Durante el Aló, Presidente del 6 de diciembre de 2009, y según reseña
de Prensa Presidencial, Chávez “exhortó… a los mandatarios regionales a
intervenir y eliminar por completo aquellos cuerpos policiales dañados,
en las distintas localidades del país”. Éstas fueron sus palabras: “No
seamos moderados en eso, cortemos por lo sano. Si algún gobernador o
alcalde resulta que recibió la policía y se le dañó la policía a un
grado tal que sea difícil cortar por lo sano, eliminémosla completa.
Mejor es eliminarla completa”.
Sigue la nota: “Recordó el caso
específico de la policía del estado Táchira, dependiente de la
gobernación que dirige el opositor César Pérez Vivas, la cual
prácticamente se cruzó de brazos ante el asesinato de dos funcionarios
de la Guardia Nacional Bolivariana a comienzos de noviembre pasado.
‘Matan a dos compañeros de la Guardia, se llevaron los dos fusiles y la
policía (tachirense) como si no estuviera pasando nada. Eso se llama
complicidad comprobada’, dijo de manera enfática el presidente Chávez”.
“La policía del Táchira, no sé por qué no la intervinieron. Ese fue un
error del Gobierno, lo reconozco”, manifestó Chávez.
Justo dos semanas después, según nota
de VTV, “El jefe de Estado ratificó su denuncia contra el cuerpo
policial… controlado por el gobernador oposicionista César Pérez Vivas,
porque ‘su actitud es abiertamente desafiante contra la autoridad
pública… Si esa policía continúa así y hay que meter los tanques de
guerra, así lo digo, a tomar las sedes policiales, pues habrá que
hacerlo’”. Explicaba el redactor: “Recientemente los funcionarios de ese
cuerpo armado fueron cuestionados por jugar un papel inadecuado durante
los disturbios en los que perdió la vida Jesús Ramírez Bello,
estudiante de la Universidad Nacional Experimental del Táchira”.
El asesinato de Ramírez Bello se produjo el 8 de diciembre, dos días después de aquel Aló, Presidente,
en las inmediaciones de la Universidad Bolivariana en San Cristóbal,
aunque hay versiones que lo desmienten. Si así hubiera sido, es difícil
comprender actuación tan pusilánime de un cuerpo policial que ha tenido
la obligación de evitar, a toda costa, el enfrentamiento entre
estudiantes. Decir que la policía jugó “un papel inadecuado” sería
quedarse corto frente a una actuación que hasta podría presumirse
cómplice.
Pero si en tal caso las palabras faltan, ¿qué decir de
lo que le ha tocado padecer a Williams Sanguino, estudiante de la
Universidad Iberoamericana del Deporte y militante del PSUV, inculpado
por tal asesinato? Según testimonios
de sus familiares, Sanguino no sólo es inocente, sino que fue torturado
por funcionarios del CICPC y su residencia fue allanada sin orden
judicial. Además, denuncian la reiterada violación de su derecho al
debido proceso. En junio de este año fue trasladado al Helicoide, sede
de la SEBIN, donde llegó a compartir celda con el terrorista Francisco
Chávez Abarca. El pasado domingo, 15 de agosto, fue trasladado a la cárcel de Yare III.
Sin más palabras para calificar esta aberración, sólo queda preguntarse: ¿por qué no está libre Williams Sanguino?