Salud Mental Decolonial. Comportamiento Colectivo de lxs venezolanxs

De los polvos sociopolíticos heredados a los laberintos pantanosos actuales (II)

Cuando en la madrugada del 29 de julio de 2024, el Presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), informó el Boletín Oficial “casi irreversible” de los resultados de las elecciones presidenciales, se hizo realidad la matriz de opinión como “creencia generalizada” cultivada por la oposición venezolana desde el 2004, de gritar “fraude electoral…lo demostramos después”, reactivándose lo que se conoce en Psicología Social y Sociología política como comportamiento colectivo, en sectores diversos de la geografía venezolana.

Demás está decir, que no estamos de acuerdo con la manera como el Poder Electoral informó de los resultados de la elección presidencial del 28 de julio por lo escueto y parco de la información dada y su comportamiento posterior, que indudablemente contribuyó a crear incertidumbre y suspicacias, en nosotros que como pueblo, ya tenemos en estos últimos 25 años, algo de experiencia en elecciones y anuncios electorales oficiales, pero, esto no es la finalidad de este artículo.

Repite “…una mentira mil veces y se hará verdad” sostenía Joseph Gobbles Ministro de Educación Popular y Propaganda de Adolfo Hitler. Por su parte el Filósofo marxista Ludovico Silva (1970), sostenía: que así como en la realidad de la fábrica se genera la plusvalía material, económica, de la cual se apropia el capitalista dueño de los medios de producción, esta plusvalía tiene su representación mental (subjetividad preconsciente) como plusvalía ideológica en los conglomerados de trabajadores y en el pueblo en general, expresado en el comportamiento, sustentado en una falsa conciencia, como percepción alienada (escindida) de la realidad.

Ahora bien, el desarrollo de la campaña electoral presagiaba, una repetición manipuladora y engañosa a la que nos tienen acostumbrados la oposición radical, de gritar “fraude…sin después demostrarlo” y protestas violentas como en otras ocasiones. Es a esas situaciones a las que nos vamos a referir, a comportamientos colectivos hostiles y violentos, así como a la manera como se generan, en personas que como sujetos singulares, no son ni tan hostiles, ni tan violentos, ¿Qué sucede en la psique, en los imaginarios colectivos y en el inconsciente colectivo de personas que lo conforman?, ¿Por qué se comportan de manera distinta, como “personas masas”, irreconocibles, confrontativos, hostiles y violentos? ¿Por qué tanto odio?

Los estudios de psicología y sociología del comportamiento colectivo han identificado una serie de componentes previos, que en situaciones límites y a manera de una estructura total, integrada como totalidad concreta, son el activador de esos comportamientos colectivos. Según Neil Smelser (1995), los comportamientos colectivos son más sociales, que psicológicos, son movilizaciones no institucionalizadas, basadas en una creencia que define la acción social, a fin de modificar una o más acciones que provocan tensión en los colectivos. Es decir, el comportamiento colectivo es una respuesta ante situaciones no estructuradas, en contraposición al comportamiento convencional y habitual, que es la realización a expectativas establecidas.

El comportamiento colectivo, es el intento por restablecer un orden que perciben que fue perturbado total o parcialmente, caracterizado por ser: una acción colectiva no institucionalizada, se ejecuta para modificar la tensión generada por el orden perturbado total o parcialmente, es una reconstrucción colectiva como tentativa de mejorar o solucionar una crisis o conflicto social; entendiendo la crisis como oportunidad o peligro ante una situación repentina y cargada de incertidumbre, no así, el conflicto social que brinda certidumbre frente a lo adverso o adversarios, es el sustento de identificación ante una disputa o lucha común específica.

Existen unos determinantes del comportamiento colectivo tales como: a) Conductividad estructural: ciertas condiciones políticas, económicas o sociales, desencanto, descontento por la acción gubernamental, provocan una tensión estructural, que no puede ser controlada por los mecanismos habituales, generando hostilidad, confrontación y violencia. En la situación que nos ocupa, tensión político electoral, que se sustentó en b) Una creencia generalizada, cultivada desde el año 2004 por la oposición radical venezolana, que ante cualquier proceso electoral, gritar “fraude…sin haberlo demostrarlo nunca”, esta idea repetida muchas veces, crea una matriz de opinión de “fraude electoral…” en el imaginario colectivo en sectores del pueblo venezolano. Dicha matriz, fue c) Precipitada y movilizada por el anuncio del Boletín Oficial del CNE en la madrugada del 29 de julio próximo pasado.

Las acciones sociales políticas polarizadas de la oposición radical, movilizaron la protesta hostil violenta por todos conocidas, que inicialmente no estuvo bajo control de las autoridades policiales y de seguridad del Estado, al tomar el control las autoridades policiales y de seguridad del Estado de la situación, se logró restablecer el orden público, la denuncia del “uso desmedido de la fuerza y violación de los derechos humanos…” por parte de los sectores de la protesta de la oposición radical, no se hizo esperar, que unida a la denuncia de fraude y de ser ellos poseedores de unas “actas de votación”, que señalaban lo contrario del Boletín Oficial del CNE, con el propósito de ganarse la opinión pública internacional, desconocedora del sistema electoral de voto electrónico venezolano, es la continuidad laberíntica y pantanosa nacional e internacional en la que nos encontramos actualmente.

