Salud Mental Colectiva y Decolonial de Abya Yala

Las categorías de mal radical y banalidad del mal de Hannah Arendt

La Salud Mental Colectiva Decolonial de Abya Yala puede analizarse en relación con las categorías de “mal radical y banalidad del mal” de Hannah Arendt, al considerar los efectos históricos y estructurales de la colonialidad en sus múltiples expresiones sobre la subjetividad, los procesos psicosociales de los pueblos y las comunidades históricamente oprimidas.

Arendt define el mal radical en Los orígenes del totalitarismo como un mal que destruye la capacidad humana de actuar y pensar, considerando a las personas como meros objetos del sistema. En el contexto de la Salud Mental Colectiva Decolonial, el mal radical puede llegar a entenderse como una  imposición de la colonialidad del poder, saber, de la subjetividad, cuya finalidad ha sido aniquilar las cosmovisiones, los modos de vida y los sistemas de salud ancestrales de los pueblos de Abya Yala, ilustremos con los siguientes ejemplos: a) el genocidio indígena y la esclavización de poblaciones afrodescendientes, b) la imposición de epistemologías occidentales en la salud mental, a través de la psicopatologización de la vida cotidiana que confunde salud mental colectiva, como enfermedad mental colectiva, colonializando también las prácticas de sanación comunitaria, c) la destrucción de territorios y el despojo de los modos de vida comunales ancestrales, generando trauma histórico y trans-etnico.

Desde la perspectiva de la Salud Mental Colectiva Decolonial, este “mal radical” ha dejado huellas en la subjetividad colectiva (del ser, amar y tener-estar, como hemos definido a la salud mental colectiva) manifestándose en niveles altos de sufrimiento psicosocial, malestar colectivo, desarraigo cultural y pérdida de identidades comunitarias.

En su obra periodística Eichmann en Jerusalén, Arendt desarrolla la idea de la banalidad del mal, que no implica monstruosidad personal de quien ejecuta una orden de sus superiores, sino que reproducen y ejecutan una obediencia burocrática y acrítica del sistema opresor. En el caso de la salud mental en Abya Yala, la banalidad del mal se refleja en la continuidad de prácticas psiquiátricas manicomiales y psicopatologización de los sujetos, sin el cuestionamiento de estos sujetos, al proceso de colonialidad al que son sometidos, por su “falsa conciencia”, que reproduce socialmente la opresión epistémica y el poder político opresor, hacia así mismos, como colonialidad del poder, imponiendo el poder opresor a la subjetividad de los sujetos actitudes sumisas y reproductores de su propia opresión. 

Banalidad del mal en la Salud Colectiva Mental decolonial es: a) la patologización de las prácticas espirituales y rituales aborígenes, bajo el diagnóstico de trastornos psiquiátricos (colonialidad epistémica), b) la imposición de modelos de intervención psicológica occidentales sin considerar el contexto histórico cultural de las comunidades, ni el memorial histórico como pueblo, c) la formación de profesionales de salud mental en los marcos clínicos eurocéntricos que perpetúan la invisibilización de epistemologías del Sur Global y la Altersofía. Aquí, el mal no es radical en su intención, pero se normaliza en las estructuras institucionales del poder político y académicas que continúan la colonialidad del poder-saber, colonializando a la salud mental, como “enfermología mental”.

Desde la Salud Mental Colectiva Decolonial, es necesario identificar y desmontar tanto el mal radical (estructuras que han afectado la subjetividad colectiva) como la prohibición de la maldad (la reproducción acrítica de modelos institucionales manicomiales, como modelos institucionales de gestión en la salud mental). La reconstrucción del bienestar psíquico y comunitario en Abya Yala pasa por la recuperación de la memoria histórico-cultural de nuestros pueblos, los sistemas de sanación propia y la resistencia ante los dispositivos coloniales de subjetivación.

En este sentido, una Salud Mental Colectiva verdaderamente decolonial no se refiere solo al alivio del sufrimiento psicosocial, sino que también debe actuar como un proceso de liberación epistémica y política de los pueblos en resistencia, ante lo que hemos vivido: el genocidio de los pueblos de Gaza y Palestina, la provocación bélica de más de una década de la OTAN a Rusia, utilizando a Ucrania, como Estado tapón vecino a Rusia, para cumplir con sus propósitos expansionistas hacia no solo hacia Rusia, sino también al continente asiático. En nuestro continente, como pueblos tenemos que cambiar nuestra falsa conciencia alienada por la colonialidad en sus diversas expresiones, y la imposición por más de un siglo del Imperialismo Yanqui, que despectivamente nos califica de ser “su patio trasero” mediante la Doctrina Monroe del garrote y la zanahoria.

 


Esta nota ha sido leída aproximadamente 928 veces.



Pedro Alcalá Afanador

Doctor en Ciencias Gerenciales - Doctor en Ciencias Sociales - Especialista en Salud Pública - Psiquiatra - Médico Cirujano

 alcalaafanadorp@gmail.com      @alcalaafanadorp

Visite el perfil de Pedro Alcalá Afanador para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: