Como lo bueno hay que compartirlo, trataré de hacerlo en lo adelante cuando, les digo que: Después de terminar de ver por "Amazon prime video" el último capítulo de Isabel (La vida de Isabel Allende), me apeteció después buscar en los tramos mi pequeña biblioteca los libros (novelas) que, tengo de ella que, pasado los años de sus lecturas, quería comprobar si tenía "Paula" entre ellos, porque mentir sería decir que recuerdo de todos los títulos de las novelas y cuentos de Isabel Allende y, en ese rebuscar apresurado, quizás apasionado y feliz, por lo que había visto y oído en mi laptop de esa película que, hasta unas lágrimas se hicieron consistente por lo que significa encajar del mensaje de las ideas expuestas y, que gracias a la vida de las tantas cosas buenas que en particular me ha dado están, mi risa y mi llanto y más por ver la escena de la muerte de Paula, la hija de Isabel, después de tanto padecimiento por su enfermedad de "porfiria" e Isabel su madre no escatima del momento decirnos interrogándose: ¿Cómo se sigue viviendo después de perder un hijo? ¿Cómo siquiera..., volver a escribir? Y después nos trae al presente, una frase que repetía la madre de ella como es: "que vivir el duelo es como atravesar un túnel oscuro..., solitario..., que parece no tener fin. Pero a pesar de no ver salida hay que caminar. Caminar y seguir caminando. Porque tarde o temprano, vas a descubrir la luz". Que es como la vida misma, vivirla.
Isabel con su hija moribunda en España, le dice (lo que ella no podrá oír): Hoy estoy de cumpleaños, Paula, la mitad de una vida que se ha trizado en dos. Mi juventud se acabó de golpe el día que entraste en ese hospital en Madrid. El éxito, la carrera, las ambiciones y la vanidad..., todo ha perdido sentido. Lentamente me despojo de medallas y armaduras, y me quedo con aquello a lo que no se puede renunciar, el amor más profundo..., y el miedo más antiguo de la humanidad. Hoy cumplo 50 años y sangro por cada segundo que pasé lejos de ti, y que ya no puedo recuperar. Hoy cumplo 50 años..., y no tengo pasado, ni me interesa tener futuro, solo te tengo a ti. Y no te voy a soltar. Triste muy triste, pero eso es la vida que ella que muy bien supo sacarle provecho con su esfuerzo y su valor. Pero, en esa búsqueda en mi pequeña biblioteca me tropiezo con el libro amigo (buen consejero): Autoestima del venezolano. Democracia o marginalidad de Manuel Barroso y al tomarlo en mis manos y leer la solapa exterior, me encuentro con este conjunto de verdades, quizás crueles en este estirar de inquietudes precisas e imprecisas, como son:
"El método se agotó. Cambiaron las necesidades, los contextos y los comportamientos. El venezolano se ha quedado detenido, desatendido y desesperanzado. Hay que ser loco o iluso para creer en lo que está actualmente en oferta. Los líderes se han ido. A los partidos, distraídos en interminables querellas internas, pareciera no importarles lo que sucede en el país. Los gobiernos improvisan paquetes, proyectos, leyes y programas."
"Las ideologías no responden. El hombre víctima de sus propios engaños ha quedado desvalorizado en su propia negación. ¿Cuáles son las alternativas?. Las propuestas: el golpe de estado, las guerrillas, el desarrollo económico, la política. Pero ellas tienen una mentira de fondo: la persona no es lo importante. Hay otras cosas importantes: el dinero, el status, el poder."
Todavía existe intacta la alternativa de Rodríguez o la de Gallegos: educar al venezolano a ser persona, a sentirse digno y con derechos, a ser miembro de una familia, una comunidad, una organización donde lo esencial es la persona quienquiera que sea, importante y donde existan oportunidades para todos."
Leí todo lo anterior y no creí estar en Venezuela y en socialismo menos, me distraje quizás, o quizás no, porque me metí en su interior y como dedicatoria como para celebrar una maravillosa tarde de "Isabel" y Manuel Barroso, leí:
"Al recién nacido, al niño, al joven, al adulto, al anciano, al político y a su adversario, al hombre, a la mujer, al obrero y al patrón, al profesional, al culto y al inculto, al analfabeta, al sano, al enfermo, al loco, al cuerdo, al del barrio y al de la urbanización, al maleante, al estable, al honesto, al corrupto, al virtuoso, al pecador, al santo -si hay alguno-, al hereje, al obediente, al delincuente, a la prostituta, a la virgen, al ama de casa y a la profesional, al guerrillero y al exguerrillero, al incorporado, al venezolano, a su alma, a su esencia."
"A todos cuantos desde nuestras polaridades hemos contribuidos a la crisis de este país." Y a Guaidó que no esta ensartado allí como autoproclamado presidente, que por allí anda y en diálogo, bien distraído por cierto.