Chávez, el terrorista

Cuando terminó de ver el juego entre España y Alemania, John Vicente Salvatierra se puso de pie, y viendo el Guarairarepano –El Ávila– pegó su grito de guerra: “Somos grandes, y abajo la dictadura”. Había ganado España, y John Vicente estaba feliz. Aunque “en este país cuesta una bola sentirse feliz”.

Tomó su cámara y se hizo un autorretrato, con el fin de fotografiar la alegría que siente un ser humano cuando su equipo de fútbol pasa por primera vez a la final del mundial. Se hizo clic, clic, clic, y luego vio las fotos y comprobó que había rasgos de felicidad en su cara. “Con el autócrata que tenemos en el poder ningún venezolano puede ser feliz, pero esto pasa cada cuatro años, cuando hay mundial”.

Tomó el control remoto y estuvo a punto de poner en su pantalla el canal ocho, pero se contuvo, “ni de vaina, no me voy a enfermar después de tanta alegría”. Fue directo a su canal personal, Globovisión, y allí se dio un gustazo viendo a toda la jerarquía de la Iglesia cayéndole encima al Presidente porque había llamado troglodita al cardenal Urosa. Escuchó las declaraciones y “me parecen muy débiles, porque con los dictadores hay que ser bien fuertes, calificarlos como hace Teodoro Petkoff, de Atila, de Chacumbele, llamarlos por otro nombre para que se molesten y ver si dejan el poder”. Después, mientras seguía viendo las declaraciones, decía: “Aunque les digo una vaina, ustedes en la Iglesia han sido bien complacientes con este régimen, desde que se murió el cardenal Velasco dejaron la cosa así, como si uno viviera en democracia, ese cardenal Velasco sí era bueno, ese sí sabía conspirar”.

Después se levantó de su sillón Luis XVII y fue directo a la cocina. Abrió su nevera de tres puertas y sacó un Pajuí que le trajeron de Margarita, lo vio detenidamente y dijo: “Qué gran país tenemos. ¿Dónde se consigue una fruta más sabrosa que esta?” Le dio un mordisco y suspiró. Luego volvió a su sillón y tomó el control y se dijo: “Dame fuerzas, Dios, para ver el canal ocho, lo voy a ver y no me dejes caer en la tentación de seguirlo viendo”.

Pisó en el control el número ocho, cerró los ojos y escuchó: “Detenido el terrorista Francisco Chávez Abarca, en Maiquetía. El terrorista era socio de Posada Carriles y vino a ejecutar acciones para impedir las elecciones del 26 de septiembre”.

John Vicente siguió viendo el desarrollo de la noticia. Y después se dijo: “Ese es un montaje, aquí el único terrorista es Chávez, el dictador que tenemos en Miraflores que nos tiene cada día más locos”.


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Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

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