Donde este monarca reinaba, todo era una maravilla, una felicidad absoluta, era de tal magnitud la felicidad, que traspasaba al otro lado dónde estaba la tristeza, pero la tristeza malvada se resistía a tan sublime felicidad.
Allí todo era alegría, fiestas y más fiestas; en el reino una vez al año se hacía la escogencia de los condes inoperantes porque estos solo eran títulos de adorno para alegrar las fiestas del rey. El pueblo inmenso y feliz que acompañaba al rey, -unos mil súbditos alegres- iban al lugar escogido dónde el monarca les decía que se les permitía opinar sobre la escogencia, pero no elegir, no, eso era solo un asunto divino y porque los condes inoperantes, finalmente los escogía él.
Qué felicidad tan grande se vivía!!. La gente se dirigía emocionada y hacia su cola con un sol inclemente para opinar sobre quién sería su favorito para ser conde y luego esperar al día siguiente que el rey maravilloso anunciara quiénes eran los privilegiados. Cómo ya era costumbre, la sorpresa no se hacía esperar entre la multitud de los mil apostados en la plaza mayor, quiénes veían con asombro, que ninguno de sus escogidos aparecía en el listado, oh! Desaliento, frustración y murmuración los acompañaba, porque eran otros nombres los que aparecían en el listado, algunos ni de allí eran, pero los murmuradores siempre estaban muy atentos a la reina de corazones, malévola y sigilosa, quién no aceptaba contradicciones de nadie, ya que les cortaba las cabezas de inmediato, por lo que la gente gritaba obedientemente y llenos de felicidad: está bien, lo que diga el rey!!, y otra vez, lo que diga el rey!!.
En una oportunidad y como siempre un infiltrado infeliz dijo en voz alta que allí no estaba su escogido y de inmediato apareció la reina de corazones con su fuerte voz altisonante expresando: a la guillotina!!, a la guillotina!!, que le Corten la cabeza!!, nadie podrá ir contra el rey y contra la maravillosa felicidad que nos da..
Allí radicaba la felicidad extrema, en el orden, la obediencia, la disciplina, en la lealtad ciega al rey, en la felicidad absoluta que les daba el monarca a sus fieles, el cual se vestía con un traje transparente diseñado especialmente para él que todos admiraban y donde no se podía permitir que un desordenado con mala intención, un plebeyo trasnochado infiltrado y egoísta, un criticón de los que no duermen, pudiera gritar improperios diciendo que !el rey estaba desnudo!. Éso era imperdonable, por esa razón, la reina de corazones siempre andaba alerta para mantener incólume la felicidad y estaba atenta permanentemente para gritar contra algún inoportuno; a la guillotina!!, a la guillotina, que le corten la cabeza!!.
La plebe no estaba en los planes del rey, esta sobrevivía a los alrededores de la ciudad y jamás era tomada en cuenta para las fiestas ni para la escogencia de los condes inoperantes, de hecho, no podían acercarse ni a los muros del reino por considerarlos desestabilizadores de la dicha y de la felicidad reinante. Eran como unos 10 mil plebeyos, que pululaban alrededor de dicho reino vistos como una plaga habladora y criticona, desestabilizadora, que buscaba destruir la inmensa felicidad existente, con sus habladurías en contra de aquél reino maravilloso y quién de ellos osara acercarse con sus malas intenciones para vociferar algo en contra del divino rey, de inmediato se le aparecía la reina de corazones y gritaba; que le corten la cabeza.
Esos 10mil parecían sumisos, pero no lo eran, no dormían, estaban despiertos y los despertaba el cantar de la doncella detenida en la torre del castillo que gritaba: justicia, justicia, despierten, despierten desde las alturas y los que estaban somnolientos, se despertaban de nuevo con la hermosa voz de la doncella que quería y amaba a su pueblo, pero que no habían podido cortarle la cabeza para no crear conmoción, la idea era silenciarla, pero su voz, su canto noble, siempre traspasaba las paredes de aquél encierro involuntario.
Entre los mil que seguían al rey y temían a la reina de corazones, comentaban entre sí que estos plebeyos no eran felices porque no querían, que debían arrodillarse al rey, adaptarse a la felicidad plena, cumplir con las reglas del reino, nunca contradecir al rey o a alguien cercano a él y jamás se podía decir en voz alta que el rey estaba desnudo porque eso era una ofensa, era inaceptable y desestabilizador de la felicidad existente, eso estaba prohibido, en ningún momento se debía atacar a la felicidad, destruir tanta maravilla lograda con tanto esfuerzo, no, y para éso estaba designada la reina de corazones, la cual atrapaba al infiel malvado desestabilizador y gritaba eufórica y de inmediato delante de los mil llenos de felicidad; qué le corten la cabeza!!
Había otra doncella escondida en otro sector del bosque que estaba llena de un odio ilimitado, tan igual al de sus afectos y al de la reina de corazones del rey desnudo, parecían hermanas hijas de la misma reina bruja y malvada. A ésta la seguía otro grupo de mil, era hija de la bruja ricachona y malvada, que había parido del rey oscuro poderoso del norte de la comarca y su plan estaba enmarcado en destronar al rey desnudo como fuera para obtener el poder por el poder, la ambición era desmedida, su maldad inmensa, amenazaba con matar a nobles y plebeyos por igual porque no podía tener ningún obstáculo en sus fines de acabar con el rey desnudo y entregarle al rey oscuro las riquezas del reino. El pacto con el rey oscuro era evidente, rey poderoso, el cual le daba instrucciones sobre cómo actuar y su promesa era que al cumplirse la meta de lograr la corona, éste se llevaría todas las cosechas de los plebeyos del reino en cuestión y así lograr hacer una nueva sociedad de brujos ricos donde reinara la maldad a la que llamarían la nueva felicidad. Necesitaba una nueva sociedad sin plebeyos, había que exterminarlos por ser una plaga incómoda de la cual no podían quedar raíces. Lo que no sabía la doncella malvada y ricachona desesperada por obtener el trono, era que el rey oscuro jugaba para los dos bandos, los utilizaba a los dos como a marionetas y siempre se quedaba con el que más le ofreciera.
Esta historia continuará dónde tío tigre y tío conejo aparecerán de forma protagónica en el próximo capítulo.