cómo debo actuar?, ¿qué debo esperar?, ¿qué es el hombre?
Paralelamente, en cuanto a la otra acepción (antropología cultural) la cuestión consistió en investigar cómo se ha vivido la filosofía de la práctica (ética, estética y política) el escabroso tema de la muerte en marcos políticos y culturales concretos que suponen descripciones fenomenológicas sobre prácticas sociales, vivencias de representaciones e imaginarios sociales; eso que Gabriel García Márquez hizo tan magistralmente a través de la técnica literaria en la perspectiva del llamado "Realismo mágico"; que más allá de cualquier recurso hermenéutico con fines de levantar informes de crítica literaria, ha constituido un significativo aporte para la comprensión de los modos de vida con sus cosmovisiones y cosmogonías de Latinoamérica y el Caribe.
Otras preguntas que nos surgieron de la presentación referida tiene que ver con el asunto de cómo lidiar con cuestiones altamente complejas, a saber, la libertad y la justicia, siguiendo el criterio del Dr. Omar Astorga en su ensayo "¿Es posible seguir hablando de filosofía política?" (Omar Astorga: "Ensayos de filosofía política". U. V.C. Caracas. 2014. P. 22). Porque en efecto, las creaciones literarias garcíamarquianas siempre presentan transversalidades atinentes a cuestiones sociales punzantes: denuncia contradicciones flagrantes de nuestras sociedades capitalistas dependientes, de hibridez cultural multicolor, donde el hombre y la mujer los sistemas políticos, morales, religiosos y culturales lo impelen a actuar en una u otra dirección (eso el Prof. Francisco Zambrano, distinguido docente de filosofía en la UPELIPB, en sus clases o escritos solía denominar "determinantes" y algún politólogo también dio en acuñar bajo la noción de "la carga del tiempo histórico", tal vez en la línea marxista de que "el ser social determina la conciencia"). Ergo, ¿es el hombre y la mujer un ente antropológico libre o sujeto a determinaciones históricas o culturales?
De donde se tiene que la muerte, en sentido personal, es descrita de manera muy particular en estos contextos latinoamericanos y caribeños, entre el asombro de su epifanía en eventos inesperados, fortuitos y triviales o anhelada después de cien años de vida azarosa donde tuvieron que habérselas con esas dos categorías ya señaladas: libertad y justicia, cada cual las vivió a su modo bien sea por una decisión personal o por el peso de las tradiciones, que serían los casos del médico que muere al caer de los árboles cuando perseguía a su loro huido de su jaula y buscando libertad, el albañil que se cae de un techo al ver desnuda a Remedios La Bella, Melquiades el alquimista que un buen día decide morir o el tirano de El otoño del patriarca, quien aun con todo su poder omnímodo los gallinazos le devoran las entrañas alevosamente. Sería así como se hizo justicia, virtud cardinal en sentido de la filosofía medieval en la que nunca se distinguiría el tirano, este y ningún otro en nuestra historia.
Así mismo García Márquez presenta la muerte, mutación desaparición de sistemas sociales o formas de gobierno que parecían inmutables o como hechos a cal y canto. Pero, sin embargo, el agua de los nuevos tiempos logra horadar progresivamente porque la condición de existencia es falible en todos los sentidos, lo absoluto en la historia no tiene sentido. La inmanencia de los acontecimientos humanos es consustancial a su ser, para hablar en el plano ontológico recodando a M. Buber ("Qué es el hombre". Breviarios. Fondo de Cultura Económica. México-Bogotá. 1977), quien además sostiene que el hombre se entiende siempre mejor en relación a sus realizaciones sociales e institucionales, nunca en sentido abstracto. Así también la muerte en sentido antropológica, porque la sociedad viene a ser el espejo, la forma del hombre para encontrase consigo mismo (ob cit., p. 144), cuya dinámica exige adaptaciones en cuanto a sistemas políticos y sociales. Gracias al Prof. Nelson Ures al propiciar estas reflexiones al margen de las suyas que esperamos ver publicas bien en este portar u otro de carácter académico dado que son extensas y con citas muy pertinentes.