¡Corre caballito, vamos al retablillo a ver si encuentro plata pa´el bolsillo!.
Sí la navidad y lo días decembrinos, son esperanzadores creo que para todo el mundo, por todo lo que nos une a la cultura religiosa de cristianismo.
En el caso de Venezuela, el reencuentro familiar, la cena en familia y el regreso al hogar o el terruño que no vio nacer es quizás lo más característico.
Aquí no tenemos trineos ni la nieve cubre nuestro país por esos días, pero la imaginación nos atrapa y nos lleva por esos paisajes, que pareciera los sentimos como nuestros, aunque curiosamente, la imágenes que se muestran del nacimiento del niño Jesús, no están cubiertas de nieve, y los pastores que llegaron a Belén al parecer vinieron en Camellos y no en trineos halados por renos.
En el ambiente familiar donde me crie, además de toda la parafernalia relacionada con la Iglesia Católica, ritos y costumbres, también se asociaba a sabores y olores culinarios. En la casa de mi Abuela, EN Caicara De Maturín, Estado Monagas, no faltaban los llamados dulces de pan de horno, que se elaboraban con maíz cariaco, en forma de empanadas rellenas, roscas, torticas. También era típico los dulces de hig, de lechosa y coco, la mermelada y la delicada de guayaba, que se distribuían en todo el entorno familiar y nadie al entregar los dulces se venía con las manos vacías, porque en retribución nos devolvían los envases con turrones, otros dulce y algún suvenir navideño.
A pesar de los pesares, como diría mi Abuela, cuando hacia sus relatos y se refería a dificultades vividas, Navidad y los días decembrino son para venezolanas, tiempos de grata recordación, de sueños que nos traslada a muchos a la época de nuestra niñez y los recuerdos se vienen a la mente como una cinta cinematográfica placentera.
¡Corre Caballito, el niño vendrá y si se ve solo empieza a llora!
Ahora, los tiempos cambian, la tecnología nos atrapa, a lo mejor una exposición sobre nuevos celulares llama más atención que un nacimiento, pero aún así, y con todo que nos amenazan con nuevas guerras y modernismos misiles, Navidad y Diciembre, son tiempos para la fraternidad e imaginarse nuevos sueños, con la esperanza que hacia el futuro los cocuyos y no las luces de los celulares, nos alumbren el camino hacia la felicidad que todos deseamos.
¡Corre Caballito, vente de Belén, vente a Venezuela, que te quieren ver!
Ya se siente el ajetreo propio de esos días. La compra de arbolitos, que prácticamente ha sustituido al nacimiento tradicional, el colorido de las avenidas que adornan para tales fechas y las ofertas de todo tipo de luces y el corri y corri para ver donde pasaremos esos días acogedores.
Sin que a lo mejor lo queramos, la tradición nos atrapa. Empezamos a pensar sobre que regalamos a nuestros familiares, sobre todo a los niños que tienen una ternura especial por esos días y a los amigos cercanos.
Si Navidad y Diciembre, siempre estará en nuestra mentes asociada al sentimiento religioso, a todos los símbolos que la tradición nos trae a nuestros recuerdos, al frío, aunque tengamos calor, a la esperanza, aunque haya dificultades, al alegre repicar de campanas, a todo el decorado y utilería propio de esas fechas y sobre todo a algo que no podemos nunca dejar tener en nuestra vidas, la esperanza, la esperanza por un futuro mejor.
¡ Corre Caballito, ya estás en Caracas, y aunque aquí no hay liras, si, Arpa , Cuatro y Maracas!
Aquí en Venezuela, no nos cubre la nieve, como en otros países, de acuerdo a parte de la simbología de esos días, pero si la música, que nos empieza a preparar el ambiente que nos espera. Los villancicos, suenan pero no tanto como antes. La Gaita Maracucha que ya es venezolana suena y truena por todo el país, marcando la pauta y anunciándonos al ritmo del cuatro, las maracas, el furruco y el tambor, que el niño está por nacer y San Nicolás con su trineo rumbo al cielo venezolano.
Ya en Venezuela, comienza la tala de pinos o de cualquier rama seca que será adornada, en estos festivos días, buscar en el maletero las figuras de nacimiento, San José, La Virgen, La Mula y Buey, los tres reyes Magos y el Niño Jesús, que por descuido, se le quebró el brazito al guardarlo y ahora se le hace una prótesis con pega lo todo.
Todo es una actividad febril, intensa, queremos terminar lo que no hemos hecho en todo el año para no dejar nada pendiente y comenzamos a pensar en nuevas metas y nuevos propósito para el año que viene. Lo que no se hizo, ahora es cosa del pasado, nuevos tiempos vienen y con esa esperanza soñamos y nos preparamos para los que nos depara el futuro, siempre optimistas, esperando lo mejor para Venezuela. ¡CORRE CABALLITO!
¡Corre Caballito, atiende mi silbido, y llévale al niño mis buenos cumplidos!