Desde la crisis y conflictividad social heredada: “Viernes negro del 18 de febrero de 1983, Caracazo del 27 de febrero de 1989, Golpes de Estado fallidos del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992”, hay un hilo conductor hasta nuestros días, las protestas sociopolítica que hemos vivido en los últimos 25 años. Golpe de Estado de abril 2002, paro general y sabotaje petrolero de diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, Referéndum Revocatorio contra el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías en el 2004, elecciones presidenciales del 2013 y 28 de julio de 2024.

Rigoberto Lanz (2002) caracterizó 10 tendencias “peligrosas” del conservadurismo político venezolano y 10 tendencias “alentadoras” de la realidad política de entonces que las recordaremos brevemente, en los párrafos que siguen, que contribuyen también a comprender e interpretar lo que hoy sucede. 

Las 10 tendencias “peligrosas”: 1) Histerismo político, como comportamiento visceral motivado en la rabia, la antipatía, como catarsis de odio; 2) Mezcolanza de sentimientos y mentalidades como griterío de multitudes, para fomentar la confusión, manipulaciones y medias verdades de todo género; 3) Tendencia a rechazar en bloque todo lo que huela a cambio, oposición a ultranza, el diálogo y la discusión sustituidos por el insulto, la descalificación e intolerancia. Comportamiento negado a la negociación, mediación, al acuerdo; 4) Tendencia a confundir el interés privado con el interés nacional, fue lo que se vio en el 2002 y 2003, los intereses económicos y comerciales de FECECÁMARAS, los intereses sindicales y cupulares  de la burocracia sindical de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Gente de Petróleo; 5) Tendencia a violentar sus propias reglas de juego, históricamente no juegan limpio, por sus intereses están dispuestos a todo, coquetean con el fantasma del Golpe de Estado, juegan hipócritamente a la institucionalidad democrática; 6) Tendencia a olvidar de dónde venimos, juegan al olvido o a falsear  la realidad, tratan de hacer ver que vivíamos en un país idílico, sin desigualdades sociales y fue el gobierno bolivariano, el que ha sumido al país en la crisis y conflictividad sociopolítica que vivimos; 7) Tendencia a confundir cúpula con élite, en Venezuela vivimos una decadencia  de las llamadas élites intelectuales, culturales, ideológico-políticas, técnico-económicas, su lugar fue ocupado por cúpulas partidistas, económicas, sindicales y gremiales, que se han desarrollado y medrado a la sombra del Estado; 8) Tendencia anticomunista, mezcladas con dosis de racismo, es una mentalidad donde se mezclan componentes políticos, valores culturales, dispositivos religiosos, narrativas acomodados sobre la historia con un común denominador de ignorancia de las filosofías políticas y con una hostilidad visceral a todo lo que huela a izquierda, estilo mayamero, discurso sifrino y boberías de sociedad civil. En estos sectores no hay ideas, sino perjuicios, dogmas y fanatismos;  9) Tendencias revanchistas, la insoportable derrota, estos sectores conservadores y reaccionarios, después de siete derrotas electorales (y las que prosiguieron hasta el 28 J, que no conoció Rigoberto Lanz) no se resignan y luego de esconderse en Miami por unos dos años, reaparecen cual protagonistas como perseguidos políticos y leyendas truculentas sobre su persecución, autoexilio y equivocándose en sus cálculos políticos, nuevamente embarcaron a miles de venezolanos en una empresa política internacional y antipatriótica que fracaso, pero, que no ha desaparecido todavía; 10) Tendencia a escamotear los cambios, enclavados todavía en la Administración Pública, se encuentran funcionarios de diferentes niveles, que desde las diferentes instituciones del Estado de una manera sigilosa, pero activa; se encargan de boicotear los cambios que se adelantan desde las instituciones, saboteando el trabajo con negligencia, siendo desleales con la organización. No guardando la confidencialidad que se requiere, le hacen un gran daño a los cambios requeridos.

Las 10 Tendencias alentadoras hacia el cambio de grandes mayorías para entonces del pueblo venezolano: 1) Revalorizar la política, antes de las elecciones de 1998, lxs venezolanxs habíamos perdido el interés por la política, había una apatía política general, luego del ascenso al poder del Presidente Chávez y con más ímpetu después de aprobada la Constitución Bolivariana, por encima del clima de beligerancia y conflictividad sociopolítica, se observa una positiva inclinación de la gente a hacer de la política un asunto que le interesa y compete, a participar en la gestión pública y a pensar y desarrollas nuevas formas de organización institucional y política; 2) Tendencia a apostar a los cambios, la necesidad de cambios de las estructuras del país, se fue incubando por años en inmensas mayorías de lxs venezolanxs dispuestos a realizar esfuerzos y sacrificios para cambiar la sociedad que en las últimas décadas se hizo excluyente, para convertirla en una sociedad donde todos entremos y minimicemos las grandes brechas de desigualdad social que existen en el país.; 3) Tendencia a recuperar un lúcido realismo político junto a un horizonte de transformaciones verdaderas, en medio de grandes dificultades económicas, de organización institucional, de pragmatización de las políticas públicas y del sectarismo político que tenemos que afrontar, se percibe un interés por cambiar estratégicamente. Producir realidades nuevas en una sociedad urgida de soluciones a problemas dramáticos de pobreza y exclusión; 4) Tendencia a ampliar el espectro de fuerzas progresistas, los partidos políticos, sectores y el pueblo  que se siente interpretado y está comprometido con los cambios y las transformaciones, ha querido procesar democráticamente las diferencias, conflictos y antagonismos. Continúa dando señales  en ese sentido, más sin embargo, el grado de polarización política que alcanza la sociedad venezolana en el año 2002, ha hecho cuesta arriba  la voluntad de diálogo, que es boicoteado por los sectores más radicales de la polarización política; 5) Tendencia a generar estabilidad política para las transformaciones, si bien en los comienzos por falta de experiencia del gobierno se vio atascado, por la burocracia estatal, la ineficiencia y lentitud de la gestión, los acontecimientos políticos del 2002, fueron un sacudón para quitarse de encima la inercia de la gestión gubernamental, se han implantado con un éxito más que aceptable las Misiones, que entre otras cosas busca a través del acceso a la salud, educación, trabajo y productividad a sectores que históricamente han estado excluidos de los beneficios del petróleo y de las políticas del Estado; 6) Tendencia a conjurar la irracionalidad de ciertos extremismos. La polarización política ha exacerbado los extremismos de ambos sectores en pugna, alimentado además por un bombardeo mediático, que permanentemente intenta crear una matriz de opinión nacional e internacional de satanización del Presidente Chávez, ahora del Presidente Maduro, tildándolos de autoritarios y dictadores, estimulador de odios, cuando esos sectores mediáticos (ahora, las redes sociales) y ultraconservadores de la oposición, más allá de los discursos retóricos, están conscientes y saben que el gran contenedor para que no se desborde una violencia política en nuestra sociedad fue el Presidente Chávez; 7) Tendencia a desactivar los dispositivos de la guerra, el más dramático conflicto de las democracias emergentes es la rapidez con la que se agotan los mecanismos de negociación, los ambientes de diálogo, la disposición anímica para aceptar las diferencias de los actores en escena. La lógica de la guerra  no es en absoluto una forma de la política, es más bien su negación radical; en el discurso opositor de manera explícita o velada se nos dice que Chávez nos conduce a una guerra civil; 8) Tendencia al posicionamiento de nuevos liderazgos, la crisis del sistema político de la partidocracia venezolana y su consecuente agotamiento no fue obra del Presidente Chávez, es hija de los actores del Pacto de Punto Fijo, pero la democracia representativa que se desgastó en el poder, al rendirse a organismos financieros internacionales, aplicando sus recetas económicas, al bipartidismo venezolano lo pulverizó el paquete económico del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y le dio la extremaunción el gobierno del Presidente Caldera; con Chávez emerge un nuevo liderazgo popular de los excluidos de siempre, comprometidos a defender  con su vida los procesos de cambio y transformación que se adelantan; 9) Tendencia a fortalecer un centro político, la polarización política que vivimos, ha traído como consecuencia lógica la desaparición  de un centro político como sector institucional con libertad de acción,  con discursos y acciones que interpelan a la sociedad y los sectores políticos polarizados, que requieren del liderazgo del Presidente Chávez; 10) Tendencia a generar cambios de verdad, los que creemos y estamos comprometidos  con las transformaciones y los cambios, debemos estar alerta, para que estos  se lleven a cabo  y se profundicen , porque de lo contrario nos embargará  el desánimo y la desesperanza. Debemos tener claro que la oposición, ha tenido cierta claridad política y eficacia política, para bombardear la agenda del cambio, al someter al gobierno y la sociedad a un verdadero desgaste político, económico, social y espiritual a no dejar gobernar al Presidente Chávez.

Invitamos a los lectores a reflexionar sobre las 10 tendencias peligrosas y 10 tendencias alentadoras propuestas por Rigoberto Lanz (2002), cuáles han sido eficientes y cuáles no, identificar nuevas tendencias peligrosas como la corrupción en los altos niveles gubernamentales, la impunidad, la falta de información al pueblo, del destino final de los capitales, bienes y muebles decomisados a los corruptos, la “incorporación” de sectores populares desencatados con la acción gubernamental e intelectualidad académica de izquierda, a hacer causa común con los enemigos de clase, cómo estas situaciones, han contribuido a crear los laberintos pantanosos nacional y geopolíticos internacionales en los que nos encontramos viviendo en la actualidad. 

 


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Pedro Alcalá Afanador

Doctor en Ciencias Gerenciales - Doctor en Ciencias Sociales - Especialista en Salud Pública - Psiquiatra - Médico Cirujano

 alcalaafanadorp@gmail.com      @alcalaafanadorp

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